“Todos los días me pregunto porqué le pasó a Manuel”. Las palabras, cargadas de una angustiosa incomprensión, las dice Miriam Papaleo, la esposa de Freddy Storani y “mamá del alma” del chico que, con 14 años, perdió la vida esa madrugada del 31 de marzo de 2016 en el choque de lanchas que tiene a Pablo Torres Lacal como imputado por triple homicidio simple con dolo eventual. Él conducía su embarcación con motor fuera de borda cuando embistió a las víctimas por uno de los costados de la Mad II, que se giró en el acto. “La vida se nos dio vuelta, nos dio un vuelco, como la lancha de Manuel”, remarcó la mujer.
Este jueves terminó la etapa de producción de pruebas del juicio oral por la muerte del hijo del histórico dirigente radical, su mamá Ángeles Bruzzone y Francisco Gotti, uno de los tripulantes de la Shark II, la que timoneaba Torres Lacal (55), que terminó 30 metros tierra adentro sobre la isla del Club San Fernando.
¿Cómo transitó esta semana?, le preguntó Infobae a Miriam en la sala. “La verdad es que vienen siendo días muy terribles. Hace mucho que no podemos dormir”, expresó. La mujer el lunes pasado, durante el primer día del juicio llevado a cabo en los tribunales del centro de San Isidro, había señalado haberse “enamorado de Manuel desde el primer día que lo vio”, como una suerte de “mamá del alma”, que compartió con él, entre otros momentos que ahora afloran, las largas tardes de Córdoba en vacaciones y las noches festivas de Navidad y Año nuevo.
Notablemente conmovida por un proceso que tardó siete años y medio en arribar a debate y que ahora está a las puertas de un veredicto, Miriam afirmó que con este juicio “estamos cumpliendo con lo que le debemos a Manuel; queremos justicia para llevar algo de calma a tanto dolor”.
“Todos los días me pregunto porqué le pasó esto a Manuel. ¿Por qué justo se cruzó con este loco que venía a toda velocidad? La vida se nos dio vuelta, nos dio un vuelco, como la lancha de Manuel”, sentenció con los ojos llorosos.
Manuel Storani falleció por la embestida. La lancha de Torres Lacal golpeó con su proa la banda derecha de la embarcación en la que venía junto a su madre y cuatro personas más. Volvían de festejar un cumpleaños en un restaurante del arroyo Pajarito. El golpe, en pleno canal Vinculación del Delta de Tigre, fue certero y letal. Todos los tripulantes de la Mad II, destrozada, cayeron al agua, ahí comenzaron los chapoteos y los gritos en el medio de la oscuridad del canal: “¿dónde está Manuel? ¿Dónde está Manu?”.
Su cuerpo estuvo desaparecido por tres días. Tres largos días que Federico Storani afrontó con tesón desde la madrugada de ese jueves 31 de marzo. Durante ese intersticio estuvo codo a codo en la búsqueda, subido a los guardacostas de la Prefectura Naval. También hubo lanchas de particulares que quisieron sumarse a colaborar junto al rastrillaje de los helicópteros.
Finalmente fue hallado a 400 metros del lugar del hecho. “Nos encontramos con un cuerpo hinchado”, explicó el ex diputado nacional en su testimonio oral este lunes frente a los jueces Sebastián Hipólito Urquijo, Alberto Ortolani y Gonzalo Aquino del Tribunal Oral en lo Criminal 1 de San Isidro. “La belleza se transformó en despojo”, agregó. Las pericias forenses, en tanto, determinaron que el chico murió a causa del impacto que le produjo un traumatismo de cráneo y múltiples fracturas.
“Me encantaría soñar con él”, comenta Miriam con la mirada absorta. “No sé porqué no sueño con Manuel; Federico sí”. “Una vez -tiempo después del choque- estábamos fondeados en el río con Federico y nos rodearon unas mariposas blancas. Lo sentí como una presencia suya, como un símbolo que después me tatué. Por eso las remeras -que usan los familiares y amigos con la frase: ‘Justicia por Manu’- tienen mariposas blancas como estampado”.
Por otra parte, la audiencia de este jueves dejó registrada la declaración testimonial de Nancy Mauro, quien fuera docente de Manuel en el colegio Cristóforo Colombo del barrio porteño de Belgrano. Un grupo de amigos de su clase, al igual que todos los días desde que comenzó el juicio, se acercó a escuchar. Fue uno de los momentos más conmovedores de la jornada.
“Manu era un chico que unía a las personas, convocada para que no estén solas. Integraba. Era un ser solidario. Entre los docentes lo recordamos con hidalguía, como alguien muy empático. Tenía una cualidad de buena gente, noble, callado y observador. Las personas para él no pasaban en vano, no era alguien individualista”, comentó la docente mientras se oían sollozos de familiares y compañeros del chico que navegaba al lado de su madre la noche del accidente.
“La escuela quedó en penumbras con lo que pasó”, declaró Nancy. “Nosotros como docentes estamos acostumbrados a despedirnos de nuestros alumnos, pero no los despedimos de la vida. A eso no estamos acostumbrados”, agregó. Luego decidió cerrar su testimonio con un poema escrito por el hijo de Freddy Storani, que encontró al momento del velorio del chico. “Manuel hubiera sido un gran poeta y un gran escritor. Yo me lo imaginaba así”.
Durante toda la semana pasó por el edificio de tribunales de San Isidro más de una decena de testigos con la intención de esclarecer lo que pasó. Tanto la acusación, encabezada por Diego Callegari, como la querella del ex ministro del Interior de Fernando De La Rúa demandan un encuadre de dolo eventual, con una pena entre 8 y 25 años de prisión. Mientras que la defensa del imputado, liderada por Maximiliano Rusconi, exigen la absolución del acusado, quien transitó los 7 años y medio del proceso penal en libertad.
El próximo lunes a las 9 de la mañana tendrán lugar los alegatos y las palabras finales de Torres Lacal para culminar el debate. A partir de ahí los jueces estarán listos para dictar un veredicto.