En la cuarta audiencia por el juicio oral y público contra el ex senador José Alperovich por nueve cargos de abuso sexual, se presentó el padre de la denunciante, quien en un testimonio de casi dos horas ante el Tribunal Oral Federal 29 recordó el momento donde escuchó en boca de su hija una frase que nunca imaginó que iba a escuchar: “Papá, me violaron”.
Luego declaró la hija del ex gobernador, Sara Alperovich, quien relató que desde la denuncia de F.L. en noviembre de 2019 en la familia “estamos en una pesadilla” y aseveró que la joven, en verdad, “necesitaba llamar la atención”. También prestó declaración la ex senadora Beatriz Mirkin, ex compañera de bancada del imputado, quien aseveró que la denuncia formaba parte de una “campaña política orquestada por la oposición”.
Daniel L., médico cirujano, productor musical y docente, radicado en Tucumán, fue el primero en pasar como testigo a la sala de audiencias del tribunal, a cargo del juez Juan Ramos Padilla. Eran las 10 de la mañana. El imputado, tres veces gobernador de Tucumán, vestido con una camisa celeste de frente a una cámara, ya estaba conectado de modo virtual. Su defensa, encabezada por Augusto Garrido, tomaba unos últimos apuntes, mientras que el titular de la Fiscalía General 27 Sandro Abraldes se preparaba para iniciar las preguntas al lado de la querella conjunta de Pablo Rovatti y Carolina Cymerman.
Lo primero que dejó en claro el testigo, como padre de la presunta víctima, fue su relación familiar con el acusado. “Alperovich es primo hermano mío. Mi padre era hermano de su mamá, Marta Alperovich. Mi padre fue padrino de José Alperovich”, dijo, y agregó que con el ex mandatario mantuvo “una relación de toda la vida, de jugar juntos cuando eramos chicos”.
“No quisiera estar sentado acá, pero voy a estar siempre por ella”, dijo el testigo al hablar sobre su hija y los motivos del juicio, y subrayó: “Porque hay algo muy simple señor, no importa la edad, el no es no”.
Para la investigación penal, los abusos sobre la entonces secretaria y asistente de Alperovich ocurrieron entre el 14 de diciembre de 2017 y el 26 de marzo de 2018. Se juzgan en total tres hechos de abuso sexual -dos de ellos cometidos en tentativa- y seis sucesos de violencia sexual agravada por haber sido con acceso carnal, algunos ocurridos en San Miguel de Tucuman y Yerba Buena, en Tucumán, y otros en un departamento en el barrio porteño de Puerto Madero, cuando Alperovich -desde 2015- cumplía su tarea como senador nacional. “En todos los casos -sostuvo la acusación- mediando para su comisión intimidación, abuso de una relación de dependencia, de poder y de autoridad”.
Minutos después, ante una consulta del fiscal sobre el momento en que tomó conocimiento de los hechos, el testigo expresó: “Una mañana, no me acuerdo exactamente la fecha, mi hija me sentó en un café -en Yerba Buena-, después de haberla visto durante un tiempo prologando poco estable emocionalmente, muy delgada, me dijo ‘papá, necesito estar con vos’. Ahí me dijo ‘me pasó lo que me pasó'. Me cuesta decirlo, soy el papá. Después de ahí volví a fumar después de 5 años”.
“Papá, me acosaron. Papá, me violaron”, detalló Daniel cuando le pidieron especificar los detalles de esa charla ocurrida en 2019. “¿Cómo que te violaron, si es mi primo? Ahí le pedí que no me contara más. Ya el balazo lo tenía adentro... Ahí empezó mi lucha. Tenía dos opciones, y ustedes que son padres me van a entender. Por suerte tomé la opción más inteligente. Porque si no, hoy no estaría acá, estaría preso” añadió.
Al igual que la declaración testimonial de la madre durante la segunda audiencia del debate, el padre dio cuenta de que F.L., en la época de los abusos denunciados, “estaba destruida, había perdido 10 kilos de peso, temblaba, no dormía”. Luego expresó: “No recuerdo si me planteó la posibilidad de una denuncia, creo no haberlo escuchado en ese momento. Es algo que se fue dando”, y aclaró: “Todas las decisiones las tomó ella como adulta. Ella decidió, yo la estoy acompañando”.
Por su parte, al hablar sobre el ex senador comentó: “Yo a José lo acompañé durante muchos años, no solo como primo en el año 2003, cuando comenzó su historia política. Yo le dije que lo acompañaba porque era su primo y porque lo amaba y quería que le fuera bien. Y le fue muy bien. Después pasó el tiempo, 2010, ya no era más José: tenía otra mirada, otra postura, otra actitud. No sé, la cabeza, el poder”. Y añadió: “Si vos querés conocer a una persona, dale poder, y te vas a dar cuenta quién es. Esa psicopatía que tenía José yo no la conocía”.
Luego fue indagado acerca de un presunto contacto por parte de la familia de Alperovich tras la denuncia que hizo pública F.L. a través de una carta abierta en noviembre del 2019. Ahí afirmó que mantuvo una conversación de más de una hora con el yerno del ex senador. “Pablo está casado con una de las hijas de Alperovich. La charla fue a instancias de Pablo. Él estaba muy avergonzado. (...) Me pidió que veamos la forma de parar esta situación. Y le dije que mi hija era una mujer adulta y que yo la iba a acompañar siempre con la verdad. (...) El tiempo es el único dueño de la verdad. La única verdad es la realidad. Y la realidad era esa en ese momento. Yo voy a hacer lo que ella me pida”, contestó Daniel.
A su término, pasó a declarar Sara Alperovich, ex legisladora provincial y tercera hija de los cuatro que tuvo el ex mandatario acusado. Allí relató que trabajaba como directora de la Juventud en la Casa de Gobierno de Tucumán cuando la joven F.L., que cumplía funciones en el Ministerio de Defensa y Justicia como planta permanente, se acercó a presentarse y a pedirle trabajo. Hasta entonces solo la conocía de nombre, ya que Alperovich tenía una relación “como de hermanos” con su papá.
Al hablar de las tareas que llegó a realizar la joven para su padre, la segunda testigo del día señaló que “ella quedó como secretaria y como persona de confianza”. “Manejaba absolutamente todo, armaba la agenda semanal. Llamaba a los candidatos para que vengan para las reuniones. Organizaba la logística de la campaña. Muchas veces nos íbamos tanto al interior como a la capital de la provincia”, abundó en referencia a la campaña electoral con la que Alperovich intentó recuperar en 2019 la gobernación de Tucumán, donde salió cuarto en la elección que ganó Juan Manzur.
A su vez comentó: “Entre F.L. y mi papa había muy buena relación, mucha confianza. Hablaban mucho. Yo estuve presente en muchas conversaciones que me parecían raras: ella le contaba muchísimas intimidades de su familia, cosas feas que le pasaban, de sus relaciones sexuales. Nunca vi una actitud de mi papá hacia ella con connotaciones sexuales. Para nada”.
La denunciante trabajó para Alperovich desde 2017 hasta el 24 de mayo de 2019, cuando presentó su renuncia. Según afirmó Sara Alperovich, durante ese tiempo llegaron a forjar entre las dos una relación de amistad, al punto en que la joven comenzó a contarle sobre una pareja que le ejercía violencia de género. “Yo estaba preocupada por F.L., le dije que si seguía con él se iba a seguir enfermando. Le dije que tenía que hacer terapia, que a mí me había pasado lo mismo...Ella cada vez se veía más flaca”, y agregó: “desde febrero -de 2019- hasta que renunció -la denunciante- estaba muy mal y yo sabía que era por la violencia de género y el maltrato de esa persona hacia ella”.
“¿Cómo se enteró de la versión de los abusos?”, le preguntó el fiscal Abralde. “Nosotros ya habíamos perdido las elecciones. En noviembre es cuando ella denuncia, oh casualidad, el mismo día de la no violencia contra la mujer. Fue todo una gran campaña contra nosotros. Necesitaba llamar la atención”, respondió la ex legisladora provincial.
Por su parte, como tercera testigo de la jornada llevada a cabo en los tribunales de la calle Paraguay al 1500, se presentó la ex senadora del Partido Justicialista Beatriz Mirkin, ex compañera de bancada de Alperovich desde 2015 hasta fines de 2019, cuando el imputado pidió una licencia en la Cámara Alta del Congreso tras el escándalo generado por la denuncia pública de la joven.
En términos tajantes, y luego de repasar su ligazón con las temáticas feministas y de comentar su vínculo con Alperovich como “jefe político” de su espacio, Mirkin aseveró: “No me cabe ninguna duda de que esto fue una campaña orquestada para afectar política y personalmente, no solamente a Alperovich, que lo mataron, sino a mí”. Y abundó: “No tengo dudas, aunque no lo pueda demostrar: hubo una campaña política de la oposición en cabeza de Carlos Cisneros -actualmente diputado nacional-”.
Por último, pasó a declarar S.R., quien formó parte del equipo de comunicación como camarógrafa en la campaña electoral de Alperovich, donde coincidió con la denunciante, a quien definió como una “gran laburante” que le “llevaba la agenda” al ex mandatario. Allí comentó que una de sus tareas para generar contenido publicitario era filmar al imputado en contacto con distintas personas. Y según expresó, una vez tuvo que pedir que el ex senador comenzara “a mirar a los ojos a las mujeres” ya que “se notaba que las miraba de pies a cabeza y era muy evidente”.
“Creo que era parte de su personalidad”, explicó, y precisó: “era como una radiografía que él hacía: les miraba la boca, el pecho y después los ojos”.
En otra instancia de su declaración, la última testigo de la jornada relató dos episodios laborales vividos con Alperovich que la incomodaron. Contó que un día, de la nada, Alperovich se acercó a ella y le preguntó: “¿Cuándo me vas a dar bola? Tengo una casa en la montaña para que vayamos”. Luego aclaró: “Me lo dijo medio en broma, medio en serio, pero todo su entorno se rió como legitimándolo (...). Lo que él decía era palabra santa. A partir de ahí empecé a evitarlo”.
El otro suceso ocurrió en el día de su cumpleaños, también en plena jornada laboral, donde Alperovich entró al lugar donde ella estaba junto a otra gente y dijo abiertamente: “Tengo ganas de hacer el amor con una cumpleañera”.
El juicio se extenderá por varios meses, con un listado de declarantes que contempla más de 80 personas. La próxima audiencia tendrá lugar el próximo lunes a las 10 de la mañana.