“Volvamos a los clubes” es una campaña impulsada por Topper, destinada a brindar apoyo a diversas entidades barriales, sociales y deportivas a lo largo del país. Uno de sus grandes propósitos es alejar a los jóvenes de las calles, incentivándolos a participar en actividades deportivas mejorando sus instalaciones y proveyéndoles de materiales esenciales para su funcionamiento.
En esta ocasión, la iniciativa llegó a Chapadmalal una ciudad conocida por su mar, acantilados y espacios tranquilos. Allí se encuentra el Costa Azul, lo que durante muchísimos años fuera tan solo un destacado club de bochas.
Ese ambiente calmado -donde el silencio era interrumpido solo por el clack de las bochas- experimentó un cambio significativo cuando un grupo de jóvenes propuso la idea de formar un equipo de fútbol dentro del club.
Como suele suceder ante los cambios, lo primero que apareció fue una resistencia por parte de los miembros más antiguos del club. Pero la persistencia y pasión de estos jóvenes por el fútbol empezaron a derribar barreras.
Con el tiempo, el entusiasmo, la dedicación de los jóvenes y el apoyo de Topper, convencieron a los veteranos jugadores de bochas de la importancia de armar nuevos proyectos para que el club pueda perdurar en el tiempo e incluir a cada vez más personas.
“Estamos muy orgullosos de poder apoyar el desarrollo deportivo de las nuevas generaciones en el Club Social y Deportivo Costa Azul. Su historia de garra, pasión y resiliencia nos inspiran a seguir trabajando para que los clubes de barrio sigan siendo espacios de encuentro y crecimiento para los chicos y las chicas de todo el país”, expresó Ignacio Piñeyro, gerente de Marketing de la marca.
Así, -en su recorrido por toda la Argentina- el proyecto ya ha dejado su huella en varias provincias argentinas como Jujuy, Córdoba, Tucumán y Buenos Aires.
Cabe destacar que en el caso específico del “Club Social y Deportivo Costa Azul”, la marca no solo donó indumentaria y material de entrenamiento, sino que también contribuyó con infraestructura esencial, incluyendo arcos, redes y aros de básquet, un banco de suplentes y mejoras en el alambrado perimetral. Este apoyo representa una inversión significativa en el futuro deportivo y social de la comunidad local.
Además, como un gesto simbólico del impacto positivo y la transformación lograda, se inauguró un mural de más de 200 metros cuadrados creado por un artista local. Esta obra de arte no solo embellece las instalaciones del club, sino que también celebra la unión y el espíritu comunitario que lo caracteriza, simbolizando el vínculo entre su pasado de bochas y su presente enfocado en el fútbol.
De esta manera, con el apoyo de Topper y la comunidad, se logró darle la oportunidad a esta nueva generación de incorporarse al Costa Azul, un club que ahora celebra tanto el fútbol como las bochas, siendo un símbolo de cómo los deportes pueden unir generaciones y fomentar un sentido de comunidad y alegría compartida.
Para conocer más sobre la historia y actividades del Costa Azul se puede visitar su cuenta oficial de Instagram.