El arrepentido Leonardo Fariña declaró hoy en el juicio por la compra del campo “El Entrevero”, en Uruguay, y aseguró que todos los imputados en la causa “conocían que el inversor era Lázaro Báez” y desvinculó de esa operación al empresario Carlos Molinari, condenado en la causa por “la ruta del dinero K”.
“Todos los imputados conocían que el inversor era Lázaro Báez. Molinari no tuvo participación. Claramente se está utilizando su figura para justificar mi relación con Báez y las demás personas”, dijo Fariña.
Por ese campo de 152 hectáreas, ubicado entre José Ignacio y La Barra, se pagaron 14 millones de dólares. Sin embargo, Fariña reveló que en realidad hubo pagos por más de 16 millones. “Según la escritura se pagaron 14.109.340 dólares pero si sumamos lo que no aparece en los papeles llegamos a 16 millones de dólares. A mí me dijeron que el campo valía 16 o 16,5 millones”, sostuvo el arrepentido.
Entre los montos que no figuraban en los papeles, siempre según Fariña, figuran transferencias y la seña que originó la operación. “La seña se hizo en efectivo, yo le ordené a Goff Davila que entregue el dinero, pero lo hizo (Antonio) Demarco. Fueron 500 o 600 mil dólares”, detalló.
De la operación participaron varias sociedades y testaferros de Báez para intentar ocultar a los verdaderos dueños. Cuando declaró como arrepentido, Fariña contó que se utilizó la sociedad uruguaya Traline SA (Maximiliano Acosta era el presidente y luego se otorgó un mandato de disposición general a Maximiliano Goff Dávila). Cuando se distanció de Báez, en abril de 2011, el campo quedó a nombre de otra sociedad denominada Jumey SA, presidida por el contador Daniel Pérez Gadín.
Acosta, que fue uno de los testigos del casamiento de Fariña con Karina Jelinek, declaró la semana pasada que “los inversores estaban ocultos” y que Goff Dávila “se manejaba con mucho hermetismo”. Además, dijo que se enteró que Báez estaba detrás del negocio recién a fines de 2011, cuando ya había sido corrido de la operación. Dijo que el dato se lo contó Maximiliano Goff Dávila, otro de los procesados.
Fariña dio otra versión cuando declaró en la causa.
Además de Fariña y de Báez, en este juicio están siendo juzgados el abogado Jorge Chueco, el contador Pérez Gadín, Maximiliano Acosta, Maximiliano Goff Dávila, el financista Santiago Carradori y Osvaldo Guthux.
Sobre Carradori, el arrepentido destacó especialmente su participación. “No tengo nada contra Carradori, pero fue parte de un negocio. Ya se probó que viajó en noviembre de 2010 para adquirir Sambers & Hantarex, esa sociedad que negaron que existía”, dijo.
La indagatoria de Fariña continuará el próximo lunes, cuando se someterá a las preguntas de todas las partes.
En el juicio del Entrevero también se juzga la compra de un terreno en el departamento de Maldonado, valuado en USD 320 mil. En esa operación intervinieron Traline SA y luego Jumey SA. El inmueble se pagó en tres cuotas: 1) el 24 de febrero de 2021 la firma Danifort International Corp abonó USD 49.987, 2) la misma firma hizo otro pago de USD 49.987, 3) el 16 de agosto de 2011, otra empresa transfirió otros USD 99.955. “Se desconoce cómo se instrumentó el saldo restante”, sostuvo el fiscal Guillermo Marijuán cuando pidió la elevación a juicio.
Finalmente, Maximiliano Goff Dávila es juzgado por la compra, “en comisión”, de un departamento ubicado en avenida del Libertador y Silvio Ruggieri, por el que se habrían pagado USD 800 mil, aunque su valor actual superaría ampliamente esa cifra.