La jueza María Eugenia Capuchetti ordenó este lunes la inmediata libertad de un profesor de ping pong de origen sirio-colombiano, un peluquero y un falso agente de inteligencia, que estaban detenidos acusados de integrar una célula terrorista que planeaba cometer un atentado contra la comunidad judía en la Argentina. La magistrada dispuso la falta de mérito de los sospechosos y les prohibió la salida del país. Las medidas de prueba realizadas hasta el momento “no permiten tener por probado” que tengan vinculación con un posible ataque terrorista, revelaron a Infobae fuentes judiciales.
Así, la jueza dispuso liberar a Naem Chatay Chassan, que había sido arrestado el 30 de diciembre en el aeropuerto apenas llegó al país; a Ramón Alberto Domínguez, un peluquero que dos meses antes de ser detenido había denunciado un intento de estafa a través de la llegada de un paquete; y a Juan Manuel Ledesma, un misterioso personaje apodado El Rubio que decía ser un agente inorgánico de la Embajada de Estados Unidos, -algo que fue rápidamente desmentido- y tenía una credencial de periodista. Precisamente, fue Ledesma quien dio el dato que unía al sirio-colombiano que llegaba al país, con el peluquero con el que solía cortarse el pelo y que, según sabía, iba a recibir un paquete de 35 kilos desde Yemen, algo que tampoco sucedió. “Lo armé mentalmente”, dijo en su indagatoria, según reveló ayer este medio.
“Considero que el cuadro probatorio incorporado a las presentes actuaciones vinculado a la participación de Chassan, Domínguez y Ledesma en el hecho que les fuera imputado resulta, de momento insuficiente”, afirmó la jueza en el fallo al que accedió Infobae. Los acusaron de “integrar una asociación criminal trasnacional de existencia ininterrumpida en el tiempo que se dedica a la organización y perpetración de atentados terroristas. Esta organización registraría actividades en distintos países de la región, en particular en Colombia, desde donde se habría organizado la perpetración de un ataque -presumiblemente con explosivos- a un inmueble (…) vinculado a la comunidad judía”.
“De momento, no se ha incorporado elemento de prueba que permita corroborar la hipótesis investigada y que formó parte de la imputación -dijo Capuchetti-. La situación de los nombrados plantea una serie de interrogantes que aún deben esclarecerse para dictar una resolución conclusiva” sobre si procesarlos o sobreseerlos. Es que el juzgado corroboró que no existió un paquete que llegara de Yemen, que del análisis de los dispositivos no aparecía ningún elemento que los vinculara a un atentado y la Embajada de Estados Unidos, vía Homeland, comunicó que no tenían información sobre ninguno de los tres imputados.
Cómo empezó el caso
El 28 de diciembre de 2023 personal de seguridad de la Embajada de Israel recibió un llamado que expresó haber recibido información de la Policía de Colombia, afirmando que una persona de nombre ‘Naem Chatay Chassan’ junto a otra de nombre ‘Mohammed Hassam’ y un tercero de nacionalidad libanesa, ingresarían al país en los días siguientes y que se dedicarían a organizar actividades terroristas”. El agente pidió declarar bajo reserva de identidad. Y no quiso dar detalles del agente colombiano que le había pasado esta información clave. El caso fue instruido inicialmente por la jueza María Servini.
Al día siguiente, Ledesma se presentó ante los investigadores de la DUIA: se presentó como ‘el Rubio’ e indicó falsamente ser un agente inorgánico de la Embajada de Estados Unidos de América. Ahí dijo que ingresaría al país una personal de nombre ‘Chasan’ que sería de origen sirio con nacionalidad colombiana e ingresaría una encomienda de 35 kilogramos provenientes de Yemen y despachada por otro medio, la cual sería entregada en Avenida Rivadavia 919 de CABA, por Ramón Alberto Domínguez quien trabajaba en una peluquería ubicada en dicho domicilio”. Allanaron la peluquería y supieron que Ledesma se cortaba ahí el pelo y que Domínguez iba a recibir un paquete pero después avisó que negaran conocerlo si preguntaban por él.
Ese mismo día, se recibió un llamado anónimo al 911 diciendo que “una persona llamada Chasan, que sería muy peligrosa, estaría preparando un atentado terrorista, para lo cual se habría hecho mandar un paquete de 35 kilos de explosivos desde Yemen...”.
La jueza Servini ordenó las detenciones. La información se hizo pública a través de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, que dio detalles del operativo sobre una supuesta célula terrorista que planeaba un atentado cerca de la Embajada de Israel.
Tanto Chassan como Domínguez negaron las acusaciones: afirmaron que no sabían por qué los estaban acusando. “Tengo 68 años. Por mi madre no puedo creer estar involucrado en esto”, dijo el sirio. “Yo no tengo nada que ver con este caso. Fui una víctima”, afirmó el peluquero. Ledesma, en tanto, admitió que él “armó mentalmente” la conexión entre el dato que le habían pasado del sirio-colombiano que vendría a la Argentina, y el peluquero que iba a recibir el paquete de Yemen. “Me resultó curioso que llegara un paquete de Yemen. Conozco la zona, trabajé ahí -subrayó-. Y que estuviera llegando una persona de Siria se me hacía raro. Armé mentalmente la cuestión: viene un sirio con problemas con Israel y un paquete de Yemen que le está tirando misiles a Israel”, dijo ante Servini. El caso pasó a manos de la jueza Capuchetti.
El análisis de los teléfonos
Capuchetti urgió el análisis de los teléfonos de los detenidos. En el teléfono de Chassan, la PSA hizo una búsqueda de palabras claves: “bomba”, “ataque”, “terrorismo”, “terrorista”, “explosivo”, “atentado”, “explosión”, “Amia”, “detonación, “embajada”, “Israel”, “judío”, “Yemen”. “No aparecieron archivos que revistan importancia”, se determinó. La DUIA, por su parte, reportó que sus diálogos estaban relacionados al tenis de mesa.
Encontraron una conversación en árabe, a la que no se le dio importancia. “Si bien denota una inclinación a la cultura árabe, no se observa presencia de contenido religioso ni fundamentalismo islámico, ni posibles vinculaciones con organizaciones terroristas”, se indicó. Tampoco hay vínculos con Ledesma o Domínguez. De las más de 62 mil imágenes tampoco aparecían elementos de interés en torno a la hipótesis de la investigación, señaló el informe.
Del teléfono de Domínguez, en tanto, también se estableció que “no se obtuvieron registros que guarden relación con hechos de terrorismo”. Lo que encontraron fue el formulario para denunciar la estafa: le pedían 900 dólares para ingresar al país una encomienda. Le hablaron vía Facebook utilizando un alias y diciendo que “se encontraría en Yemen”. El juzgado certificó que la denuncia está radicada en la fiscalía 4 de Avellaneda.
La estafa había empezado, según confirmó el análisis del teléfono y que detalla la resolución, cuando entabló una “relación online con una supuesta soldado estadounidense que prestaba servicio en Yemen”, que le pidió si puede recibir un dinero, que tenía que abonar un importe por temas de aduana, y en donde finalmente le exigieron el pago de los 900 dólares si quería recibir el paquete porque ya había intervenido la PSA.
Como Domínguez no le contestaba, lo empezaron a apurar porque iba a perder su paquete. Y le dijeron que como había dado su domicilio, si no pagaba, iba a tener problemas con la policía. “Domínguez quien ya había consultado con otro contacto sobre la situación dado que había comenzado a sospechar bloquea a la supuesta empresa de mensajería”, dice el análisis policial. Y unas horas después le escribió a la peluquera para que no recibiera nada.
Sobre los teléfonos de Ledesma, que lo hizo la Prefectura, se determinó que “existen elementos para concluir que tuvo acceso a información prevista por el personal del hotel España sobre la llegada de un ciudadano colombiano, nacido en Siria a fines de diciembre del 2023, lo cual llama su atención y supone actividades vinculadas al lavado de activos proveniente del narcotráfico, dado que anteriormente poseía nacionalidad venezolana. Atento a eso procede a investigar por su cuenta”. “Esa información es unida con otra, la que habría suministrado personal de la peluquería” sobre un paquete desde Yemen de 35 kilos destinado a Domínguez, a quien Ledesma “conocía por cortarse el cabello en el mismo lugar”. “Ledesma concluye con toda esa información que el ciudadano sirio nacionalizado colombiano y un paquete proveniente de Yemen que llegaba a la peluquería cercana al hotel donde se hospedaba daban cuenta de un posible atentado terrorista, sumado a la corta distancia” en que se encontraba la Embajada de Israel, detalló la investigación.
Los testigos
En la causa también declaró Gustavo Pardo Reimondez, el encargado del hotel España que confirmó que efectivamente le hicieron una reserva a nombre de Chassan vía Whatsapp a través de una tercera persona, con el pasaporte escaneado de futuro huésped. El hotelero también corroboró que le había pasado este dato a Ledesma, “porque él era periodista y cronista en temas internacionales e investigaciones”. Entonces le envió los datos del viajante, con la foto del pasaporte y el contacto de esa tercera persona.
Otra de las que declaró fue la dueña de la peluquería Rubí, donde Ledesma se cortaba el pelo y donde había trabajado Domínguez. Confirmó que el peluquero le pidió si podía recibir una encomienda en el local a fines de octubre porque en su casa no había nadie para hacerlo, e incluso le mandó la foto del paquete y el comprobante, pero después el propio Domínguez le dijo que no recibiera nada y que si preguntaban por él dijera no conocerlo. Incluso que borrara la foto que le había mandado. Le explicó que estaban hackeando informaciones y que había hecho la denuncia. Ella le dijo que no fuera más a trabajar. En su segunda testimonial confirmó que la fotografía del paquete se la mandó a Ledesma. “En ese momento, Ledesma agarró su teléfono, miró el recibo y le dio que podía venir del terrorismo, que eran 35 kilos que se lo mande y que lo iba a investigar”, dijo la mujer.
Durante el fin de semana, la jueza también llamó a declarar a un amigo de Chassan, de nacionalidad venezolana, que vive en la Argentina. Lo conocía porque había sido su instructor de ping pong en aquel país y cuando vino de visita a Buenos Aires se encontraron.
“En ese momento me pareció el clásico árabe, amarrete, que no le gusta gastar plata. Todo le parecía caro. Era una quejadera de precios”, contó. Pero quedó enamorado de Argentina y quería vivir aquí. Y que venía al pais para fin de 2023. Le pidió ayuda para encontrar un hotel, pero “todo le parecía caro”. “La única zona que tiene menor precio (de 400 dólares) es la que está por el Obelisco o Plaza Congreso. Es lo más barato”. Fue así que llegó a elegir, junto al amigo de Colombia Carlos Bohorquez, el hotel Gran España, donde iba a parar, a pocas cuadras de la sede de la Embajada de Israel, ubicada en Avenida de Mayo al 700, según pudo saber Infobae.
La resolución. A la hora de evaluar todas las pruebas, la jueza sostuvo este lunes: “más allá de las circunstancias aludidas, las distintas medidas de prueba realizadas hasta el momento, en especial del análisis de los dispositivos, no permiten tener por probado que Chassan, Domínguez y Ledesma tengan vinculación con el hecho que les fuera imputado”.
“No se pudo corroborar la existencia de la supuesta encomienda que iba a llegar al país y que fuera aludida en la información que dio inicio a esta investigación. Recuérdese que cuando Chassan arribó a Argentina no le fueron secuestrados elementos explosivos (...) Por otra parte ningún sistema de distribución de correo al país asoció la existencia de un paquete a nombre de este sujeto ni con el envío al hotel que se detalló. A esto último se suma que, según la información recabada, los paquetes mayores a 10 kilos no se envían a domicilio, sino que permanecen en el centro de distribución para su retiro”, dijo la jueza. Pero además, del análisis de la DUIA de la PFA, “la información contenida de la encomienda de Yemen arrojó resultado negativo al insertar el numero de envío/seguimiento en la base de datos del correo”. Es decir: no existía.
La jueza subrayó: “en el caso debe ponderarse lo manifestado por Ledesma en su declaración indagatoria” en torno a que él “habría unido mentalmente” el dato de la llegada del sirio-colombiano con el paquete que iba a recibirse en la peluquería desde Yemen para “vincularlas a un posible atentado”. Ese supuesto paquete “resulto ser el único elemento que vinculó” a Domínguez y Chassan, quienes nunca hablaron entre sí, según surge de sus teléfonos. “Tampoco arribaron al país las otras dos personas que iban a acompañar a Chassan y que fueron mencionadas en la denuncia”, dijo la jueza, que firmó las faltas de mérito y ordenó profundizar las diligencias que faltan.