En el vasto territorio de América Latina, la riqueza cultural de las antiguas civilizaciones dejó una huella indeleble en su patrimonio artístico. Estos vestigios, que abarcan siglos de historia y diversas expresiones culturales, cuentan con un nuevo espacio de estudio y divulgación en el Museo Pajcha Ucasal.
Ubicado en el campus de la Universidad Católica de Salta (UCASAL), este sitio se convirtió en un eje fundamental de investigación para estudiantes y docentes. A través del análisis de las piezas, revalorizan y exploran las raíces de las sociedades originarias de la región.
Un legado de arte y cultura: la donación que cambió la historia
La iniciativa nació gracias a la significativa donación de piezas que realizó Liliana Madrid de Zito Fontán. Con este gesto, buscó preservar el arte étnico americano y hacerlo accesible a nuevas generaciones de estudiantes e investigadores.
Esta iniciativa permitió, por un lado, la creación de un museo en el campus universitario de UCASAL. Asimismo, sirvió para abrirle la puerta al diálogo entre el pasado y el presente en un espacio donde se fusionan la docencia y la investigación.
“Contar con un sitio que reúne piezas que van desde el siglo XVIII hasta nuestros días, de diferentes culturas andinas y algunas provenientes de distintos países de Latinoamérica, ofrece la posibilidad de articular la docencia, la investigación y la extensión, tres funciones sustantivas de nuestra labor universitaria”, explica la vicerrectora académica de la Universidad Católica de Salta, Constanza Diedrich.
Este lugar funciona como un verdadero laboratorio de aprendizaje. Los alumnos pueden trabajar directamente con las piezas, llevando a cabo investigaciones en distintas dimensiones del arte y la cultura. Además, está abierto al público, con el objetivo de UCASAL de democratizar el acceso a la cultura y acercar a la comunidad a este valioso patrimonio.
El valor del sincretismo en las colecciones del museo
Una de las principales características de las piezas exhibidas en el Museo Pajcha Ucasal es su diversidad y la riqueza de influencias culturales que reflejan. En este sentido, la convergencia entre las culturas precolombinas y la colonización europea juega un rol fundamental.
Gran parte del material exhibido allí provenie de diferentes zonas de América Latina y muestran cómo la llegada de los conquistadores españoles alteró profundamente las manifestaciones artísticas de los pueblos originarios.
“En este periodo de evangelización, que da lugar a la aparición de los típicos ángeles arcabuceros, nos encontramos con referentes de la pintura cusqueña, que tan claramente va a representar este sincretismo cultural”, destaca Diedrich. Este tipo de manifestaciones artísticas, propias del arte colonial andino, se destacan por la integración de elementos indígenas y europeos, las cuales generaron nuevas expresiones que perduran hasta hoy.
Entre las colecciones se encuentran piezas de alfarería, textiles y cerámica, junto a obras de arte sacro y objetos de arte. Esta variedad evidencia la coexistencia de diferentes creencias y prácticas culturales, y permite a los visitantes reflexionar sobre la complejidad de la historia de nuestro continente.
Un museo que proyecta al futuro
La creación del Museo Pajcha Ucasal es parte de una estrategia más amplia de la institución para posicionarse como un referente en el campo de la cultura y el arte en el norte argentino. A esta iniciativa se suman otras propuestas artísticas y culturales, como Eucasa, la editorial universitaria; la Camerata, la orquesta sinfónica y el coro universitario, bajo la dirección del maestro Jorge Lhez.
Además, el espacio representa un punto de encuentro donde se desarrollan actividades educativas y de investigación. Estudiantes y docentes colaboran en proyectos que buscan reinterpretar las piezas desde una perspectiva contemporánea, aplicando las más avanzadas técnicas de análisis en el campo de la arqueología, la antropología y la historia del arte.
Cabe destacar que, entre las piezas más destacadas del museo, se encuentra un antiguo petroglifo. Este bloque de roca, con inscripciones zoomorfas, geométricas y antropomorfas, fue descubierto en la zona de la Quebrada del Toro, en Salta, y ha sido objeto de estudios que buscan determinar su origen y antigüedad. Se estima que este objeto podría datar entre el año 600 a.C. y el 1.000 d.C., y representa un ejemplo claro del arte rupestre utilizado como marcador territorial por los pueblos originarios.
“La puesta en valor de este petroglifo, que puede apreciar todo aquel que se llegue hasta el Campus universitario, invita a reflexionar sobre nuestra identidad y la recuperación de la memoria colectiva de antiguos pueblos”, concluye la licenciada María Lujan Bravo Garay, antropóloga y docente de UCASAL.