Agustina Díaz, la amiga de Brenda Uliarte, quedó desvinculada formalmente de la causa que investiga el intento de homicidio de la vicepresidenta Cristina Kirchner. La joven estuvo detenida durante más de 40 días sospechosa de ser partícipe secundaria en el ataque. Fueron los diálogos con la principal sospechosa los que terminaron comprometiéndola. Pero un examen más profundo de la causa y la falta de pruebas concretas terminaron alejándola de la investigación. Mientras Brenda, su novio Fernando Sabag Montiel y el jefe de los copitos Nicolás Carrizo siguen presos y enviado a juicio, Díaz quedó formalmente sobreseída.
El fallo, al que accedió Infobae, fue firmado este jueves por la jueza María Eugenia Capuchetti, y es consecuencia de las opiniones de los acusadores al momento de hacer su elevación a juicio de cara a juicio oral. El fiscal Carlos Rívolo promovió su sobreseimiento mientras ordenó llevar al banquillo a los otros acusados. La querella de la vicepresidenta se opuso a la elevación a juicio pero cuando, subsidiariamente, hizo su acusación, no incluyó a Díaz en su escrito.
“No hay por el momento una acusación vigente para profundizar la investigación sobre quien ya hace seis meses una situación procesal intermedia o expectante”, la falta de mérito, afirmó la magistrada. “Resultan razonables los argumentos de la fiscalía. Quien ostenta el carácter de querellante que en ultima instancia podría en su defecto ejercer la acción en solitario, tampoco ha propugnado la profundización sobre Díaz, por lo que mantenerla indefinidamente afectada a esta pesquisa significaría un menoscabo a sus garantías que no luce ajustado a derecho”.
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La amiga de Brenda Uliarte había quedado presa a mitad de septiembre a raíz de las conversaciones que se encontraron en el teléfono de la novia de Sabag Montiel. Brenda la tenía agendada como “Amor de mi vida” y le decía: “Hoy me convierto en San Martín, voy a mandar a matar a Cristina”. La conversación de WhatsApp fue el 27 de agosto, el día de la pelea por las “vallas”, cuando se abortó un plan para matar a la vicepresidenta. “¿Qué pasó? ¿De qué me perdí?”, le respondió Díaz. “Mandé a matar a la vice Cristina. No salió porque se metió para adentro. Una bronca te juro la tenía ahí. Los liberales ya me tienen re podrida yendo a hacerse los revolucionarios con antorchas en Plaza de Mayo basta de hablar hay que actuar. Mandé un tipo para que la mate a Cristi”.
Agustina Díaz fue detenida. Cuando le tocó declarar, la joven afirmó: “soy inocente, no tuve nada que ver, quiero irme a mi casa con mi mamá porque el jueves tengo pruebas de matemática. Me molesta que por mensajes este acá, yo no tengo nada que ver”.
“En varios mensajes se muestra como que yo la estoy incitando a que lo haga pero no pensé que era algo serio”, afirmó. Admitió haberle recomendado a su amiga que borrara el teléfono después del intento de asesinato de la vicepresidenta, pero explicó que lo hizo porque pensó que su amiga no había tenido nada que ver.
Cuando le consultaron por qué le preguntó por qué falló el tiro, la acusada respondió: “fue de chusma”. Y en todo momento aseguró que cuando la joven le contaba que quería matar a Cristina Kirchner, siempre pensó que estaba inventando. Según la describió, Brenda era “fantaseosa, fabuladora, delirante y manipuladora”.
Para Agustina, Brenda estaba politizada y era fan de Javier Milei por lo que subía en sus estados de WhatsApp. Fantaseaba con “matar presidentes, vicepresidentes, intendentes”. También dijo que “estaba cansada de Perón porque el padre le comía la cabeza con todo eso”. El interés por la política lo notó meses después de comenzar a salir con Sabag Montiel. Incluso, decía que quería ser presidenta y sacar una ley para cortarle los testículos a los violadores. Y también decía que quería matar a Cristina Kirchner. Sobre eso, los funcionarios que se entrevistaron con ella le preguntaron por qué le parecía normal esos mensajes en donde ella decía “quién no va a querer matar a esa chorra”. “Era lo que leía en Twitter”, deslizó.
Al procesarla, Capuchetti afirmó que Díaz intervino en la planificación del evento criminal que damnificó a la titular del Senado. De los mensajes intercambiados entre ambas se desprendería el modo de cometer el hecho y advertencias sobre los peligros que pudieran aparecer, además de haberle dado consejos y ofrecido su cooperación con posterioridad. Incluso, una foto que Brenda le mando posando con el arma.
Sin embargo, a fines de octubre, la Cámara Federal dictó su falta de mérito y ordenó liberarla. “El conocimiento de Díaz sobre el arma empleada a través de una fotografía enviada por mensaje y las referencias a Uliarte relativas a las eventuales implicancias de su conducta no permiten constituir –de momento- el grado de intervención prevista” para ser partícipe del hecho, sostuvieron los jueces. “Si bien no se puede descartar un cierto conocimiento de Díaz sobre el plan, tampoco se puede asumir que por esa sola circunstancia y las manifestaciones efectuadas a Uliarte –donde no se aprecia contribución de cargo- se configure una complicidad secundaria”.
“De un día para el otro mi vida estuvo completamente expuesta, yo lo único que hacía era estudiar, ir al gimnasio y cuidar a mis ocho gatos. Estuve pagando por algo que nunca hice”, lamentó en un reportaje que dio tras ser liberada. “Cada uno tiene que pagar por sus acciones, ella ya es grande, no es una nena, sabe las cosas que son malas; que se aguante las consecuencias”.
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