“Me irrita tener que estar siempre depilada”, “Me irrita que cuestionen mis pelos”, “Me irrita tener que estar siempre arreglada”. Estos son algunos de los mensajes que empapelan las principales calles de la Ciudad de Buenos Aires este martes 29 de agosto.
Se encuentran en casi todos los barrios: desde Constitución hasta Saavedra, pasando por Coghlan, Villa Urquiza, Chacarita y Once, pero aún nadie reclamó la acción como propia. Tampoco se sabe por cuánto tiempo permanecerán.
Lo que sí se sabe es que parecen invitar a las mujeres a romper con los cánones de belleza y la frustración de perseguirlos.
La gran mayoría de los mensajes se enfoca en los parámetros de belleza y las exigencias sobre los cuerpos: “Me irrita que opinen de mi peso”, “Me irrita que critiquen mi ropa”, “Me irrita tener que tapar mis estrías”, “Me irrita no encontrar talle para mí” y “Me irrita que hablen sobre mi cuerpo”.
Y es que no es ningún secreto que el género femenino ha tomado conciencia en los últimos años sobre la importancia de reflexionar sobre lo restrictivos que son algunos mandatos sociales; así como el agobio que puede producir en adolescentes y mujeres adultas el intentar llenar los zapatos de los estándares de belleza.
En esa línea, Argentina es el segundo país del mundo con más trastornos de conducta alimentaria (TCA), después de Japón. La Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA) suma otro dato angustiante: entre un 10 y un 15% de la población argentina tiene algún trastorno alimentario. Estos desórdenes están asociados con angustia emocional, física y social.
Estos últimos datos concuerdan con el estudio “What women want?” de la consultora Kantar, realizado en 2021. Este informe -realizado en Argentina, Colombia, Chile, México y Brasil- reveló que un 21% de las mujeres argentinas tiene la autoestima por debajo del promedio.
Del mismo estudio se desprende que la edad es uno de los factores determinantes en la seguridad: “Las mayores de 56 años son quienes expresan tener mejor valoración propia, mientras que en los hombres argentinos, quienes llevan mejor su imagen son los que comprenden el grupo de entre 18 y 35 años. Las diferencias entre género y generaciones son notables en todos los países”, explican desde Kantar.
Allí es donde entra el rol de los mandatos de género, aquellas creencias culturales que determinan algunos roles y características determinadas para el género femenino y otros para el género masculino. Para ellas, la maternidad, la belleza estereotipada, la delgadez, el matrimonio y el hogar; para ellos, la caballerosidad, la fuerza física, la virilidad, la racionalidad y la función de proveedor.
En cuanto a la acción de los carteles, ¿se trata de una reflexión individual? ¿Un grupo de jóvenes? ¿Una organización de mujeres? De todas formas, los mensajes invitan a repensar de forma individual y colectiva los mandatos sociales que suelen perseguirse sin demasiada reflexión.
Es importante que tanto niñas y adolescentes como jóvenes y mujeres de todas las edades tengan estas conversaciones de forma abierta y transparente.