Una testigo de identidad reservada declaró este miércoles ante el tribunal oral que debe esclarecer la muerte del hijo de Fredy Storani y su mamá, cuando el acusado manejaba una lancha que los embistió de madrugada. “Era un desquiciado”, afirmó la mujer, que era amiga de la pareja de Pablo Torres Lacal (55), único imputado en la causa. Aunque no estuvo presente en el momento de los hechos, su testimonio sirvió para reconstruir la conducta del acusado a bordo de su lancha, en la que ella “nunca viajaría” por miedo a su forma de timonear.
La tercera audiencia del juicio oral por las muertes de Manuel Storani, su madre Ángeles Bruzzone y Francisco Gotti, un amigo de Lacal, trajo declaraciones que rodearon en torno al perfil del acusado por triple homicidio con dolo eventual. Su novia, por caso, admitió que no le gustaba “la velocidad con que manejaba” al momento de salir al río con su Shark II con motor fuera de borda. Una velocidad como reflejo de una personalidad, que intentó ser delineada durante los distintos testimonios que se desarrollaron en los Tribunales del centro de San Isidro, donde testigos de la defensa también intervinieron.
Eran las 14:10 cuando compareció al Tribunal Oral en lo Criminal una testigo de identidad reservada oriunda del interior de la provincia de Buenos Aires. Era una amiga de la mujer del imputado -proveniente de la misma zona de la provincia- que decidió declarar porque sintió el “deber” de hacerlo tras observar en los medios de comunicación la consecuencia del accidente en el canal Vinculación de Tigre. Quiso hacerlo sin develar su nombre por “temor” a la reacción de Torres Lacal. En ese marco fue que expuso frente a los jueces y las partes sin público presente y con el acusado en una sala contigua.
Según pudo reconstruir Infobae en base a distintas fuentes judiciales, la mujer habló durante más de una hora ante los magistrados Sebastián Hipólito Urquijo, Alberto Ortolani y Gonzalo Aquino. Frente a ellos afirmó que Torres Lacal tenía problemas con el alcohol y que sabía que antes del choque había estado bebiendo en un asado de su empresa dedicada a la importación de objetos de decoración. Esto último lo supo gracias a su amiga, la novia del imputado, quien le comentó que unas horas antes de la tragedia en el Delta Torres Lacal la había llamado por teléfono y casi no había podido comunicarse de lo alcoholizado que estaba.
“Es un desquiciado”, dijo la testigo de identidad reservada respecto a la relación del imputado con el alcohol. A su vez comentó su gusto por la velocidad al volante, tanto náutico como del auto, y en esa línea expresó: “nunca me subiría a una lancha manejada por Torres Lacal. Tengo miedo de cómo maneja. Incluso Florencia Ulla -su pareja- me confesó que tampoco lo haría”. En ese marco, minutos más tarde y en una declaración testimonial sucesiva, la novia del imputado reconoció que en alguna oportunidad vio que Torres Lacal andaba “más rápido de lo permitido”. También dijo que a ella no le gustaba “salir a navegar de noche” y que en cierta ocasión salió con él y “no me gustó por la velocidad con que manejaba”.
Por otro lado, la testigo reservada dejó planteada una inquietud con relación al testeo de alcoholemia posterior a la tragedia. Así es que contó lo “raro” que le pareció que al imputado “le haya dado cero” de alcohol en sangre luego de ese evento laboral previo al incidente. Esto lo comentó con otra amiga del interior, quien le afirmó y le reiteró que los estudios de sangre “los habían manipulado” para evitar un dosaje positivo.
Andrea Torres Lacal, la hermana mayor de cuatro hermanos, médica gastroenteróloga del Hospital Italiano donde fue trasladado el acusado después de la colisión -primero estuvo unas horas en un hospital de la localidad de Pacheco-, también se presentó ante el Tribunal este miércoles por la mañana. En esa instancia declaró que la primera vez que lo vio a su hermano luego del choque lo encontró en una camilla de un “hospital público muy precario”. “Estaba todo lleno de vidrios, todo impactado y lleno de sangre en la cara. Tenía coágulos en la cabeza. Y en el lugar no tenían tomógrafo, señaló. Además agregó: No le hicieron ningún estudio de alcoholemia en Pacheco. Ni de sangre ni de nada”.
Según declaró, a las horas se decidió su traslado al hospital donde ella presta servicios. El imputado sufrió golpes en la cara y en las manos y permaneció en ese lugar entre 7 y 10 días, donde “Pablo nunca estuvo inconsciente, pero sí estuporoso: se dormía y se despertaba. Salió de ahí con tratamiento psiquiátrico, neurológico y traumatológico”.
“No se acordaba absolutamente de nada del accidente”, contestó Andrea a una de las preguntas del interrogatorio. “Mucho no le hablo del tema. Las pocas veces que lo hemos hablado se pone muy mal. Llora. No es un tema que entre hermanos sea trascendente”, añadió.
Luego, al responder sobre la personalidad de Torres Lacal antes y después del hecho, dijo: “Era una persona alegre, activa y extrovertida. Ahora le quedó un dejo de tristeza en su andar. No es una persona agresiva, su actitud es proactiva, siempre va para adelante. Nunca se haría daño a sí mismo”. “Los medios dicen un montón de cosas horribles de él con las que yo no estoy de acuerdo”, concluyó.
Esos o similares rasgos intentó describir otro testigo amigo del timonel de la lancha Shark II con motor fuera de borda, que luego del choque esa madrugada del 31 de marzo de 2016 contra la Mad II, timoneada por Lucas Sorrentini, terminó 30 metros tierra adentro por la velocidad del golpe. “Nos conocimos jugando al futbol y después construimos un vínculo profesional comercial”, dijo al comenzar su relato Marcelo Del Torto.
“Yo soy arquitecto y Pablo tiene una empresa importadora de muebles y objetos del sudeste asiático. Nuestra relación fue siempre muy cordial. Yo le diseñé su casa en Don Torcuato. Conmigo nunca se mostró agresivo ni insensible. Al revés, era empático: lo digo por la relación que tiene con la gente con la que trabaja él”, siguió el testigo en su declaratoria durante el tercer día del juicio oral.
A su término, Del Torto expuso que nunca le preguntó “directamente” del hecho a Lacal porque “se largaba a llorar espontáneamente”. En ese sentido afirmó: “Emocionalmente a él lo modificó. Pablo tenía un espíritu jovial, extrovertido, fuerte. Después se fueron diluyendo esas características estructurantes de su personalidad, hasta entrar en situaciones de profunda melancolía”. Y cerró: “Un cuadro depresivo en una persona naturalmente jovial”.
Durante todo el miércoles hubo en la audiencia oral un total de seis declaraciones testimoniales. Para mañana se espera una tanda similar. Asimismo se prevé que los alegatos del fiscal Diego Callegari, la querella de Federico Storani y la defensa encabezada por Maximiliano Rusconi sean el lunes de la semana que viene. Con ese acto procesal concluido, los jueces quedarán habilitados para dictar un veredicto sobre Torres Lacal: culpable o inocente.