A su madre la secuestraron cuando tenía cinco meses de embarazado. Estaba con su marido. Desde el centro clandestino de detención de la Fuerza Aérea, a María Graciela Tauro la llevaron hasta la maternidad clandestina que funcionaba en la ESMA. El parto fue normal. El bebé estuvo en sus brazos: tenía cabello oscuro y tez blanca. Graciela le pidió a otro detenido que fuera el padrino de su hijo. Y que le avisara a su mamá que había sido abuela. Pero Graciela hoy está desaparecida y su bebé fue anotado como propio por uno de los militares que se la habían llevado. Después de estar dos décadas prófugo, la justicia condenó al represor Juan Carlos Vázquez Sarmiento, alias “El Colo”, a 15 años de prisión por la apropiación. Ezequiel Rochistein Tauro, la víctima, llegó desde Brasil, donde vive, para escuchar el veredicto.
Todo ocurrió en la mañana del jueves en el tercer piso de los tribunales de Comodoro Py 2002. Como la causa se llevó bajo el viejo Código Procesal Penal, no hubo juicio oral. Pero aun así la jueza María Eugenia Capuchetti quiso ver a los protagonistas. Convocó al acusado a una audiencia para notificarlo de la sentencia. Allí también estuvo Rochistein Tauro.
“Es una etapa que cierro y me parece que lo importante es la sanación, que viene con la justicia. También es una reivindicación para mi abuela, que falleció hace siete años y siempre me buscó”, señaló Ezequiel, quien fue acompañado por abogados de Abuelas.
María Graciela Tauro vivía en Bahía Blanca y estudiaba bioquímica en la Universidad del Sur. Ahí conoció al “Hippie” Jorge Daniel Rochistein. Se mudaron a Buenos Aires en 1976 y se casaron. Militaban en Montoneros. Los secuestraron el 15 de mayo de 1977. Era personal de la Fuerza Aérea. Los llevaron a la Comisaría 3ª de Castelar. A ella la vieron en la Mansión Seré. Al momento de su detención ilegal, cursaba su cuarto mes de embarazo.
Ezequiel nació en la ESMA. Nelly Wuiovich Savio de Tauro, su abuela, mamá de Graciela, siempre lo buscó. Y en 2002 denunció junto a Abuelas que creía que había sido anotado como hijo biológico de Juan Carlos Vazquez Sarmiento y su pareja, Stella Maris Emaldi. Así había llegado a alertado vía denuncias anónimas a la sede de Abuelas.
Vazquez Sarmiento prestó funciones en la Regional Inteligencia Buenos Aires (RIBA) de la Fuerza Aérea, bajo el apodo de “El Colorado” o “El Colo”. El centralizaba la información que traían los agentes de la calle. Se cree que un capitán, superior de Vázquez, le entregó el bebé de Graciela. Guillermo Pérez Roisinblit, otro oven apropiado, afirmó que le preguntó a su apropiador por Ezequiel, y éste le confirmó que el joven también era hijo de desaparecidos.
Su historia se conoció en septiembre de 2010, cuando después de diez años de intentos, la Justicia terminó de confirmar los datos de su filiación. El no quería hacerse el ADN cuando se lo ofrecieron la jueza María Servini de Cubría y luego el juez ya jubilado Rodolfo Canicoba Corral. Ezequiel, para entonces, era abogado civil de la Fuerza Aérea. Después de idas y vueltas, se allanó su casa, secuestraron sus prendas personales y las cotejaron con el Banco Nacional de Datos Genéticos. No había dudas.
La justicia dictó la orden de captura contra Vázquez Sarmiento el 4 de marzo de 2002, por la apropiación del nieto restituido 102. Más tarde, el juez Daniel Rafecas también ordenó capturarlo en el marco de la reapertura de causas de lesa humanidad.
Emaldi, la mujer de Vazquez Sarmiento, también quedó en la mira de la Justicia. En 2011, declaró que la actividad de su marido siempre le fue ajena, que no le permitía hacerle preguntas o cuestionamientos, y que en noviembre de 1977 apareció sorpresivamente con un bebé recién nacido. Le dijo que había sido abandonado en el interior del país y que lo había adoptado porque ellos no tenían hijos. Que cuidara al niño como propio y que él haría los papeles. En la misma declaración dijo que hacía 14 años que no veía a su pareja. El proceso en su contra fue suspendido por razones de salud.
En 2012, a Ezequiel le tocó declarar en la causa por el plan sistemático de robo de bebés. Cuando la entonces presidenta del Tribunal Oral Federal 6 María del Carmen Roqueta le preguntó, como a todos los testigos, su nombre, como es de rigor, el testigo respondió: “¿El actual? ¿O el que tenía? Soy Ezequiel Rochistein Tauro y anteriormente era Vázquez Sarmiento”.
El paradero de “El Colo” Vázquez Sarmiento fue un misterio hasta 2021. Había una recompensa para de dos millones de pesos para poder localizarlo. Fue descubierto por los detectives cuando salía de la casa de su esposa y se dirigía a otra vivienda ubicada en la localidad bonaerense de Ituzaingó. Desde entonces está preso. En una última jugada, la defensa planteó que a su edad no estaba en condiciones para comprender el proceso judicial. Tras un análisis de los peritos del Cuerpo Médico Forense, la jueza rechazó ese argumento y lo condenó.
“Se logró comprobar a través del plexo probatorio reunido que Juan Carlos Vázquez Sarmiento recibió a un niño -Ezequiel- entre octubre y noviembre de 1977 y lo situó en un contexto falso, reteniéndolo con su familia como hijo biológico propio y de Stella Maris Emaldi, pese a que no eran sus padres, alterando de ese modo su identidad”, sostuvo. “Tal accionar, claramente, resultó posible a través de la registración de esos datos falsos en la partida de nacimiento expedida por el Registro de las Personas de la Provincia de Buenos Aires correspondiente al nacimiento del menor, como así también del certificado de nacimiento labrado y firmado por Pedro Canela, correspondiente al nacido, siendo ése el instrumento público en el cual se ha inscripto el nacimiento y la identidad del menor”, detalló.
La jueza explicó que “la incorporación de Ezequiel en el ámbito de la familia Vázquez Sarmiento como si fuera propio (luego de que fuera sustraído de su madre), el haber creado una historia falsa sobre su nacimiento, modificado su nombre, su historia familiar, por ende todas las implicancias de la alteración de su estado civil, como también el inicio y desarrollo de una vida con su identidad sustituida, resultan ser todas circunstancias que determinaron la privación de todos los derechos que le correspondían como hijo del matrimonio Rochestein-Tauro, lo que ocasionó, a su vez, la pérdida por parte de todos los familiares de sangre de aquellos derechos de familia que les correspondían en relación con ese niño y su identidad”.
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