“Si quiere volver, ya está todo ocupado ¿A dónde va a volver, si ya no hay lugar?”, dijo a Infobae una fuente judicial después del acuerdo del plenario de la Cámara Federal de Casación Penal en donde curiosamente nadie pronunció el nombre de Ana María Figueroa. Era el elefante en un bazar del que nadie hablaba. Y así fue. La reunión, en la que se definió quién ocuparía, momentáneamente, una vacante, terminó sin que nadie explicara cómo va a seguir el capítulo de la jueza que cumplió 75 años el 9 de agosto, fue dejada cesante el 6 de septiembre por la Corte Suprema y consiguió que hace una semana el oficialismo del Senado le votara su continuidad por cinco años más.
El presidente Alberto Fernández firmó el martes pasado el decreto, pero en tribunales llamó la atención un detalle que generó suspicacias. Según fuentes judiciales, entre algunos jueces de Casación llamó la atención que en el decreto del jefe de Estado no apareciera detallado a qué lugar se la asignaba.
“En los últimos nueve decretos de jueces de Casación, siempre se detalló o la Sala o la vocalía en la que se lo asignaba. Acá, en el caso de Figueroa, ni siquiera se puso la vocalía que ocupaba antes... Estuvieron pensando cuatro días el decreto... No se les pudo haber pasado”, señaló a Infobae un magistrado consultado. Otro acotó: “Fue a propósito”.
“No podemos asignarle sala porque no la están nombrando en ningún lado. Es una falla tremenda del decreto”, aseguraron. Alguno cuestionó que el Presidente aplicara la fórmula “nómbrese” en el decreto en vez de “prorróguese”, pese a que los decretos anteriores extendiendo el mandato a un juez por cinco años más habían salido con el “nómbrese”. Un detalle, sin embargo, diferencia a todos: a ninguno la Corte Suprema lo cesó en sus funciones con nombre y apellido, como sucedió con Figueroa.
El traspié del oficialismo en el Consejo de la Magistratura avalando sacar a Figueroa del jurado para un concurso porque ya no era más jueza también sirvió para ratificar las posturas de los que dicen que ya no puede volver. Justo un rato después, los oficialistas de ese organismo salieron con un comunicado a sostener que decir que el Consejo dejó de considerarla jueza era “una operación berreta que sólo busca confundir a la opinión pública”
En ese juego de interpretaciones, en tribunales llamó la atención que el Ministerio de Justicia no comunicara a Casación y al Consejo de la Magistratura la publicación del decreto como una forma de apurar la llegada de Figueroa al primer piso de los tribunales. Ese podría ser, de hacerse, el primer paso de un “acto constitutivo” para que Figueroa pueda decir que no se le está dejando asumir su cargo.
“¿Quién va a mover primero? ¿Quién va a poner la cabeza en la boca del león?”, sugirió un integrante de Casación a Infobae. Fue luego de la reunión en la que participaron Mariano Borinsky, como presidente de la Cámara, junto a Daniel Petrone, Carlos Mahiques, Angela Ledesma y Alejandro Slokar, de un lado de la mesa; y Diego Barroetaveña, Gustavo Hornos y Javier Carbajo del otro. Los ausentes fueron Guillermo Yacobucci, de licencia por unos días; y Juan Carlos Gemignani, de licencia por un año.
Quizás por eso hoy todo era especulación. En el playón de tribunales de Comodoro Py 2002 estaba estacionado el auto que tenía asignado Figueroa hasta el 6 de septiembre cuando la Corte Suprema la jubiló y que se acondicionó para ir a buscarla. Hoy, cuando el plenario comenzó al mediodía, el auto se movió. El dato comenzó a correr por los pasillos. Se trató de una falsa alarma: fue para guardarlo. “Y la verdad nadie sabía si iba aparecer Figueroa... Estaban diciendo eso”, admitió uno de los consultados.
Cuando este medio volvió a consultar qué pasaría, la respuesta fue: “¿Si viene? Futurología”. “No se le pidió ni consulta a la Corte ni al Consejo, como decían, se le comunicó el acuerdo de hoy a lo dos organismos”, indicaron las fuentes.
¿Qué pasó en ese acuerdo? Desde el 22 de septiembre estaba convocado el plenario para tratar cómo se cubriría la vocalía 9 que dejó Eduardo Riggi, que cumplio los 75 años en febrero pasado y no consiguió que ni siquiera el Ministerio de Justicia mandara su pliego al Senado. Durante estos seis meses ese lugar lo ocupó Daniel Petrone. El quería seguir al frente ese cargo, pero el juez Javier Carbajo solicitó esa subrogancia.
Fue por eso que el juez Gustavo Hornos propuso un sorteo. Entró a la sala el bolillero dorado que cargó una empleada. La suerte le asignó el cargo a Carbajo. Era el lugar en el que pensaba sentarse Figueroa, cuando se publicara su decreto, tal como adelantó Infobae el domingo pasado. A partir de ahora,la Sala III estará conformada por Carbajo, Hornos y a Alejandro Slokar. Todos subrogantes en esa sala, en donde tramitan causas de relevancia como el capítulo “Daniel Muñoz” de la causa Cuadernos, o las alternativas de la causa penal abierta contra el juez suspendido de Mendoza Walter Bento.
Tras el sorteo, el plenario quedó casi en silencio. Alguno atinó a preguntar si no se iba a hablar de nada más. El perfume de Figueroa se olía en el aire. Pero nadie pronunció la palabra y la audiencia se dio por terminada. Cuando Infobae le preguntó a uno de los magistrados presentes por qué no había consultado sobre el tema, respondió con una curiosa expresión en alemán que se usa cuando alguien se desentiende de un problema: “No es mi cerveza”.