El presidente Alberto Fernández se presentó esta mañana en los tribunales de Retiro para asistir a una audiencia en el marco de una causa por daños y perjuicios que le inició el juez federal Leopoldo Bruglia, luego de que lo acusara de ocupar un cargo en contra de la Constitución Nacional apenas salió el fallo que dejó en libertad a los integrantes de Revolución Federal.
Tal como reveló Infobae el 3 de septiembre, en una situación insólita, el jefe de Estado fue declarado rebelde porque no contestó la demanda que le fue notificada en la Quinta de Olivos. Precisamente, eso fue lo que quiso ir a explicarle hoy al juez de la causa.
“Me siento muy lastimado porque me pusieron en una situación de rebeldía porque no contesté una demanda que nunca llegó a mis manos, nunca fui notificado. Me pone en una situación muy incómoda que es tratar de explicarle al juez y por supuesto ante una convocatoria de la justicia uno tiene que explicar y defender mi derecho a opinar. Estoy convencido de que no hubo ninguna injuria, ninguna calumnia y si alguno se siente molesto puede explicar por qué dije lo que dije”, afirmó el presidente en diálogo con Radio 10 esta mañana.
La situación de la entrevista también fue curiosa: el conductor Gustavo Sylvestre estaba hablando con al abogado Gregorio Dalbón y cuando se le preguntó por la citación que había hecho el juez para esta mañana, el letrado le pasó el teléfono al Presidente.
Minutos después, el auto presidencial llegó a los tribunales de Inmigrantes 1900, atrás del edificio de Comodoro Py 2002. “En los términos de los artículo 359, 360, 360 bis, 360 ter, 361 y 362 del Código Procesal Civil y Comercial, convócase a las partes a la audiencia del día 4 de octubre, a las 9 hs. En ese acto se hará uso de las facultades previstas en el inciso 1 del art. 360 y 360 bis del cuerpo legal citado, a cuyos fines los mandatarios deberán presentarse con instrucciones precisas de sus mandantes para acordar en orden a la cuestión objeto del proceso”, decía la notificación que le llegó a las dos partes firmada por el juez en lo civil Carlos Goggi.
El juez Bruglia, en uso de licencia y afuera del país, avisó que no podría estar presente en la audiencia en la que estaría la abogada Estela Eva Pastorini y su colega Juan Manuel Blanco. Pidió expresamente a sus abogados que se solicitaran convocar a otra audiencia si iba el demandado o si había alguna propuesta en el marco de la causa.
Por su parte, Dalbón se presentó con el Presidente, precisamente para aprovechar la situación en la que había quedado su parte por no contestar a tiempo la demanda. El jefe de Estado llegó minutos después de las 9 y se retiró en su auto pasadas las 10, sin hacer declaraciones.
Dalbón publicó en la red social X una foto posando con el presidente y su equipo después de la audiencia. “Les pido disculpas a los medios que estaban en tribunales a quienes no pude atender porque fuimos y vinimos en los autos de Presidencia. La audiencia con el Dr. Bruglia que estaba de licencia según se informó y no concurrió, terminó sin retractación pero con intenciones de aclarar las partes el conflicto. Muy buenos los colegas y el Juez Carlos Goggi un profesional. El Presidente agradece el respeto de los abogados del Dr. Bruglia y el profesionalismo del Juzgado. Nos sentimos muy cómodos. Queda en manos del Juez el juicio y en manos de nosotros los abogados la comunicación. Eso fue todo lo que sucedió. Ni más ni menos. Nuevamente perdón por no parar a hablar”.
Según pudo saber Infobae, en la audiencia le explicó al juez que no había recibido las cartas documento e incluso sugirió “una mano negro” desde la Casa Militar, que lo obligó a abrir un sumario para esclarecer por qué no le llegó la notificación. Insistió que como hijo de un juez y presidente, lo afectaba esa declaración de rebeldía dictada en la causa. También afirmó que conocía a Bruglia desde los años en que estudiaban en la facultad y justificó los dichos objetos de la demanda. La abogada de Brugia subrayó que el jefe de Estado no asistió a la audiencia de mediación y detalló cuando llegaron las notificaciones a la quinta de Olivos. Se labró un acta y se cerró la audiencia. El próximo paso lo definirá el juez.
El eje de la demanda contra Alberto Fernández
Es una demanda millonaria que el juez Bruglia presentó contra Alberto Fernández por dañar su honor y dignidad y afectar su imagen pública. Todo se originó el el 2 de noviembre, cuando Fernández criticó el fallo de la Sala I de la Cámara Federal porteña en donde se resolvió dejar en libertad a los cuatro integrantes de la agrupación “Revolución Federal”, en la mira de la vicepresidenta Cristina Kirchner desde su intento de homicidio. Dijo además que dos de los integrantes de ese tribunal “ocupan sus asientos de forma contraria a la Constitución”.
De inmediato, Bruglia denunció públicamente la “gravedad institucional” de esas manifestaciones, sostuvo que no es ilegítimo, habló de una injerencia sobre el Poder Judicial y sostuvo que los dichos de Fernández son “ofensivos”, “falaces” e “inaceptables. Y anunció una demanda por daños y perjuicios y su renuncia a la Asociación de Magistrados y Funcionarios de la Justicia Nacional, que no salió rápidamente a repudiar esas expresiones.
“No estamos ante un hecho de simple ofensa. Estamos hablando de un Presidente de la Nación, descalificando falazmente a un juez de la Nación, utilizando un medio de comunicación masivo y con enorme repercusión social. Es evidente que no se lo puedo permitir”, sostuvo. Para Bruglia, Fernández sólo buscó descalificar un fallo que no era de su agrado generando “una estigmatizante, denigrante y humillante imputación” con “absoluta deslealtad” a la verdad.
El camarista reclama un resarcimiento económico de 40 millones de pesos y la retractación pública del jefe de Estado. “No es sustancial para mí la solución patrimonial. No llega a restaurar lo dañado. Es una cuestión de límites, de excesos y de impunidad”. Y, en plan de demostrar su postura y cuantificar el agravio, le pidió a la justicia que confirme si el Presidente es profesor de Derecho en la Universidad de Buenos Aires, ordene un peritaje que determine los “criterios de realidad” del mandatario y llame a declarar a un grupo de testigos, entre los cuales sobresale la líder de la Coalición Cívica Elisa Carrió.
Tras no asistir a las audiencia de mediación, Bruglia avanzó en los tribunales. El jefe de Estado fue notificado dos veces en la residencia de Olivos que estaba la demanda en curso para responderla: fue el 27 y el 28 de junio, según quedó constancia en la causa. Pero no se respondió. Nadie sabe por qué no se le prestó atención al papel o si el primer mandatario fue debidamente informado por sus colaboradores. Y pasó lo que pasa en cualquier expediente: se esperó el plazo previsto y, sin más novedades, la Justicia dictó la rebeldía. Todo ocurrió en la más absoluta reserva el 10 de agosto pasado. Infobae lo reveló el 2 de septiembre pasado. Hoy, el presidente explicó que no había sido avisado y que se sentía “lastimado” por haber sido declarado rebelde.