La tradición que define cada paso: la historia detrás de los mocasines más emblemáticos de Buenos Aires

En 1952, Luciano Bagnasco abrió el primer local de Guido en la calle que dio nombre a la marca, en el corazón de Buenos Aires. Este inmigrante italiano, junto con un grupo de artesanos, comenzó a confeccionar zapatos a mano utilizando los mejores cueros locales. Desde entonces, no solo fabricó calzado, sino que se convirtió en una tradición que une pasado, presente y futuro.

Los primeros mocasines no tardaron en convertirse en un clásico argentino, reconocidos por su calidad y diseño. Hoy, este local continúa trabajando de manera artesanal: cada producto se corta, cose y ensuela a mano en un proceso que puede llevar semanas. Esta dedicación a los detalles asegura durabilidad y convierte cada pieza en única.

Además de haber calzado a figuras legendarias como Fangio, el rey Juan Carlos y Borges, la marca sigue siendo un referente de estilo para personalidades de renombre internacional en la actualidad. Inès de la Fressange, ícono del chic francés y exmodelo estrella de Chanel, expresó su entusiasmo por los productos de esta firma en una entrevista con Infobae. “Necesito comprar unos mocasines de Guido, cinturones blancos ¡y ponchos!”, declaró. La marca argentina sigue conquistando corazones más allá de sus fronteras.

La conexión de esta firma con lo atemporal y lo exclusivo continúa. Y confirma su lugar no solo como un ícono nacional, sino como un símbolo de artesanía y buen gusto que trasciende generaciones y continentes.

Sin embargo, no es necesario ser una celebridad para apreciar el legado de estos zapatos. La marca también acompaña a miles de familias argentinas, desde abuelos hasta nietos, creando un lazo que trasciende el tiempo.

Como cuenta Agostina Bagnasco, tercera generación al frente de Guido: “Se sigue haciendo totalmente a mano. Se aprecia el trabajo en cada uno de los detalles. Por eso, no hay dos zapatos iguales”.

Si bien la firma mantiene sus raíces en la tradición artesanal, la marca evolucionó con los años. Con presencia en mercados internacionales como Japón, Suiza y Brasil, y una tienda online que facilita la compra desde cualquier parte del mundo, logró expandir su alcance sin perder su esencia.

Las publicidades recientes de esta zapatería apuntan a captar la atención de un público más joven. Productos diversificados como bolsos, camisas y trenchs, junto con colaboraciones internacionales, reflejan esta intención. Además, celebran su legado, conectando generaciones a través del diseño y la historia.

Estas cápsulas audiovisuales representan la continuidad de una historia que comenzó hace más de siete décadas. A través de imágenes evocadoras, se muestra cómo Guido ha mantenido intactos los valores que pregona dese sus orígenes: estilo, calidad artesanal y atención al detalle. La narrativa conecta generaciones al resaltar que cada pieza es más que un producto; es un legado que avanza hacia el futuro con el mismo espíritu artesanal que lo vio nacer.

Con un enfoque nostálgico, el spot celebra el impacto emocional de los productos Guido en la vida de sus clientes. Los mocasines, bolsos y accesorios, además de ser elementos de moda, son testigos de momentos significativos.

La narrativa destaca cómo el diseño artesanal y los materiales de primera calidad no solo perduran en el tiempo, sino que conectan lo clásico con lo contemporáneo, reafirmando el valor de la tradición en un mundo cada vez más acelerado.

El guardián es una figura que encarna el legado y la sabiduría acumulada de Guido. Este personaje, que representa a los artesanos que han dedicado su vida al oficio, es el hilo conductor que une décadas de excelencia en confección. Generación tras generación, la marca se transmite el conocimiento técnico, así como el orgullo por lo bien hecho y la responsabilidad de perpetuar una identidad que no cede ante las tendencias efímeras.

No se trata solo de una marca de calzado: es un símbolo de dedicación y herencia. Desde los talleres en Buenos Aires hasta los pies de clientes en todo el mundo, cada zapato cuenta una historia.

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