Para la generación de impacto positivo de una empresa es crucial la gestión de los factores Ambientales, Sociales y de Gobernanza (ASG, en inglés ESG). En lo ambiental se observa el desempeño de las organizaciones ante el cambio climático, la biodiversidad y la gestión de residuos, entre otros aspectos.
Los factores sociales abordan la relación de las organizaciones con grupos de interés (empleados, clientes, proveedores y comunidades) e incluyen derechos humanos, laborales, condiciones de trabajo, salud, igualdad de oportunidades, etc. En tanto, los factores de gobernanza refieren a la asignación de funciones, responsabilidades y derechos entre las partes interesadas y engloban cuestiones como transparencia, equilibrio e información.
Estos aspectos de la gestión empresarial son evaluados con una atención creciente por los grupos de interés involucrados. “Los consumidores están modificando comportamientos, los inversores no quieren verse involucrados con compañías que no abordan sus externalidades negativas y su falta de transparencia en la revelación de estos impactos, particularmente en el reporte financiero. Y la fuerza laboral quiere trabajar en empresas que compartan sus valores personales”, reconoció Orlando Scarpelli, socio líder de Assurance ESG de Audit & Assurance, Deloitte Argentina.
Según estimaciones de Scarpelli, esto trajo como consecuencia un incremento de las ventas y de la rentabilidad de las empresas en general, incluyendo la disminución de costos. Asimismo, mejoró la satisfacción de los clientes y la atracción (y retención) de mejores talentos.
El ámbito regulatorio promueve normas sobre la publicación de información no solo financiera y diversas normativas a nivel mundial exigen a las empresas rendir cuentas sobre la gestión de aspectos diversos, especialmente en relación al cambio climático. Frente a esta creciente atención de las entidades reguladoras, las empresas se ven motivadas a ajustar sus modelos operativos en función de los riesgos y oportunidades identificados por los factores ASG (Ambientales, Sociales y de Gobernanza).
“El avance hacia la integración ASG ya no es una cuestión de ‘cuándo’, sino de ‘cómo’. Esto implica ampliar el mapa de riesgos empresarial para incluir, además de los tradicionales riesgos económicos, financieros, operativos, tecnológicos, a los de ASG”, sostuvo el líder de Assurance ESG de Audit & Assurance para Deloitte Argentina.
En ese contexto, a las entidades les resulta imperioso sumar profesionales capaces de elaborar una ruta crítica que cierre las brechas identificadas. Junto a la más alta dirección de las empresas, deberán adaptar y transformar la entidad en función a los factores ASG, promoviendo, además, que alcance a toda la estructura organizativa.
Este proceso implica, según explicó Scarpelli, un abordaje práctico que podría resumirse en seis pasos. Primero, establecer una línea de base o punto de partida; en segundo lugar, diseñar una visión y una estrategia de sustentabilidad.
En tercer lugar, identificar los riesgos y oportunidades; luego, desarrollar políticas y procedimientos; a continuación, medir y reportar el desempeño. Y, finalmente, ofrecer señales razonables sobre la veracidad e integridad de la información, algo que es de particular importancia para terceros interesados.
La alineación con las demandas crecientes de transparencia de los factores ASG fortalece la confianza de reguladores y diversas partes interesadas. Esto impulsa a numerosas organizaciones a explorar plataformas que integren datos financieros y no financieros, incluso de diversas fuentes de ASG, con sistemas de origen distintos, automatizando la agregación de información.
La búsqueda se orienta hacia herramientas tecnológicas que recojan, ensamblen y elaboren informes, conectando la información directamente a reportes de sostenibilidad, encuestas, revelaciones obligatorias, informes anuales y archivos regulatorios. Esta tendencia refleja el esfuerzo por mejorar la eficiencia y coherencia en la comunicación, tanto de acciones como de resultados.
La gestión de factores ASG, junto con sus riesgos y oportunidades, se está consolidando como un componente esencial en la administración empresarial. Este proceso no solo contribuye a la protección y creación de valor a largo plazo, sino que también asegura la perdurabilidad de la organización en el tiempo.