La investigación por el atentado contra Cristina Kirchner comenzó el camino para mandar a juicio a los tres detenidos: Fernando Sabag Montiel, el hombre que el 1 de septiembre apuntó con un arma en la cabeza a la Vicepresidenta; su pareja, Brenda Uliarte, que lo acompañó hasta el lugar del ataque; y Nicolás Carrizo, el llamado jefe de los copitos que está acusado de ser un partícipe secundario del plan.
Según revelaron a Infobae fuentes judiciales, el fiscal Carlos Rívolo, quien tiene delegada la instrucción, le pidió a la querella que opine si la investigación sobre estos tres detenidos está cerrada, más allá de las pistas sueltas que queden en el expediente y seguirán analizándose. Es claro que para el fiscal, que más adelante formalizará su evaluación, sí lo está.
Ahora, la ex jefa de Estado, a través de sus abogados Marcos Aldazabal y José Manuel Ubeira, tiene seis días para responder, aunque puede pedir prórroga. Por el tenor de las presentaciones que ha hecho en la causa, la querella reclamó avanzar con una serie de medidas que apunten a más responsables detrás de su atentado: fracasó en su intento de que se investigue una asociación ilícita.
El atentado ocurrió la noche del 1° de septiembre de 2022. Cristina Kirchner llegaba a su casa, en la esquina de Montevideo y Juncal en el barrio porteño de Recoleta. Allí la esperaban, como desde el día en que el fiscal Diego Luciani pidió su condena a 12 años de prisión por asociación ilícita y defraudación al Estado en la causa vialidad, un nutrido grupo de militantes para saludarla. Sabag Montiel también estaba allí. Se acercó y le apuntó en la cara con una Bersa calibre .32, que gatilló al menos una vez. La bala no salió porque no estaba cargada en la recámara. Terminó atrapado por militantes, sin que la custodia de Cristina Kirchner ni ella misma se dieran cuenta de lo que había pasado.
Según la investigación de Rívolo y Capuchetti, el plan para matar a Cristina Kirchner comenzó hace casi un año: el 22 de abril del 2022. “Para limpiar la Argentina hace falta que corra sangre”. Ese día, la joven le contó a una amiga que tenía un arma. Tres meses después, el 4 de julio, Brenda le reveló a Agustina Díaz, su amiga agendada como “Amor de mi vida”: “Voy con el fierro y le pego un tiro a Cristina… me dan los ovarios para hacerlo … el tema es cómo porque la vieja tiene seguridad”.
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La decisión de Rívolo no pone fin a otras pistas que puedan seguir tramitándose, pero sí busca dar por cerrada esta etapa de la investigación: Sabag Montiel y Brenda Uliarte tienen un procesamiento con prisión preventiva confirmado desde el 15 de septiembre porque sus defensas oficiales no apelaron y Nicolás Carrizo está preso desde esa fecha cuando su teléfono, que dejó como testigo, lo convirtió en sospechoso. Su procesamiento con prisión preventiva también fue confirmado.
En la causa también debe definirse el futuro de Agustina Díaz, la amiga de Brenda que estuvo detenida en la causa y que recibió falta de mérito en la investigación porque no se comprobó que hubiera tenido una complicidad con el ataque, indicaron a Infobae las fuentes consultadas.
La Cámara Federal ya instó a elevar a juicio esta parte de la causa y la jueza María Eugenia Capuchetti también venía planteando que el expediente pasara a instancia de debate. “Frente a la situación de detención de los imputados y el estado de la investigación a su respecto, se proceda con la celeridad que el caso requiere a fin de avanzar en el estadio procesal”, dijeron los jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Mariano Borinsky.
En ese marco es que Rívolo, cuando recibió información que aguardaba sobre los detenidos, decidió abrir el camino hacia el banquillo de los acusados. Hizo antes una serie de diligencias pendientes, como el allanamiento a la casa de un contacto de WhatsApp de Sabag Montiel, con el que había hablado el día previo al ataque, y que tenía armas en su poder. La pista tampoco dio resultados de importancia para la causa.
“Yo en vez de tirar el pestillo, imagínate los nervios de estar en un lugar... De tirar la corredera, tiré el pestillo para atrás y cuando tiré el gatillo, no salió el tiro. Porque entre tanto tumulto, tanta gente, estaba nervioso”, afirmó Sabag Montiel, desde la cárcel, en un diálogo que mantuvo con el canal C5N. Fue cuando le preguntaron por qué la habían querido matar cuando respondió: “Básicamente, a ver (piensa), por la situación del país”. Ante la repregunta si efectivamente la quiso asesinar a Cristina Kirchner, Sabag Montiel no dudó y respondió tan fríamente como cuando apretó el gatilló. “Sí, (el arma) estaba cargada, tiré el gatillo y el tiro no salió. Tenía cinco balas el arma”.
Con el pedido de la fiscalía para ir cerrando esta etapa de la investigación, la ex presidenta tendrá que decir si quiere que ya se vaya a juicio o si faltan medidas pendientes. Se deduce, en base a la postura tomada en presentaciones anteriores, que CFK reclamará profundizar la pista política detrás de su ataque. Desde noviembre pasado, la titular del Senado viene reclamando el apartamiento de la jueza Capuchetti. “Si queremos enderezar el rumbo de este asunto, apartar a Capuchetti podría ser el comienzo”, dijo incluso en sus presentaciones, que hizo públicas en sus redes sociales. La magistrada fue respaldada tanto por la Cámara Federal como por Casación.
Tras la opinión de la querella, la fiscalía tendrá que hacer su lectura sobre remitir la causa a juicio. Y luego será el turno de las defensas que, se descuenta, también pedirá que termine para ellos la instrucción y se sortee un juicio oral que entre en la etapa de juicio.
El propio escrito de Rívolo señala que la definición sobre la situación de los detenidos de cara a un juicio oral no obsta a seguir adelante con otras líneas de investigación que siguen analizándose, subrayaron a Infobae fuentes consultadas.
Entre ellas se espera una definición sobre la llamada pista Milman o Casablanca, que nació 23 días después del ataque cuando el asesor legislativo Jorge Abello se presentó en Comodoro Py para decir que dos días antes del intento de homicidio había escuchado al diputado del PRO Gerardo Millman decir: “Cuando la maten yo estoy camino a la costa”. Hablaba con dos asesoras que fueron llamadas a declarar como testigos por Capuchetti.
Cuando la querella reclamó secuestrarles el teléfono a las mujeres, comenzó el capítulo que rompió la relación entre la jueza y la querella. Abello fue denunciado por Milman por falso testimonio y no volvió Los teléfonos fueron entregados finalmente al fiscal Rívolo que, tras un primer informe que hizo la Policía de Seguridad Aeroportuaria, analiza el contenido de esos diálogos.
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