En los grandes centros urbanos como lo es la Ciudad de Buenos Aires, persisten ciertos mitos que circulan de generación en generación, basados en creencias populares, tangos típicos o, simplemente, debido a los hábitos de sus ciudadanos. En esa línea, algunas creencias respecto de la higiene urbana impiden que el cambio cultural permita desarrollar una vida más sustentable.
Este contexto también limita que los vecinos cumplan con la normativa vigente que es muy clara y concreta. Por ejemplo, uno de los mitos más recurrentes es: “Para qué separar la basura y los reciclables si todo va al mismo lugar”. Pero esto es falso.
El distrito porteño ofrece tres opciones diferentes para dejar los materiales reciclables: los contenedores verdes dispuestos en la mayoría de las manzanas, los Puntos Verdes en plazas y parques, y la entrega en mano a los Recuperadores Ambientales que recorren, día a día, la ciudad.
En tanto, la basura se debe depositar en los contenedores negros. Cada tipo de elemento tiene un tratamiento específico y un destino final determinado.
Los productos reciclables son tratados en el Centro de Reciclaje de la Ciudad y en los 16 Centros Verdes. En tanto, los contenedores negros que contienen basura son manipulados por las empresas de higiene urbana, que los transportan a las estaciones de transferencia y, posteriormente, al relleno sanitario.
Otro mito muy difundido es el que dice: “La botella de amor no sirve para nada, todo va a la basura”. Esto también es falso.
Se le llama “botellas de amor” a los envases disponibles para recolectar plásticos limpios y secos de un solo uso. Es el caso de los embalajes de alimentos, bolsas y diversos productos descartables, los cuales se entregan en los Puntos Verdes que se encuentran en las plazas de las distintas comunas de la Ciudad.
Esta iniciativa busca recuperar y reciclar todos los plásticos que se usan en el día a día para darles un tratamiento que los permita transformar en madera plástica. Esta luego se utiliza en la construcción de bancos, mesas, composteras, juegos infantiles y cestos.
Tal es el caso del piso del Puente de la Mujer, ubicado en Puerto Madero. El mismo fue renovado por completo con madera plástica elaborada con “botellas de amor” que habían sido juntadas por los porteños.
Uno de los mitos más populares es: “Nadie limpia ni cambia los contenedores”. Esto no es cierto y puede fundamentarse en que la gente no se da cuenta cuándo se realizan estas acciones. No obstante, la mayoría de las tareas de limpieza y recolección se hacen durante la noche para no entorpecer el tránsito urbano.
La Ciudad de Buenos Aires organiza su servicio de higiene por zonas, las que están a cargo de las empresas Cliba, Aesa, Urbasur, AMYM, Solbayres, Níttida y el Ente de Higiene Urbana. Estas hacen la recolección de los reciclados y de la basura, lavan los contenedores o los cambian en caso de que estén rotos.
Todas estas actividades se despliegan en horario nocturno, lo cual hace que sea muy importante que los vecinos respeten el horario para sacar la basura. Esto es de 19 a 21 h, todos los días menos los sábados, a lo que se suma que los residuos deben depositarse en bolsas cerradas.
Retomando los mitos, otro de los más reconocidos es: “Hay que colocar el colchón y la cocina rota al lado del contenedor porque alguien se lo va a llevar”. Sin embargo, además de ser falso, esto genera una serie de perjuicios para todo el barrio, obstaculizan la recolección y limpieza, y pueden dañar los contenedores.
Los residuos voluminosos (grandes electrodomésticos, muebles, colchones, artefactos sanitarios, cerramientos, maderas y otros) deben ser retirados por un servicio especial. El mismo es gratuito y es fácil de solicitar a través del Boti chateando al 11-5050-0147, vía web o al número 147.