Un perro atacó a un chico, identificaron al animal por Google Maps y denunciaron al dueño: la Justicia desestimó el caso

Ocurrió en la localidad de Castelar, partido de Morón, donde el menor recibió una mordedura en la cabeza mientras cruzaba la calle

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Una mujer cuyo hijo fue agredido por un perro fue a la Justicia para demandar al presunto dueño (Foto ilustrativa: iStock)
Una mujer cuyo hijo fue agredido por un perro fue a la Justicia para demandar al presunto dueño (Foto ilustrativa: iStock)

Una mujer denunció que el perro de un vecino de la localidad de Castelar atacó a su hijo y le provocó un tajo profundo en el cuero cabelludo. Llevó el caso a la Justicia civil para exigirle al presunto dueño del animal el pago de una indemnización por daños y perjuicios. Para acreditar los hechos, aportó imágenes de Google Maps con el fin de identificar al perro del demandado. Sin embargo, para la Cámara Civil y Comercial de Morón las fotografías no alcanzaron a comprobar su postura y, de ese modo, resolvió desestimar la demanda.

De acuerdo al fallo que publicó este lunes Diario Judicial, la demandante recurrió a los estrados para obtener una compensación dineraria por la agresión de un perro “de propiedad del demandado”. En su denuncia, la mujer había relatado que “el día 8 de marzo del año 2015 (...) en circunstancias en que me encontraba caminando junto a mi hijo, D.R.M.S, cuando al llegar a las arterias de José Bonifacio y Gastón Jarry, Localidad de Castelar, Partido de Morón, (...) observo que un perro propiedad del demandado se abalanza sobre mi hijo y comienza a morderlo de forma reiterada ocasionándole un tajo profundo en el cuero cabelludo”.

“Que ante tal escenario -continuó la reclamante- procedo a llevar al menor al Hospital de Morón donde recibió asistencia médica. Asimismo se recurrió a Zoonosis del Partido de Morón a denunciar lo ocurrido”.

Al contestar la demanda, el vecino opuso una “falta de legitimación pasiva” amparada en la falta de elementos para comprobar que en verdad él era el dueño del perro atacante, al que la madre del chico agredido había descrito en su prueba testimonial como de color negro y “medio marmoladito” en la panza, flaco, alto y como una suerte de cruza con dóberman.

El Juzgado de primera instancia en lo Civil y Comercial 1, encargado del proceso, resolvió rechazar la demanda por la falta de identificación del animal y su ligazón con el supuesto propietario demandado. Frente a esta novedad, la demandante interpuso un recurso de apelación que recayó en la Sala II de la Cámara de Apelaciones Civil y Comercial de Morón, integrada por los jueces José Luis Gallo y Andres Lucio Cunto.

Para los testigos que aportó la demandante, el perro agresor era una cruza de la raza dóberman (Shutterstock.com)
Para los testigos que aportó la demandante, el perro agresor era una cruza de la raza dóberman (Shutterstock.com)

Al expresar su voto, el juez Cunto describió los antedentes del caso y afirmó que “el reclamo derivado de la mordedura de un perro” había atravesado la etapa probatoria del juicio “sin mayores datos de cuál sería ese perro”. “Por cierto, los errores en la afirmación inicial -de la demanda- no pueden, luego, subsanarse con la prueba. Porque la prueba es confirmación de lo afirmado y no investigación de lo sucedido”, explicó.

Durante el juicio, dos testigos avalaron la versión de la demandante. “Fue un día de muchos nervios. El nene cayó con la carita en el asfalto, le sangraba la nariz, le agarró de la cabecita atrás y tenía el cuero cabelludo colgando”, dijo uno al hablar del ataque del animal, y agregó: “El perro es de los vecinos de la esquina”. El otro contó cómo vio la escena desde la vereda de su casa: “-la madre- venía de la otra cuadra del frente, ayudando a cruzar al nene, teniéndolo, (...) veo que está cruzando el nene la calle, con la madre atrás, y el perro se le acerca y lo ataca, le agarra la cabeza y lo lastima. Lo sé porque lo vi, lo presencié“.

Ambos testimonios ofrecidos por la demandante indicaron que el perro que mordió al niño era negro y propiedad del demandado. Sin embargo, otros tres testigos declararon que la cuadra donde sucedió el ataque “está llena de perros”. A su vez dieron cuenta de la existencia de un perro marrón “muy agresivo” que suele andar suelto por la cuadra.

“Como se ve -redactó el juez Cunto-, se trata de una situación probatoria compleja, con un aporte testimonial algo endeble, por las razones que he expuesto (...), que incluso se contextualiza con las falencias del escrito inicial a la hora de identificar al perro”. Y añadió: “llegado este punto, cobra relevancia el informe que brinda el municipio local, especialmente cuando (...) se lee con claridad que al describirse al perro agresor no se indica que el mismo fuera negro, sino marrón”.

Para finalizar su exposición, el juez abordó la prueba documental que brindó la denunciante con fotografías extraídas de la aplicación Google Maps. Al respecto, advirtió que las imágenes de Street View contaban con “distintas fechas” y apuntaban a demostrar “la existencia de un perro en dichas fotos, que sería el perro que refieren las testigos M. y G. Es decir, no se busca usar Maps o Street View para demostrar la situación de calles o cosas estáticas, sino algo dinámico y vivo, como la existencia de un perro”, expresó.

En ese marco, analizó los tres links con imágenes de Google Street View aportados por la mujer. Uno tenía una foto de agosto de 2023 donde se pudo ver a un perro negro en la casa del demandado, en Castelar. La imagen del segundo link databa de mayo de 2021 y mostraba al perro en el mismo lugar. Sin embargo, en el tercer enlace, de marzo de 2019, el perro ya no se ve.

Ante estos elementos, el juez dijo: “Recordemos que aquí estamos hablando de un hecho que aconteció en Marzo de 2015 y que el perro del demandado no se había individualizado, correctamente, al entablarse la demanda”. Y señaló: “aun cuando -en pleno favor de la parte actora capitalizáramos esta prueba (por considerarla documental posterior al inicio de la demanda, tomando las fotos de 2021) lo cierto es que nos aportan muy poco, porque no sabemos si el perro que allí se ve estaba también allí en 2015 y, en definitiva, tampoco podemos saber, con el grado de evidencia necesario, que ese perro hubiera sido el que, efectivamente, mordió al niño (...)”.

“En suma -cerró el magistrado- las testigos (relacionadas con la parte actora) nos hablan de la mordedura por parte de un perro negro y al denunciar en zoonosis se hizo referencia a un perro marrón e, incluso, tres testigos (con mayor ajenidad a las partes) también nos han hablado de un perro marrón agresivo y violento (...). Todo lo cual se corona con el déficit en la identificación del perro supuestamente agresor al momento de entablar la demanda”.

Así las cosas, el juez Cunto, con la adhesión de su colega Gallo, votó por confirmar la sentencia de primera instancia y, de ese modo, la Cámara de Morón rechazó la demanda como consecuencia de que “la parte actora no ha logrado demostrar, suficientemente, que haya sido el perro del demandado el que agredió al niño”.

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