La investigación que se abrió para analizar las irregularidades detectadas en los anotadores de Oscar Centeno, ejes de la causa “Cuadernos”, toma un nuevo impulso. Es que el camarista Mariano Llorens resolvió este miércoles rechazar un pedido de recusación contra el juez Marcelo Martínez de Giorgi, que había motorizado Jorge Bacigalupo, el amigo de Centeno que tuvo en su poder esos cuadernos antes de ser entregados a la Justicia. Bacigalupo había sido allanado el 10 de marzo pasado para secuestrar documentación que permitiera cotejar su escritura con las anomalías detectadas en los anotadores de Centeno.
El caso tiene una alta sensibilidad para los seguidores de la causa de los cuadernos, donde está procesada la vicepresidenta Cristina Kirchner como jefa de una asociación ilícita que integraron funcionarios de Planificación y los principales empresarios del país por pagar coimas. Pero el tema no forma parte de la causa principal. Un empresario, Armando Loson, que en su momento estuvo detenido y declaró como imputado colaborador, se presentó el año pasado en Comodoro Py con un estudio caligráfico privado para denunciar que había encontrado anomalías en los cuadernos en donde se lo mencionaba.
El juez federal Marcelo Martínez de Giorgi, que recibió el caso, ordenó un peritaje oficial y estableció que hubo otras manos que escribieron los cuadernos además de las de Centeno. La pregunta es quién más manipuló los anotadores. El juez dispuso analizar los registros caligráficos oficiales de Hilda Horowitz, la ex mujer de Centeno, y de Bacigalupo, el amigo de Centeno que tuvo en su poder los cuadernos a pedido de Centeno y que luego se los entregó al periodista de La Nación, Diego Cabot, la persona que dio inicio a la causa judicial cuando se los entregó al fiscal Carlos Stornelli.
El análisis sobre la letra de la mujer dio negativo, pero el estudio sobre la letra de Bacigalupo abrió las sospechas. “No puede descartarse una posible participación del nombrado en las alteraciones y/o modificaciones de los manuscritos cuestionados, cuya sospecha habilita a indagar en la recolección de otras pruebas válidas para el éxito de la investigación”, sostuvo el informe al que accedió Infobae.
En ese contexto, Martínez De Giorgi resolvió allanar la casa de Bacigalupo y secuestrar “todo tipo de anotaciones, manuscritos en original o copia” y “dispositivos electrónicos (teléfonos, celulares, notebook, tablets, computadoras, pendrives, tarjetas de memoria, micro SD, discos rígidos, discos externos, aparato electrónico, informático y/o digital, como cualquier otro dispositivo que permita -entre otras funciones- almacenar datos y registrar información que hubiere en el lugar”.
En ese contexto, Bacigalupo se presentó en la causa con una abogada defensora, Nuria Dendrak, y recusó al juez que lo allanó. Afirmó que existía un “temor de parcialidad” porque las decisiones que se tomaran en esta causa podían repercutir en el megaexpediente de Cuadernos, ya elevado a juicio oral. A criterio de Bacigalupo, el magistrado no podía intervenir en esta causa por una amistad que tenía con el abogado Miguel Angel Plo, uno de los procesados en el tramo de lavado de dinero de Daniel Muñoz en la causa de los cuadernos.
En rigor, a Martínez de Giorgi le tocó subrogar el juzgado de Claudio Bonadio cuando el juez falleció y se excusó de intervenir en los remanentes de la causa Cuadernos por esa relación. En aquel momento, la Cámara Federal rechazó su apartamiento y lo mantuvo. Por eso, ante este pedido de recusación, el propio Martínez de Giorgi recordó aquella decisión y también resaltó que también la Cámara Federal había dicho que esta investigación debía sustanciarse por afuera de la causa de los Cuadernos.
Cuando la recusación llegó a la Cámara Federal, se sorteó un juez para analizar esta cuestión que tramita de forma unipersonal. Le tocó al juez Llorens, que no intervenía en la causa de los Cuadernos porque un primo suyo, Rafael Llorens, ex funcionario kirchnerista, estuvo detenido y procesado en la causa. Frente a eso, Llorens se excusó. Pero su colega Pablo Bertuzzi rechazó la recusación. Puesto a resolver, el juez entendió que Martínez De Giorgi no debía ser apartado por los fundamentos planteados.
“Creo indispensable recalcar que mi ánimo se encuentra incólume a los fines de resolver la cuestión planteada y de ese modo garantizar la imparcialidad que siempre guio mis pronunciamientos. Los argumentos expresados con antelación se vinculan con el tema a decidir. El eje sobre el cual se ha sustentado la cuestión y de algún modo el debate es el grado de conexión entre ambos expedientes. En particular, la influencia que pueda llegar a tener lo que en definitiva se resuelva en la presente causa y en cómo repercutiría en el ánimo del juzgador a razón de lo que ha invocado quien recusa. Esa relación debe analizarse a la luz de los hechos que, en la actualidad, se encuentran en un estado embrionario de investigación y sobre los cuales deberán efectuarse algunas aclaraciones”, aseguró en la resolución a la que accedió Infobae.
El fallo subrayó que “la denuncia formulada por Armando Loson trata acerca de circunstancias respecto de inscripciones que habrían sido detectadas en algunos ‘cuadernos’ que son objeto y fuente de prueba en la causa 9608/2018, hoy en trámite en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nro. 7 de la Capital Federal. La aparición allí de su nombre es lo que lo perjudica a título personal al punto de situarlo en parte legitimada de la imputación. Justamente es en ese punto donde las objeciones planteadas respecto del magistrado instructor se disipan”. Y añadió: “el eje sobre el cual se encaminó la recusación se basó en un vínculo personal entre el juez y otras personas que no son partícipes de este proceso ni del objeto que está llamado a develar”. Llorens remarcó que debe haber cuestiones de peso objetivas y subjetivas para lograr apartar a un juez, algo que aquí no verificó.
Con esta decisión, el caso vuelve a reactivarse. Martínez de Giorgi había quedado a la espera de su apartamiento o no del expediente a la hora de avanzar con la investigación. Según indicaron a Infobae fuentes judiciales, los próximos pasos serán entonces citar al propio Bacigalupo para que haga un cuerpo de escritura que pueda cotejarse con las irregularidades detectadas en los cuadernos y que dan cuenta de que no sería la letra de Centeno la que articuló piezas puntuales de los anotadores.
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