La humanidad está transitando la Cuarta Revolución Industrial la cual posibilita la fusión de los mundos físico, digital y biológico en nuestras vidas cotidianas con un factor de multiplicación o aceleración del orden de un millón desarrollado en tan solo setenta años y nunca visto en la historia de la humanidad. Se caracteriza por el fenómeno de la convergencia tecnológica que suele identificarse con el acrónimo NBIC donde la letra N se refiere a la nanotecnología, la letra B a la biotecnololgía, la letra I a las tecnologías de la información y la letra C a las ciencias cognitivas. Traspasa al unísono a cinco generaciones que tienen actitudes, preferencias y comportamientos opuestos.
La Cuarta Revolución Industrial genera como principales emergentes o enseres tecnológicos a la digitalización, el big data, la inteligencia artificial, la blockchain, la tokenización y el metaverso los cuales con sus características aportan al ensamblado de un nuevo escenario social, cultural, económico y jurídico. Un ejercicio posible consiste en cerrar los ojos por unos minutos en un lugar relajado y visualizar cómo eran nuestras vidas hace tan solo diez años, volver al presente y reflexionar cómo el desarrollo tecnológico modificó sustancialmente nuestra cotidianeidad haciendo posible aquello que parecía un futuro inalcanzable en novelas, películas y series de ciencia ficción o anticipación futurista.
La digitalización permite traducir cualquier tipo de información que pueda descomponerse en unidades mínimas, en un listado de cifras, lo cual hace que se transforme en ligera, liviana, veloz, difícilmente corruptible y una vez enviada un destino. El tránsito del mundo analógico al mundo digital implica también una transformación ontológica de la condición humana no solo por la cantidad de información que se produce sino porque las esencias emergen a la superficie y la complejidad queda escondida en algún lugar.
La combinación disruptiva de los emergentes tecnológicos de la Cuarta Revolución Industrial demanda la construcción de un constitucionalismo en clave digital, conceptualmente singularista, cuya principal misión consiste en revisar, deconstruir, repensar, analizar el derecho constitucional de forma integral. Especialmente el entramado antropocéntrico que sirvió de base exclusiva al derecho constitucional.
El impacto de la tecnología en el constitucionalismo con una óptica digital disruptiva puede abarcar distintos supuestos según el ámbito en donde deseemos posarla. Tendrá ciertos efectos en torno al concepto de democracia. Generará amplias controversias respecto del sistema de derechos. Implicará reformas sustanciales sin tener que realizar modificaciones normativas en la dimensión de la organización del poder. Hasta quizás tenga proyecciones en la posibilidad de contar con una constitución diseñada en código criptográfico.
El constitucionalismo digital está en pleno proceso de construcción adoptando como base una mirada disruptiva, digital, singularista, transhumanista y tecnológica. Un escenario al cual inexorablemente el discurso jurídico llegará tarde se transforma en una excelente oportunidad para intentar transitar desde el constitucionalismo analógico hacia el constitucionalismo digital con la mirada más amplia posible.
El presente libro es tan solo un intento, quizás elemental y rudimentario de comenzar a desandar el camino hacia la conformación de un constitucionalismo digital intentando dialogar con el futuro sin medios o prejuicios, pero tampoco sin apostar a un tecno optimismo fantasioso. Es un primer paso de muchos más que vendrán en este largo pero fascinante recorrido hacia el futuro desde un presente que cotidianamente es conmovido en muchos planos de la existencia humana debido a la aceleración del desarrollo científico y tecnológico. Hacia allí voy, espero que me acompañen como mejor les parezca, o bien, como canta el querido Enrique Bunbury, que a placer desandemos juntos el futuro que nos espera.
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