Circuitos patagónicos: cuál es la mejor recorrida para conocer las ballenas

El extenso país ofrece múltiples opciones, desde el “fin del mundo” hasta el norte cálido y colorido. Pero para los que prefieren la tranquilidad de paisajes plácidos y extensos, junto a propuestas novedosas, el circuito del Mar Patagónico es una excelente elección.

Recorrer desde Puerto Madryn a Punta Tombo, implica pasar por la Península Valdés. La primera parada será, precisamente, en Puerto Madryn, Capital Nacional del Buceo, ya que en las claras aguas de los golfos San José y Nuevo tienen lugar los bautismos submarinos donde, además, se puede hacer snorkel con lobos marinos.

A 13 kilómetros de la ciudad se encuentra el área natural El Doradillo, lugar ideal para ver ballenas francas australes. Desde junio y hasta mediados de octubre, si la marea está alta, se las puede ver de cerca en la playa La Cantera.

Avanzando por la ruta provincial 2, a 44 km de Puerto Madryn se llega a la Península Valdés, hábitat de ballenas, pingüinos, elefantes marinos y diversos tipos de aves. Por su particular belleza fue declarada una de las grandes maravillas naturales de la Argentina y Patrimonio de la Humanidad.

La web del Ministerio de Turismo y Deportes, La Ruta Natural, recomienda hacer una parada en el centro de visitantes Istmo Carlos Ameghino. Allí se podrá experimentar de cerca su fauna, flora e historia, además de recorrer el mirador panorámico del lugar o el sendero corto adaptado Estepa Patagónica.

Continuando por la ruta, el próximo destino puede ser Puerto Pirámides, desde donde salen las embarcaciones para avistar ballenas, por lo que es un espacio ideal para iniciar un recorrido tranquilo por toda la península. En la zona también se puede visitar Caleta Valdés y observar desde sus miradores los pingüinos de Magallanes, lobos y elefantes marinos. Cerca de allí, en Punta Norte, hay otro refugio-mirador que permite disfrutar de la fauna marina.

Para conocer a fondo la ruta marítima patagónica se puede elegir tomar hacia el sur desde Puerto Madryn, rumbo a Trelew. Allí espera el museo paleontológico Egidio Feruglio, un centro de investigaciones científicas único en Sudamérica. A través de sus recorridos se cuentan las historias de los pobladores patagónicos de hace millones de años.

Cerca de allí, a casi 30 km hacia el sur está la ciudad de Rawson, capital de Chubut. Las opciones son amplias e incluyen disfrutar del balneario Playa Unión y hacer un avistaje embarcado para conocer las toninas overas, también llamadas delfines patagónicos.

A solo 40 km, la reconocida colonia galesa Gaiman es un destino ineludible. Se ubica en el medio de la estepa, entre rosales y álamos, y canales de riego. Allí se ven las capillas y las típicas viviendas de ladrillos rosados y rocas, con sus casas de té que ofrecen la legendaria torta negra, entre otras delicias.

Para cerrar este circuito se puede llegar hasta Punta Tombo, una reserva faunística provincial, que alberga la colonia continental de pingüinos de Magallanes más grande del mundo. Allí mismo, un corto sendero de unos tres kilómetros ofrece la experiencia de caminar entre pingüinos que corren al mar desde sus nidos para buscar alimento.

Este recorrido hay que hacerlo entre los meses de septiembre a abril, pues es allí cuando se reproducen e incuban huevos. Ya en noviembre nacen los primeros pichones de pingüinos, que lentamente irán cambiando su plumaje.

El circuito puede llevar entre cinco y siete días, aunque siempre hay tiempo para volver y disfrutar de nuevo. Por el clima y, sobre todo, por la presencia de la ballena franca austral, los mejores meses para ir son de junio a diciembre.

El recorrido por la Península Valdés se puede realizar con vehículo propio, aunque también se encuentran disponibles las excursiones que se pueden contratar en Puerto Madryn. Para planificar bien el viaje hay que tener en cuenta el calendario de fauna, el pronóstico del tiempo, así como los horarios de las mareas.

En tal sentido, La Ruta Natural ofrece todos los detalles que requieren los turistas, no solo para recorrer el circuito marítimo patagónico, sino cualquier punto del país. Las opciones de naturaleza y biodiversidad son casi infinitas en la Argentina.