La capacitación laboral es una herramienta clave para fomentar el desarrollo individual y colectivo. En ese sentido, desde hace seis años, a través de su programa de oficios, el Grupo DESA, -titular de las distribuidoras EDEA, EDEN, EDELAP, EDES y EDESA- brinda oportunidades concretas de crecimiento a comunidades en las provincias de Buenos Aires y Salta.
Este proyecto, que combina formación técnica con habilidades socioemocionales, tiene como objetivo mejorar las condiciones de empleabilidad de personas en situación de vulnerabilidad social.
Educación y empleabilidad: una apuesta por las comunidades
El programa de oficios se caracteriza por su enfoque inclusivo y gratuito. Desde su inicio, se dictaron más de 80 cursos en 30 localidades, que beneficiaron a más de 1.400 personas. Las capacitaciones, diseñadas para mayores de 18 años, abarcan contenidos técnicos, inglés digital y habilidades interpersonales, preparando a los participantes para los desafíos del mercado laboral actual.
Entre los proyectos más recientes destaca el Centro de Formación de Oficios inaugurado en Tartagal, Salta. Esta iniciativa, desarrollada junto a la Fundación Compromiso y la Municipalidad de Tartagal, busca mejorar la empleabilidad en esta localidad. En este espacio, acondicionado por EDESA con computadoras de escritorio, 50 personas participaron en el curso “Ciudadanía Digital y Proyectos de Vida”, un punto de partida para fortalecer sus competencias.
Capacitación en los penales: una iniciativa transformadora
El Grupo DESA también llevó su compromiso educativo a contextos complejos, como el Complejo Penitenciario de San Martín, en la provincia de Buenos Aires. En alianza con la Fundación Compromiso y la organización Espartanos, implementó el programa “Potrero Digital”, que ofrece formación en herramientas tecnológicas como programación, marketing digital y comercio electrónico.
Esta iniciativa tiene un fuerte impacto en la resocialización de personas privadas de su libertad. “Capacitamos a los detenidos para que, al salir, estén mejor preparados para competir en el mercado laboral”, explicó Eduardo Coco Oderigo, líder de Espartanos.
Más de 30 personas próximas a cumplir su condena participaron en los talleres y recibieron conocimientos esenciales que les brindan una nueva oportunidad para reconstruir sus vidas.
Electricidad básica: educación con impacto comunitario
Se trata de uno de los pilares del programa. Compuesto por ocho módulos, ofrece conocimientos técnicos esenciales y fomenta habilidades necesarias para desempeñarse en el ámbito laboral.
Además, los estudiantes reciben herramientas y materiales de manera gratuita en pos de asegurar que las limitaciones económicas no representen un obstáculo. Como parte de la práctica final, los participantes acondicionan instalaciones eléctricas de entidades comunitarias y generan así un impacto positivo directo en su entorno.
Un caso especial: la educación técnica en penales
En 2023, el curso de electricidad básica se desarrolló en la Unidad 48 del Complejo Penitenciario de San Martín. En esta edición, los estudiantes fueron guiados por Martín Gavilán, un electricista matriculado y estudiante de sociología que, tras cumplir su condena en la Unidad 47, encontró en la enseñanza una forma de retribuir a su entorno.
“Participar como profesor en este curso me dio identidad. Enseñar es un privilegio y ver el impacto en los estudiantes es algo que cambia vidas”, explicó. Este taller representó para los internos una oportunidad concreta de reinserción laboral, con la posibilidad de obtener herramientas y certificaciones que facilitarán su proceso de integración.
Equidad de género: rompiendo barreras en la industria energética
En un sector como el energético, tradicionalmente liderado por hombres, el Grupo DESA impulsa desde 2023 una edición para mujeres de este programa. De esta forma, busca empoderar a trabajadoras mediante la capacitación técnica. Hasta el momento, cerca de 200 participantes se sumaron a esta iniciativa, desafiando estereotipos y abriendo camino en áreas técnicas de alta demanda.
El apoyo de instituciones como la UTN, UNNOBA y CUSAM, así como de diversas secretarías de género y educación, ha sido fundamental para el éxito de esta edición. “Estos cursos no son exclusivos para hombres. Las mujeres también tienen la capacidad de aprender y desarrollar estas tareas”, aseguró Natalia Llanos, una de las participantes del taller “Instalaciones Eléctricas III” en Salta.
El impacto acumulado del programa de oficios se traduce en cifras y experiencias que respaldan su relevancia. Más de 80 instituciones comunitarias se han beneficiado directamente con las prácticas finales de los estudiantes que optimizaron sus instalaciones eléctricas.
“Nuestro propósito es mejorar la calidad de vida en las comunidades donde operamos, promoviendo un desarrollo sostenible mediante programas inclusivos e innovadores”, concluyó Mariana Reñe, gerenta de Relaciones Institucionales y Sustentabilidad del Grupo DESA.