Los ánimos están alterados y los tribunales no son la excepción. Imputados a los gritos en pasillos o empleados maltratados en tribunales de familia parecen escenas corrientes. Pero esta vez el protagonista de la gresca fue un abogado que quedó al borde del juicio: lo acusan de haber destrozado la mesa de entrada del juzgado civil en donde llevaba una causa, en medio de una discusión con la secretaria del tribunal. Cuando lo llamaron a indagatoria, dijo que era inocente y que él no rompió la mampara de acrílico del juzgado. Sin embargo, las fotos del mostrador, los testimonios de los empleados y una contusión en su mano derecha terminaron perjudicándolo.
Según se desprende del fallo al que accedió Infobae, el hecho tuvo lugar el 24 de agosto, en los tribunales civiles que funcionan en el edificio de la avenida Inmigrantes 1950, en Retiro. Un abogado se hizo presente en el juzgado en lo Civil n° 35 y pidió reunirse con una de las secretarias del tribunal: era el abogado de un expediente que tramitaba ahí. Desde el juzgado le dijeron que no iba a ser atendido en forma privada. Se lo dijo la secretaria y otros empleados.
“Mientras mantenía la conversación, comenzó a aumentar su estado de furia, elevando su tono de voz y refiriendo insultos contra los presentes -relató el fallo- En ese contexto, propinó un golpe de puño contra la mampara de acrílico que separa al personal judicial del público, la cual resultó destruida”. En el expediente se exhibieron las fotografías de la mesa de entradas y también se tomaron testimonios a los empleados.
“Los relatos de los testigos dan cuenta que el encausado ya había concurrido a ese Juzgado en reiteradas ocasiones, que en las audiencias celebradas en el marco del juicio que promueve también generó incidentes y que ya había tenido actitudes agresivas” hacia la secretaria, señaló la Cámara Federal, al revisar el procesamiento que dictó la jueza María Eugenia Capuchetti y que había sido apelado por la defensa.
Una reunión frustrada, gritos y golpes
Según se desprende de ese fallo, la funcionaria estaba en su despacho cuando le fueron a avisar que el abogado la buscaba para “tener una conversación en privado con ella”. “Dicha conducta había sido reiterada en varias ocasiones”, declaró. Cuando le avisaron que no iba a ser recibido a solas, el abogado “se exasperó, comenzó a levantar la voz y le preguntó para qué necesitaba testigos si él quería hablar a solas”, detalló. Al parecer el abogado quería cambiar la fecha de conciliación y advertía que “si el juicio no se arregla la semana que viene entonces ello iba a implicar el fin para todos los empleados del juzgado 35″.
El abogado “comenzó a insultarla, diciendo ‘que era una boluda, que el fuero penal era corrupto, que el juzgado estaba entongado porque seguía una directiva de Macri y ahora de Milei’ y que el juez que llevó el caso (ya jubilado) “era un corrupto y que él sabía todo porque tiene una fuente que le informa, que todos éramos pelotudos e hijos de puta”. “Tan exaltado estaba que rompió la mampara de acrílico colocada en la Mesa de Entradas del tribunal en época de la pandemia. A los gritos le dijo que él no podía trabajar por la corrupción del Poder Judicial mientras que la secretaria sí podía hacerlo”, declaró la funcionaria en la causa.
Otro de los empleados del tribunal confirmó el escenario. “En anteriores ocasiones había tenido actitudes agresivas con ella”, afirmó. Y ese día, tras la negativa a ser recibido en privado, el abogado comenzó a gritar “que se iba a terminar todo”. Cuando un compañero suyo le pidió que se retirara, el abogado respondió: “a vos qué te pasa, forro”. En ese momento empezó a golpear con el puño la mampara acrílica que se encontraba colocada en la mesa de entradas”. El jefe de policial del edificio lo terminó demorando.
La versión del abogado
En la indagatoria, el abogado negó los hechos y pidió su sobreseimiento. Dijo que “la rotura del acrílico fue una cuestión totalmente accidental y que, si bien existió una discusión, no hubo intención alguna de causar el daño”. “En un momento dado en que giré en dirección hacia la puerta para retirarme del juzgado, encontrándome junto a la mesa de entradas, repentinamente vi que apareció del otro lado de la misma un empleado del juzgado, quien a los gritos y con la cara totalmente desencajada muy velozmente se me acercó, y creyendo yo erróneamente que se abalanzaría sobre mí instintivamente estiré mi brazo derecho con intención de frenarlo para protegerme, sin notar que en dicho extremo de la mesa existía aún colocado un acrílico transparente de la época del Covid 19, del cual no me había percatado”, afirmó.
Según dijo, “al estirar el brazo sin querer lo empujé y golpeé accidentalmente, quebrándose el mismo en su base, dado que se encontraba fijado con tornillos a la mesa”. El abogado insistió en que no existió intención alguna de causar daño y ofreció pagar los costos del arreglo.
Más tarde, en su escrito, agregó: “de haber incurrido en un error tipográfico involuntario que podría dar lugar a una mala interpretación sobre cómo ocurrieron los hechos realmente, quiero aclarar y rectificar lo siguiente: Donde dice “... al estirar el brazo sin querer la empujé y golpeé accidentalmente…”, refiriéndome a la mampara que sin intención de mi parte resultó dañada, quise poner y debe leerse: “...al estirar el brazo sin querer la empujé / golpeé accidentalmente...”, dado que solo una única vez hice contacto físico con dicha mampara”.
El procesamiento
Para la Cámara Federal, “resultan suficientes para tener por acreditado, con el grado de probabilidad exigido para la etapa que se transita, su responsabilidad en orden al hecho que se le imputa” “Si bien el imputado intentó sostener su falta de intención de provocar la rotura, esa versión resulta desvirtuada a la luz de los testimonios ya apuntados que coinciden en describir un comportamiento agresivo de su parte que desencadenó el hecho en ciernes”.
“Además, no debe perderse de vista que los empleados refirieron que no era la primera vez que se mostraba exaltado cuando concurría al Tribunal”, resaltaron los jueces Martín Irurzun, Eduardo Farah y Roberto Boico cuando confirmaron su procesamiento. El abogado, además, presentaba una lesión contusa por golpe o choque contra una superficie dura en su mano derecha de reciente data, señaló el fallo.
El artículo 183 del Código Penal castiga con hasta un año de prisión al que “destruyere, inutilizare, hiciere desaparecer o de cualquier modo dañare una cosa mueble o inmueble o un animal, total o parcialmente ajeno, siempre que el hecho no constituya otro delito más severamente penado”. Pero la figura quedó agravada por el inciso 5 del artículo 184, que fija hasta cuatro años de prisión, porque ocurrió en un edificio público. Por ese delito, deberá ahora dar cuenta el abogado. El juzgado dio por cerrada la instrucción y corrió vista a la fiscalía para elevar la causa a juicio.