El juez federal 1 de Bahía Blanca Walter López Da Silva dictó el procesamiento por falso testimonio agravado de Marcos Herrero, el instructor canino que participó como perito de la querella en la causa que investiga la desaparición seguida de muerte de Facundo Astudillo Castro en 2020. La denuncia en su contra la impulsaron policías sospechados en la desaparición del joven.
El fallo le adjudicó siete hechos de falso testimonio. Entre las pruebas sobre las que se basó el juez estuvo la declaración de Mario Rolando Rosillo, perito en odorología forense, en el que concluyó que los hallazgos documentados de Herrero fueron “totalmente irrelevantes”. Es que según dijo, los canes entrenados únicamente podrían captar olores de células humanas, como máximo, hasta 36 horas posteriores a su desprendimiento. El abogado de Herrero, que también representa a la familia de Facundo, cuestionó esa declaración.
En rigor, el procesamiento de Herrero, dictado hace dos semanas y conocido hoy, no impactó en la investigación de la causa principal. Pero la querella sospecha que se busca utilizar en esa causa en beneficio de los policías.
El joven de 22 años fue visto por última vez el 30 de abril de 2020, en la etapa más dura de la cuarentena, cuando salió de su casa de la ciudad bonaerense de Pedro Luro rumbo a Bahía Blanca para ver a su novia. En el trayecto fue interceptado por la Policía bonaerense por violar el aislamiento social, preventivo y obligatorio. A pesar de la búsqueda, nada se supo de él hasta el 15 de agosto de ese mismo año, cuando fueron hallados sus restos en un cangrejal de la localidad de General Cerri. Posteriormente la autopsia realizada por expertos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) estableció que el joven murió a causa de una “asfixia por sumersión”.
Una de las hipótesis que maneja la querella es la de la posible participación de los agentes policiales Alberto González, Mario Sosa, Jana Curuhinca y Siomara Flores en la desaparición forzada de Facundo aquel día en la Ruta Nacional 3. Las actuaciones de Herrero como perito se inscriben en esa línea, y sus hallazgos apuntaron a sostener tal posibilidad.
En ese marco, y luego de consultas técnicas previas, el juez descartó por falsos los diferentes rastros que encontró el instructor canino a través de su perro “Yatel” a lo largo de sus distintas intervenciones en la causa. Durante sus peritajes, por ejemplo, afirmó haber encontrado sangre en dos patrulleros de la policía; rastros óseos en un rastrillaje de la Ruta 3; un amuleto perteneciente al joven dentro de una comisaría y hasta “posibles esencias” -olor- de Facundo, a pesar del tiempo transcurrido.
“Se tiene por probado que tales conductas estuvieron orientadas a empeorar la situación procesal de distintos miembros de la Policía de la Pcia. de Buenos Aires, a quienes las partes acusadoras del sumario original dirigieron imputación”, expresó el juez de la ciudad de Bahía Blanca.
“Considero que el robusto plexo probatorio reunido en su contra alcanza a esta altura para decretar su procesamiento en orden a los hechos antes individualizados, en base al criterio de la sana crítica racional”, afirmó López Da Silva. Y luego agregó: “fijada científicamente a esta altura la probable data del deceso de Facundo Astudillo Castro en, al menos el 15 de julio de 2020, la totalidad de los hallazgos practicados por Herrero que se remontan al día 22 de ese mismo mes y año y hasta el 22 de marzo de 2021, resultan de imposible vinculación”.
Para fundar sus dichos aclaró: “Sobre el punto, adquiere relevancia la coincidencia de los 3 especialistas convocados -en la causa- en cuanto a que no era factible que canes entrenados captasen aromas o células humanas pasadas las 36 o 72 horas de su desprendimiento (...). Aduno a lo expuesto que tal hipótesis encuentra apoyatura en que de todos los procedimientos en los que participaron otros adiestradores y canes, fueron únicamente los de Herrero los que produjeron hallazgos de supuesto interés”.
La denuncia por falso testimonio agravado fue impulsada por el abogado Sebastián Martínez, encargado de la defensa de los cuatro policías bonaerenses inculpados en el proceso. Por otro lado, Herrero ya cuenta con una sentencia del Tribunal Penal Colegiado 2 de Mendoza que lo encontró culpable por “plantar” una prueba que el instructor canino vinculó a la desaparición de una persona que se investigaba entonces. Ese fallo fue impugnado y ahora está bajo revisión de la Cámara Federal Penal de Casación.
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