El dato ya formaba parte de la investigación por el intento de asesinato de Cristina Kirchner, revelado por Infobae cuando el fiscal Carlos Rívolo solicitó la elevación a juicio. Ahora, por otra vía, también se plasmó en la causa paralela que analiza las actividades de la agrupación Revolución Federal. Un informe técnico sobre entrecruzamiento de llamados telefónicos descartó contactos entre los copitos y los principales referentes de la agrupación de ultraderecha.
“No se registran comunicaciones entre los abonados Brenda Uliarte, Gabriel Nicolás Carrizo y Fernando Sabag Montiel (de la causa CFP 2998/2022), y Jonathan Morel, Leonardo Sosa, Gastón Guerra y Sabrina Basile (de la causa CFP 3103/2022)”, informó la Dirección General de Investigaciones y Apoyo Tecnológico a la Investigación Penal (DATIP) en la causa que instruye el juez Marcelo Martínez de Giorgi y el fiscal Gerardo Pollicita.
A través de su Laboratorio de Análisis de Telecomunicacione, la DATIP –que depende del Ministerio Público Fiscal- tampoco detectó comunicaciones entre los tres detenidos por el ataque a la vicepresidenta y Lidia Margarita Casciano, agendada en el teléfono del líder de Revolución Federal Jonathan Morel como “Dali Revolución”. El peritaje se realizó sólo sobre las comunicaciones telefónicas y no comprende eventuales contactos a través de otras plataformas como Whatsapp y Telegram, según se indicó.
“Con el atentado no tengo nada que ver, absolutamente nada, y esto ya estaría comprobado”, afirmó Morel ante los periodistas la última vez que declaró en indagatoria en Comodoro Py 2002.
Se trata del mismo escenario en que se había encontrado la causa por el intento de homicidio de CFK. “La prueba reunida durante la instrucción ha permitido comprobar que la conducta que se intentó llevar a cabo fue premeditada, es decir, que los imputados habían ideado un plan para llevar a cabo el asesinato de la Vicepresidenta de la Nación”. Y uno de esos planes fue infiltrarse en movilizaciones kirchneristas. Así lo había pensado su novia. “Es cuestión de organización y hacer como un caballo de Troya”, dijo en su momento el fiscal Rívolo.
No solo los entrecruzamientos ordenados en esa causa no detectaron diálogos entre los dos grupos. Lo que estableció el fiscal es que no se encontraron pruebas que demuestren que el grupo tuvo una “financiación” para llevar adelante el intento de homicidio. El estado patrimonial de los tres arrestados lo demuestra. La que más dinero percibía era Brenda publicando contenido hot. Ni siquiera tuvieron que comprar la pistola Bersa con la que Sabag Montiel gatilló sin que la bala saliera. El arma era propiedad de un conocido con el que había convivido y que ya se murió. No está claro si se la compró o se la quedó.
“La actividad desplegada por los nombrados para llevar a cabo el ataque no requirió -por sus características- de financiamiento económico ni de recursos extraordinarios. El día del hecho se trasladaron en transporte público y se aproximaron al lugar como lo habían hecho días anteriores -de a pie- a lo que se sumó la obtención del arma de fuego perteneciente al fallecido Herrera -vecino de Sabag Montiel y con quien convivió por un breve lapso de tiempo-. Con la pistola oculta entre sus ropas, el nombrado se ubicaría entre los seguidores de su víctima, disimulado como uno más, con el objeto de lograr acercarse a ella y ejecutar su designio criminal”, se afirmó.
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Para Cristina Kirchner, sin embargo, el accionar de Revolución Federal y el intento de homicidio forman parte de una misma foto. Así lo sostuvo en el expediente. Las causas nunca se juntaron, precisamente, porque la relación directa no estaba probada. CFK es querellante en los dos expedientes.
El atentado ocurrió la noche del 1° de septiembre de 2022. Cristina Kirchner llegaba a su casa, en la esquina de Montevideo y Juncal en el barrio porteño de Recoleta. Allí la esperaban, como desde el día en que el fiscal Diego Luciani pidió su condena a 12 años de prisión por asociación ilícita y defraudación al Estado en la causa Vialidad, un nutrido grupo de militantes para saludarla. Sabag Montiel también estaba allí. Se acercó y le apuntó en la cara con una Bersa calibre .32, que gatilló al menos una vez. La bala no salió porque no estaba cargada en la recámara. Terminó atrapado por militantes, sin que la custodia de Cristina Kirchner ni ella misma se dieran cuenta de lo que había pasado.
Días previos, Morel y Leonardo Sosa, de Revolución Federal, habían estado los días previos en la zona y tuvieron un altercado con manifestantes kirchneristas. En un forcejeo con la policía, de la mochila de Natanael Reinstein Menin “emanaba olor a combustible”: eran restos de una botella de vidrio - presumiblemente de cerveza- de color verde, trozos de tela - de color azul- y líquido vertido producto de la fragmentación de dicho envase”, según describió su procesamiento.
Las sospechas entre los copitos y Revolución Federal surgieron cuando al revisar las redes sociales de Brenda Uliarte, la novia de Sabag Montiel, se la. vio participando en una actividad de la agrupación frente a la Casa Rosada días antes del ataque. Nadie de los participantes la conocía.
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