Luego de comandar el Ministerio de Justicia durante cuatro años, Germán Garavano bajó al llano: reactivó su estudio jurídico en el barrio de Palermo y se dedicó nuevamente a la abogacía. Como penalista, se concentró en temas vinculados a la criminalidad económica y el lavado de dinero. “No tengo ningún ingreso público”, remarca. Pese a la distancia obligada, nunca se alejó de la política. Tiene diálogo con los principales referentes de Juntos por el Cambio, y asesora a Mauricio Macri en los temas vinculados a la Justicia. De hecho, trascendió que el ex presidente lo propuso para el Ministerio de Justicia si gana Juntos por el Cambio. “Falta mucho, es prematuro”, trata de esquivar. A un costado de su escritorio, hay una pila de libros desordenados y la foto del ex mandatario con el bastón de mando.
En la entrevista con Infobae, Garavano asegura que el juicio político contra los cuatro miembros de la Corte Suprema busca “desprestigiar a la Justicia” y a la vez “mantener cohesionado” al oficialismo. “Es un anticipo de lo que vamos a ver en la campaña electoral, los ataques a la Justicia van a continuar”, advierte.
El ex ministro acaba de llegar de sus vacaciones. “En enero siempre pasan cosas, nunca me puedo tomar más de diez días”, se lamenta. Se refiere al juicio político a la Corte, pero también a la nueva ola de violencia en Rosario: “Hay jueces y fiscales trabajando sin protección y arriesgando sus vidas”.
Sobre su gestión, admite se cometieron errores “en algunas elecciones de jueces y magistrados”, pero ratifica la decisión de aceptarle la renuncia al ex juez federal Norberto Oyarbide. “Con esa salida se logró que la Justicia sea un lugar mejor”, asegura. Ese y otro temas le valieron críticas furiosas de Elisa Carrió. Garavano asegura que no tiene cuentas pendientes la líder de la Coalición Cívica, aunque nunca volvieron a hablar. “Tenía que ver con una cuestión política, ella mandaba mensajes al Gobierno”, dice sobre los ataques.
- ¿Cuál es el objetivo del Gobierno con el juicio político a los miembros de la Corte Suprema si el oficialismo no tiene la mayoría para que prospere?
- Para mí es una movida para mantener cohesionado a su espacio politico. Es inédito por el momento en el que fue planteado y por los temas que se eligieron para acusar a los jueces. El juicio político es parte de una estrategia para desprestigiar al Poder Judicial y a la Corte.
- ¿No tiene que ver con la situación judicial de Cristina Kirchner?
- Sí, claro, dentro de la estrategia de la vicepresidenta y de otros ex funcionarios, el objetivo es desprestigiar a la Justicia. No es solo por la situación de la vicepresidenta. También tiene que ver con la decisión que tomó la Corte con los fondos de la Ciudad y con el fracaso del Gobierno en los distintos intentos de colonización de la Justicia. Me refiero a la famosa reforma judicial o al intento de desplazar al procurador Casal.
La estrategia ahora se reformula en desprestigiar a la Justicia que condenó a la vicepresidenta y que fijó limites a determinadas decisiones del Gobierno.
- El juicio político se disparó luego del presunto hackeo a un funcionario de la Ciudad y la filtración de supuestos chats. ¿Cómo lo interpela esa situación?
- Utilizaron el producto de un ilícito. Nunca se va a poder determinar la falsedad o autenticidad de los mensajes porque es un elemento ilegal. Hay un agravante porque si bien había supuestas menciones a una relación entre un funcionario de la Corte y uno de la Ciudad, no hay una relación directa con los miembros de la Corte. Creo que todo eso fue una excusa que se monta sobre la decisión política de desprestigiar a la Corte. Es un anticipo de lo que vamos a ver en la campaña electoral, los ataques a la Justicia van a continuar. El juicio político es una manera de mantener la tensión con la Justicia.
El hackeo en este caso fue contra la mensajería de Telegram. Casualmente es la misma mensajería que motivó los cuestionamientos al juez (Sergio) Moro y a los fiscales en Brasil. En ese caso también se dio en un momento oportuno. Quienes están investigando esto deberían apuntar a una construcción bastante sofisticada.
- ¿La respuesta de la Ciudad fue la correcta?
- Entiendo la decisión de D’Alessandro (de pedir licencia), porque quedó como un objeto de ataque a la candidatura de (Horacio) Rodriguez Larreta. Si se quedaba, iba a convertir al jefe de Gobierno en un blanco de ataques políticos. Si yo estuviera en una situación similar, quizás haría lo mismo para no perjudicar a quien conduce.
- ¿Macri hubiera sostenido al funcionario apuntado?
- Mauricio sufrió una operación similar cuando era jefe de Gobierno. No puedo hacer una análisis político de lo que pasó ahora. Mauricio, Horacio y Patricia tienen formas distintas de encarar algunos problemas. En su momento, cuando fueron los ataques contra Patricia por el tema de (Santiago) Maldonado, Mauricio la respaldó hasta que se determinó que no había ilícitos. Pero son distintos los momentos y la situación del funcionario.
- Se viene la campaña electoral. ¿Macri tiene algún temor de volver a ser el blanco de los ataques del kirchnerismo?
- Mauricio está muy tranquilo. En general las causas nunca avanzaron. A él le molestaron los ataques a su familia. Uno sufre por otros más para que por uno. No veo margen. Intentaron de todo, desde causas por el Covid, la mesa judicial, causas por espionaje... Ninguna denuncia logró progresar. El está muy tranquilo, su preocupación es que el país salga de esta crisis y que la oposición se mantenga unida.
- El episodio del hackeo reflotó la polémica sobre los servicios de inteligencia. Fue un problema en el gobierno de Macri y también en el de Alberto Fernández. ¿Qué hay que hacer con la AFI?
- Todo lo que tiene que ver con la inteligencia criminal en todas sus facetas tiene que estar a cargo de las fuerzas de seguridad, de la Procuración General, del Ministerio Público, o del Poder Judicial, como las escuchas, y tiene que haber un área de inteligencia para las amenazas externas. Hablamos peor de la AFI que de la SIDE. En poco tiempo superó ese desprestigio. Habría que genera otra agencia.
En su momento se criticaron los teléfonos encriptados de la AFI (para los funcionarios), pero hay que buscar sistemas de comunicación más seguros. Tengamos en cuenta las advertencias que hizo el FBI al presidente de Estados Unidos. Lamentablemente en este mundo más interconectado, los gobiernos deben tener herramientas más profesionales de comunicación.
También hay que cuidar a los funcionarios judiciales. Lo digo por la situación de Rosario, del Conurbano, y de algunos lugares de la frontera noroeste y noreste, donde hay jueces y fiscales trabajando sin protección y arriesgando sus vidas.
- ¿Qué medidas hay que tomar para frenar la violencia en Rosario?
- Yo fui muchas veces a Rosario como ministro y sigo yendo. Nosotros tomamos muchas medidas para atacar ese problema. En primer lugar se eligió a Rosario como el segundo lugar para la implementación del sistema acusatorio. También avanzamos con la instalación de un edificio para fiscalías federales y fiscalías provinciales dedicadas a la criminalidad organizada junto con fuerzas de seguridad y organismos específicos como la UIF o el Registro de Reincidencia. Lamentablemente en ese momento la Municipalidad de Rosario no nos acompañó. Avanzamos con la cárcel de Coronda. Se mandó un proyecto para la creación de más fiscalías y juzgados de primera instancia. Y se avanzaron con los concursos en esa jurisdicción. Todo eso se paró. De hecho hay una vacante que viene desde la gestión nuestra.
Además está pendiente el proyecto de Código Penal, que avanzaba sobre el tema del narcotráfico, con figuras específicas para la narcocriminalidad.
Patricia Bullrich también hizo muchas cosas desde el Ministerio de Seguridad con las fuerzas federales. Todo eso se abandonó. Espero que haya un nuevo gobierno y retome todo esto.
- Uno de los problemas de Rosario son las vacantes en la justicia federal pero tenemos un Consejo de la Magistratura paralizado…
- A ningún oficialismo le conviene tener a este tipo de institucionales paralizadas. No obstante, el problema de Rosario o de Santa Fe no son las vacantes. Las vacantes están asociadas al viejo sistema de Justicia que no responde a la demanda de trabajo real. Acá hay que crear más fiscalías. Eso implica una ley de creación de cargos. Los concursos los vemos después. Si no, nos vamos a estar siempre mordiendo la cola. No hay que engañarse. La solución es abordar esto de una manera distinta.
- ¿Qué otras cosas quedaron pendientes de su gestión?
- En la designación de jueces tuvimos un problema político, en dos años el peronismo no quiso nombrar jueces y no puede pasar eso. También cometimos errores en algunas elecciones de jueces y magistrados. Y el Consejo de la Magistratura tiene que mejorar mucho, no solo en la celeridad sino que lleguen los mejores. Muchas cosas quedaron a mitad de camino. Hay que focalizarse en algunas prioridades que puedan completarse en un período de gobierno. Otras cosas se aprobaron pero no se usaron nunca como la ley de responsabilidad penal de las personas jurídicas.
- ¿Se arrepiente de haberle aceptado la renuncia a Oyarbide y de esa foto juntos?
- No, al contrario, con esa salida se logró que la Justicia sea un lugar mejor. Con el caso de (Eduardo) Freiler se vio lo costoso e impredecible que es el proceso del Jury. Oyarbide ya había tenido dos procesos de juicio político y se habían cerrado. Yo privilegié que la Justicia tenga jueces probos y que aquellos que no merecen ser jueces estén el menor tiempo posible.
- Pero Oyarbide se fue a su casa a cobrar la jubilación …
- No es tan lineal. También se discute si es válida la jubilación una vez removido por un Jury. Yo prefiero ser pragmático. Después es un tema de la Justicia investigar si ese juez cometió algún delito. Hoy la Justicia necesita de estas decisiones prácticas para poder cambiar la realidad.
- Otro tema que marcó su gestión fueron las críticas de Elisa Carrió, una de las referentes de Juntos por el Cambio. ¿Quedó saldada esa cuenta?
- Nunca tuve un inconveniente con la doctora Carrió. Al contrario, coincido en muchos de los objetivos. Tenemos diferencias operativas. En lo de Oyarbide, tenía otra posición. Varias veces me atacó. Creo que tenía que ver con una cuestión política, ella mandaba mensajes al Gobierno. No fue algo personal. Yo no tengo nada pendiente. Es una dirigente muy valiosa que ahora también se postulará como pre candidata a presidenta. Estoy muy tranquilo con la gestión que desarrollamos.
Seguir leyendo: