Lo que iba a ser una noche de diversión se convirtió en una película de terror. Dos chicas de 18 y 19 años fueron secuestradas, violadas y torturadas durante tres días en un departamento de Bajo Flores del que escaparon tras tomar una decisión drástica: se tiraron al vacío, por la ventana, cuando estaban encerradas y su captor había salido a la calle. Es que lo que habían vivido allí había sido un verdadero infierno: baños con hielo, quemaduras, comida con veneno para ratas y turnos de violación. Con una de ellas, en especial, habían tenido más saña. A la otra, la amenazaban con violar a su hijo frente a sus ojos. El responsable no era un desconocido. Una de ellas ya había salido con él un par de veces y “nunca pasó nada”.
Según revelaron a Infobae fuentes judiciales, el principal acusado es identificado en la causa como “Chucky”. Al ver a la policía salió corriendo, pero fue detenido. Cuando le tocó declarar, se negó a decir una palabra. Su defensa, en tanto, aseguró que lo único que hay en su contra son los dichos de las víctimas: que si hubo sexo, no hay nada que acredite que no fue consentido.
Pero los informes médicos confirmaron las lesiones que confirman abusos y torturas. Quemaduras en los pechos, el abdomen, los brazos, la ingle, los muslos, además de los golpes de la caída y los rastros de haber sido violadas. La Justicia federal confirmó su procesamiento con prisión preventiva, mientras ordenó profundizar la investigación. Quieren saber quiénes más fueron sus cómplices, precisaron las fuentes consultadas.
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En las últimas horas, la defensa oficial sin embargo planteó su estrategia: sostuvo que “Chucky” sufre un “trastorno delirante” y planteó que no estaría en condiciones de enfrentar un proceso penal.
La semana pasada, la Policía de la Ciudad irrumpió en una casa de Villa Devoto, después del pedido de ayuda de una mujer. Según aseguró el dueño de la casa la había secuestrado y violado durante tres semanas. “Es un monstruo”, aseguró la ex pareja del hoy detenido. Pero no parece ser un caso aislado. Esto es lo que demuestra la historia de las dos jóvenes que lograron escapar después de tres días de vejámenes.
Según indicaron a Infobae fuentes judiciales, la pesadilla comenzó el 15 de junio. “Chucky” contactó a una de ellas por Instagram. La invitó junto a su amiga a cenar y a ir a un boliche de Costa Salguero. Las pasó a buscar en un remis y les presentó al conductor por el apodo. Pero les dijo que había un contratiempo: antes tenía que pasar por su casa porque se había olvidado algo. Fueron hasta allí, un edificio en la calle San Pedrito. Y al cruzar la puerta del departamento, todo se volvió un infierno.
Cuando ya estaban por salir, “Chucky” cerró con llave y les dijo que estaban secuestradas. Les quitó los celulares y los documentos. La chica que lo conocía pensó que era una broma, que le estaba haciendo un chiste y se rió. La otra tampoco lo creyó, pero al pasar los minutos terminó insultándolo. Ella recibió las primeras agresiones.
“Nos dijo que estábamos secuestradas, que nos iba a matar (…) Nos sacó los celulares con la amenaza de que nos iba a pinchar con un fierro largo”, contó la joven. Al insultarlo, supo que lo que pasaba era real. “Me pinchó y me quemó” en el abdomen. Según detalló, eran cuatro “fierros”: uno largo y punzante, otros dos en forma de pinches, y otro largo con un cuchillo.
Encerrada en una habituación, la violó sin protección. Después la ató de pies y manos y le puso una media y una venda en la boca. Eso sería solo el comienzo de los tormentos: la rapó, le sacó las cejas y las pestañas, la obligó a entrar a una bañera con agua frío. Los tres días fue abusada sexualmente, una y otra vez. Si se negaba, la quemaba con un fierro caliente. No solo fue Chuky, hubo otras personas.
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“Nos hacía bañarnos, nos hacía limpiar y si tardábamos mucho nos golpeaba (...); me tiraba agua fría, después me metía en la bañadera y me abría la canilla de agua fría y me bañaba en agua fría. Me tiraba agua fría en la cara para que me ahogue. Y si yo me quejaba o decía algo, me pinchaba”, declaró una de las víctimas. Con su teléfono, “Chucky” usó sus redes sociales haciéndose pasar por ella. Hablaba con hombres para acordar encuentros y así poder robarles. Una vez las hizo acompañarlo hasta una fábrica en el auto.
Su amiga confirmó todo su relato. “Mi amiga le respondió mal y la empezó a pinchar con un cuchillo largo (…) abusaron de ella los tres en la habitación”, contó la joven que conocía a Chucky de antes. La encerraron en una habitación alejada de su amiga. “A mí me dio un pedazo de pan en el que puso veneno para ratas y me lo tiró como a un perrito (…) me tiró al piso, estaba todo oscuro, me amenazaba con tirarme dos cuchillos en la panza”, declaró.
Pidió por su amiga y después de mucha insistencia se lo permitieron. “Me dejaba cuidando a mi amiga, que la tenía atada en el piso (…) Él salió, yo la saqué de la ducha que la había dejado con agua fría. Ella me dijo de escaparnos pero yo le dije que no porque él me amenazaba con descuartizar a mi hijo”, contó. Las amenazas incluían violar al nene delante de ella. Para no hacerlo, la obligó a hacerle sexo oral y la violó en las posiciones que él le indicaba.
Pero a los tres días de estar cautivas, Chucky salió de la casa y decidieron escapar: saltaron por la ventana hacia la calle en busca de ayuda. Era un segundo piso. “Corté las vendas con las que tenía atada a mi amiga, no sé cómo, pero decidimos saltar”. El nivel de desesperación era total para arriesgarse así. Cayeron al pavimento. Una se destrozó la cadera, la otra se fracturó los tobillos.
Era pleno mediodía. “Vi que desde una ventana del segundo piso arrojaron una mochila de color negro. Después una mujer se arrojó sin dudarlo por la misma ventana. Instantes después se arroja una segunda persona con cabellos rapados. Se colgó de la ventana y se dejó caer al piso”, declaró un testigo ante la policía.
Los vecinos que estaban en la cuadra se acercaron para ayudarlas. No se podían levantar solas. Lo primero que hicieron fue preguntarle qué había pasado. Como pudieron le dijeron que estaban secuestradas en ese departamento. Un vecino que conocía al ocupante del departamento volvió a sembrarles el miedo: les dijo que se fueran porque el joven estaba regresando. Entraron a un negocio a para esconderse y pedir un auto que las sacara de allí.
Pero la policía ya había sido advertida de que algo estaba pasando. Y, con la indicación de los vecinos, esperaban a “Chucky”. Sabía que llevaba una campera de Boca y zapatillas de color rojo. El sospechoso llegó al edificio pero al ver policías intentó escapar corriendo. Lo persiguieron siete cuadras. Terminó detenido con la ayuda de los vecinos.
Desde entonces está preso. En el allanamiento a su departamento encontraron cabello femenino dentro de una bolsa, municiones, estupefacientes, una jeringa con veneno para cucarachas, vendas, máquinas de afeitar y para cortar el pelo, una tijera metálica, un tenedor metálico sin mango, un hierro con punta y mango de madera y cables.
La causa tramitó primero en la justicia de instrucción del fuero ordinario, pero luego pasó a los tribunales de Comodoro Py 2002 bajo la sospecha de trata de personas. En su indagatoria guardó silencio. Su defensa apeló la decisión de la jueza María Eugenia Capuchetti de dictar su procesamiento con prisión preventiva. Pero la Cámara Federal confirmó su procesamiento por el delito de violación agravado, que tiene previstas de hasta 20 años de cárcel, “en un contexto de violencia de género” y ordenó profundizar la investigación.
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