Podría decirse que el vóley y el básquet son deportes hermanos: ambos nacieron en la Asociación Cristiana de Jóvenes y se han expandido de forma exitosa por todo el mundo. A más de un siglo del nacimiento de estas disciplinas, su vínculo se ve reflejado en historias como la de Luciano De Cecco.
Se crió con la pelota naranja gracias a su padre, Ricardo, quien fue jugador profesional. Con tan solo 5 años, lo acompañaba a todos sus partidos y se metía a la cancha en los entretiempos para probar su puntería al aro. “Tenía posters, revistas y remeras de la NBA”, afirmó el santafesino en el ciclo Protagonistas, presentado por YPF.
Su deseo de llegar a lo más alto del básquet era tan grande que a los 14 años se mudó a Rafaela para sumarse a Ben Hur. Allí llegó a debutar en primera en un torneo regional: jugó más de 10 partidos y apareció en la lista de buena fe de un equipo que luego haría historia en la Liga Nacional.
Sin embargo, mientras el deseo de De Cecco de dedicarse al deporte que lo apasionó toda su vida parecía cumplirse, estar lejos de casa y sus seres queridos representaba un drama para un adolescente. La inundación que sufrió la ciudad de Santa Fe en 2003 fue la gota que rebalsó el vaso y que lo hizo regresar a su tierra natal.
“Quería estar cerca de los míos: no me iba bien en la escuela y no tenía mucha contención porque nunca te van a tratar como en tu hogar. Decidí volver a empezar porque sentía que no estaba listo para estar ahí, aunque significaba dejar la mejor oportunidad en ese momento”, explicó.
El fin de una etapa y el nacimiento de una nueva pasión
Una cuestión burocrática le impidió seguir compitiendo con otro club y eso lo obligó a dar un giro en lo que quería para su futuro. Del anhelo de la NBA y seguir los pasos de su padre, pasó a una disciplina que comenzó a seducirlo y a la que se había dedicado su madre.
“Diez meses después de haberme ido de Ben Hur me federé en vóley: empezó a nacer otra pasión y el ascenso fue tan repentino que mi papá no tuvo tiempo de tragar la desilusión que significó que haya dejado el básquet”, señaló el actual jugador de Lube Civitanova, equipo de la Serie A1 de Italia.
A los 15 años, ya había sido contratado por Bolívar y eso significó el inicio de una carrera repleta de gloria. Dos años más tarde llegó su primera convocatoria para la selección mayor. Le tocó compartir plantel con históricos como Marcos Milinkovic, Jorge Elgueta, Pablo Meana y Alejandro Spajic.
“Tuve mi oportunidad y jugué bastante bien, pero lo que más recuerdo fue una situación en la que un rival me vino a carajear y saltaron todos a defenderme”, recordó el santafesino. El respaldo que recibió por parte de los referentes le sirvió para adquirir más confianza y dar al máximo con la camiseta celeste y blanca.
El vóley como cable a tierra
A más de 15 años de su debut en el seleccionado, ya tiene un nombre en la historia grande del deporte: formó parte del plantel que consiguió la medalla de bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio e igualar la actuación que el equipo argentino había registrado en Seúl 1988.
“El 2021 fue complicado porque la pandemia nos hizo estar mucho tiempo afuera, pero volvimos con la medalla: tuve problemas personales y el vóley me salvó”, confesó el santafesino. Sin dudas, aunque no es hijo directo de esta disciplina como sus compañeros Facundo Conte o Iván Castellani, hoy la ama casi tanto como al básquet, aunque aún conserva posters de Manu Ginóbili y Michael Jordan.
Al finalizar la entrevista, De Cecco se encontró con Santiago Carreras, gerente de Asuntos Institucionales y Comunicación de YPF, quien le entregó un ejemplar del libro publicado por la empresa en el que se relatan los grandes momentos del deporte argentino.
El ciclo Protagonistas se emite semanalmente por DeporTV y puede verse en cualquier momento a través del canal de YouTube de YPF.