En el marco de las campañas de concientización sobre la salud masculina, el cáncer de próstata sigue siendo un tema prioritario. Según recientes investigaciones, más de 1,4 millones de hombres son diagnosticados con esta enfermedad en todo el mundo.
A nivel nacional, de acuerdo con estadísticas oficiales, la cifra supera los 11.000 casos anuales. De esta cantidad, un porcentaje considerable se detecta en etapas avanzadas. Este dato subraya la necesidad urgente de fomentar los controles urológicos como parte de una rutina de cuidado integral.
Qué es el cáncer de próstata y quiénes están en riesgo
Se trata del crecimiento maligno de las células en la glándula prostática. “Es una patología que afecta aproximadamente a uno de cada siete hombres y es más común en aquellos mayores de 50 años”, explica el Dr. Darío Galmarini (MN 99.848), Asesor Médico del área de Oncología de Bayer para la región Cono Sur,
Además, el profesional destaca que el principal desafío que presenta esta condición consiste en su evolución silenciosa en las etapas iniciales. “En las primeras fases no suele presentar síntomas, lo que dificulta su detección si no se realizan controles regulares”, agrega.
Factores como la edad, los antecedentes familiares y la etnicidad pueden aumentar el riesgo de padecer esta enfermedad. Por ejemplo, los hombres con un familiar directo que la haya tenido tienen un doble riesgo de desarrollarla, por lo que deberían empezar los chequeos, incluso, antes de los 50 años.
El desafío cultural: los tabúes en la salud masculina
A pesar de los avances en concientización, según los datos proporcionados por Carolina Viedma (MN 148468), médica uróloga especializada, siete de cada diez hombres mayores de 50 años en la Argentina no se realizan controles anuales de próstata. Se trata de una cifra alarmante, si se considera que el 40% de los casos se detecta cuando la patología ya ha hecho metástasis.
“El tacto rectal sigue siendo una barrera importante, percibida como un tabú o incluso un motivo de burla en ciertos entornos”, explica la especialista. Sin embargo, aclara que este procedimiento es breve y esencial para detectar alteraciones tempranas. También, menciona la posibilidad de detectarlo mediante el antígeno prostático específico (PSA), un análisis de sangre sencillo que permite descifrar anomalías sin invasión.
Hacia una conciencia urológica
Mientras que las mujeres han desarrollado una conciencia preventiva en áreas como la ginecología, muchos hombres aún carecen de una “conciencia urológica”. Para Carolina Viedma, esta diferencia cultural se debe en parte a la educación recibida desde edades tempranas: “El cambio debe empezar en las familias y las escuelas: se debe promover la idea de que cuidar la salud no es un signo de debilidad, sino de fortaleza”.
En este marco, resulta fundamental entender que los controles anuales permiten detectar el cáncer de forma temprana e identificar otras condiciones como la hiperplasia prostática benigna (HPB), una patología no cancerígena que puede afectar significativamente el bienestar integral.
Avances en detección y tratamiento: una mejor calidad de vida
La detección temprana aumenta significativamente las tasas de supervivencia y mejora las opciones de tratamiento. Entre los avances más destacados están las intervenciones mínimamente invasivas, como la laparoscopía y la cirugía robótica, que reducen los riesgos de incontinencia urinaria y disfunción sexual, efectos secundarios asociados a tratamientos más invasivos.
“Hoy en día, los pacientes diagnosticados en etapas iniciales tienen un pronóstico excelente, con posibilidades de curación que superan el 90%”, comenta la doctora Viedma. Por otro lado, los tratamientos para estadios avanzados incluyen bloqueos hormonales y vigilancia activa, que permiten controlar la progresión del cáncer mientras se preservan las condiciones de vida.
Además de sus efectos individuales, el hecho de detectar a tiempo esta patología tiene un impacto significativo en los sistemas de salud, ya que esto demanda soluciones menos costosas y permiten a las personas continuar con su vida laboral activa.
“Un diagnóstico precoz no solo mejora el pronóstico del paciente, sino que reduce la carga económica asociada al tratamiento de casos avanzados, que son más complejos y prolongados”, detalla Darío Galmarini.
Cuidar la salud masculina: más allá del cáncer de próstata
Aunque esta patología representa un eje central en las campañas de prevención, la doctora Viedma expresa la necesidad de ampliar la conversación hacia un cuidado integral de la salud masculina. Esto incluye la prevención de enfermedades cardiovasculares, la autoexploración testicular para detectar anomalías y la atención a problemas como la disfunción eréctil, que pueden ser indicadores de otras afecciones como enfermedades coronarias.
“Es necesario derribar la idea de que el hombre no debe enfermarse ni pedir ayuda médica”, concluye la profesional. Al igual que con el cáncer de próstata, la prevención y la educación son claves para un cambio cultural que mejore las tasas de diagnóstico temprano en todas las áreas de la salud masculina.