La Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata confirmó el procesamiento de un pastor evangélico de 60 años acusado de captar personas en situación de vulnerabilidad y retenerlas con fines de explotación laboral en distintos emprendimientos comerciales de su propiedad en la ciudad balnearia. Se trata de Roberto Taglabué, un ministro evangélico a cargo de la iglesia “El Shaddai”, perteneciente a la congregación de la Unión de las Asambleas de Dios, quien estaba a cargo -entre otros asuntos- del “Programa Cristiano de Rehabilitación de Adicciones” , cuyo nombre coloquial era “El Hogar”, un espacio dedicado a la ayuda de personas con problemas de adicción a las drogas y al alcohol, a quienes obligaba a trabajar a su beneficio como parte de un “programa de recuperación”.
El pastor había sido procesado y detenido el 3 de agosto del año pasado por orden del juez federal Santiago Inchausti luego de una serie de allanamientos que confirmaron la línea de investigación de la Fiscalía Federal N° 1 de Mar del Plata, en cabeza de la fiscal Laura Mazzaferri. En ese sentido, y de acuerdo a un comunicado del Ministerio Público Fiscal (MPF), se confirmó que “el imputado captaba y acogía a las víctimas de trata al menos desde el año 2001″ por intermedio del “Hogar” y de la Iglesia Evangélica que él mismo administraba.
La causa tuvo su inicio el 31 de agosto del año anterior producto de una denuncia del Comité Ejecutivo de Lucha contra la Trata, cuyo escrito afirmaba que “parte de los negocios vinculados a la Iglesia ‘El Shaddai’ -a cargo del imputado- eran una forrajería, una verdulería y un mercado donde trabajan jóvenes que no recibían pago por el trabajo que realizaban”, indicó el sitio Fiscales.gov.ar
Allí se inició la investigación que desembocaría en los allanamientos realizados por la Policía de Seguridad Aeroportuaria en el “Hogar” -en la calle Génova 8149- y en la Iglesia -Brumana 2261- situados en el barrio “Pueyrredón”, a 7 kilómetros de distancia del centro de la ciudad de Mar del Plata. Durante dichas medidas, además, se había podido comprobar que “el imputado mantenía animales cautivos, especialmente aves y reptiles en peligro de extinción, los cuales comercializaba ilegalmente”.
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En ese contexto, el juez Inchausti dictó el procesamiento del pastor Taglabué “por considerarlo autor penalmente responsable del delito de trata de personas con fines de explotación laboral agravada en nueve hechos, privación ilegítima de la libertad cometida mediante amenazas en un caso y con fines religiosos en siete casos, ejercicio ilegal de la medicina, comercialización de fauna silvestre respecto de 97 animales y maltrato contra 154 animales”.
“Las víctimas de trata de personas -señaló el juez- eran, en general, jóvenes en situación de vulnerabilidad, con consumo problemático de estupefacientes o alcohol, quienes debían realizar venta ambulante de panificados, de productos de limpieza y plantas y la atención comercial de una forrajería, como parte de un tratamiento de rehabilitación”.
Y añadió: “El encausado actuaba bajo el pretexto de un tratamiento terapéutico destinado a personas con consumo problemático de sustancias estupefacientes y/o alcohol, que no era tal en la práctica, imponiendo sus normas y restricciones, y obligándolos a trabajar para su beneficio personal, en perjuicio de la mayoría de las víctimas de autos”.
Según informó el MPF en referencia a la investigación, el tratamiento de rehabilitación que proponía el ministro evangélico “incluía el encierro en la institución de los jóvenes sin contacto con el exterior” durante 45 días, tras lo cual se permitía su salida para “realizar tareas de venta de los diferentes productos que comercializaba la organización” en un proceso que duraba 9 meses. En tales circunstancias, “las víctimas tenían largas jornadas de trabajo a cambio de una ínfima porción de las ganancias, que quedaban en su mayor parte en manos del imputado. Además, debían realizar tareas de limpieza y mantenimiento no remuneradas de las instalaciones donde vivían”.
Tras su procesamiento, que agravó al delito de trata con fines de explotación laboral “por ser el imputado ministro o autoridad de culto, por mediar engaño y amenazas, por la cantidad de víctimas, por el abuso de su situación de vulnerabilidad, por haberse consumado la explotación y por haber sido cometido en perjuicio de un menor de edad y una persona con discapacidad”, la defensa del pastor interpuso recurso de apelación, que recayó en la Cámara Federal de Apelaciones de Mar del Plata, integrada por los jueces Alejandro Tazza y Eduardo Jiménez.
En dicha instancia la Cámara confirmó que “los elementos recogidos durante la instrucción dan cuenta de que -el acusado- aprovechaba su función como pastor de la iglesia ‘El Shaddai’ y como autoproclamado director de un ‘programa’ de rehabilitación de adicciones con el objetivo de atraer a jóvenes en situación de vulnerabilidad. Luego de esa captación, los acogía en el ‘hogar’ situado frente a su vivienda y los explotaba laboralmente en la realización de diversas actividades sin paga alguna”.
A su vez, indicó que dichas actividades consistían en el “mantenimiento y limpieza de la iglesia y del ‘hogar’, atención del almacén ‘Lo de Sandra’ (...), atención de la forrajería en la planta baja de Génova 8149 -donde funcionaba el ‘hogar’ de rehabilitación en la planta baja-, venta ambulante de productos -algunos de los cuales eran donaciones para un comedor que también estaba bajo su órbita-, trabajos de albañilería y/o mantenimiento para vecinos del barrio, limpieza y cocina en el ‘Hogar El Farolito’, administración de pensiones o programas sociales que pudieran cobrar”.
En esa línea, los jueces de Cámara coincidieron con el dictamen emitido por el fiscal general Daniel Adler, y concluyeron que en el caso existía un “un denominador común entre las personas captadas y/o acogidas por el acusado: la situación de vulnerabilidad social, económica y de salud en que se hallaban en virtud del consumo problemático de sustancias estupefacientes y/o alcohol, la falta de oportunidades laborales y habitacionales, la edad y la falta de vínculos familiares sólidos”.
A raíz de la confirmación de su situación procesal, el pastor seguirá detenido en prisión, hecho que ya provocó el año pasado la organización de cadenas de oración virtuales y marchas de apoyo impulsadas por las congregaciones evangélicas de Mar del Plata como la Asociación Marplatense de Iglesias Evangélicas.
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