Todavía las palabras no aparecen, pero el bebé ya sabe que lo mejor es estar con papá y mamá. Allí, un libro puede ser un puente de comunicación perfecto para que ese niño pequeño disfrute de compañía mientras va llenando su mundo de imágenes y color.
El vínculo es recíproco y debe fortalecerse, tanto con los padres como con otros adultos. “En esa etapa les leemos y disfrutan enormemente nuestra presencia con las manos ocupadas y lejos del teléfono celular, escuchan historias sencillas hasta que pueden disfrutar las historias más largas”, describe la psicóloga Maritchu Seitún (MN 50439) experta en niños y adolescentes.
El libro “Cómo atrapar una estrella”, de Oliver Jeffers, ayuda a pensar en que las cosas a veces no son como se espera, pero si se sigue buscando se encontrarán respuestas.
El encuentro de lectura con los bebés los estimula a descubrir palabras e ideas nuevas. Se van dando cuenta que leer es una llave mágica a universos de lugares, personas e historias fascinantes.
“Les encanta saber lo que va a ocurrir, por eso piden que les contemos siempre los mismos cuentos, les da enorme tranquilidad que ese contenido permanezca en un mundo cambiante. Se convierten en una parte importante de los rituales que facilitan los cambios y las transiciones”, agrega Seitún. En tal sentido, también facilitan a los adultos el abordaje de este tipo de situaciones complejas.
En “El monstruo de colores”, de Anna Llenas, ayuda a grandes y pequeños a entender sus emociones
Maestras, abuelos, niñeras, diversos adultos van ingresando en el mundo del niño pequeño. “Todas son maravillosas y cada persona tendrá su estilo de contar que enriquecerá a los niños, y es una de las formas entretenidas de pasar tiempo de calidad junto a sus hijos. Que los vean leer les ofrece un modelo que seguramente imiten al crecer”, señala la experta.
El cuento “Osito”, de Else Holmelund Minarik es un mensaje muy sencillo y valioso para cada niño sobre el valor de los afectos y los abrazos.
Juego y diversión para ser más creativos
Estimular la creatividad es una de las principales ventajas de la lectoescritura en la primera infancia. “Despierta su interés en infinidad de temas, sus ganas de contar e inventar sus propias historias. Y cuando crecen y ya leen sus propios libros sin imágenes, crean mundos y personajes a medida que van leyendo”, manifiesta la Lic. Seitún.
La lectura a esa edad, ciertamente no persigue un interés intelectual sino ampliar las habilidades emocionales del niño. “Los cuentos son una forma especial de jugar, por lo que les sirven para divertirse, procesar temas que les preocupan y compartir con hermanos y amigos. Son una de las mejores formas de que vayan adquiriendo inteligencia emocional”, explica la especialista en niños y adolescentes.
El impacto en el futuro escolar y profesional
Saber leer e interpretar es una habilidad indispensable para un buen desempeño escolar, universitario y profesional. “Leer bien ahorra tiempo, leerles desde pequeños los lleva a interesarse por esa magia que les ofrecen los adultos en los libros y despierta su interés y deseo por leer, indispensables para que aprendan. Y se convierte en un hábito el pasar tiempo con un libro en la mano”, sostiene Seitún.
En un mundo de pantallas el libro de papel o de goma sigue siendo fundamental. “Es mejor el libro físico porque lo pueden tocar, morder, manipular, pasar las hojas a su ritmo, saltear las que los asustan, buscar las que les interesan. Se comprometen más con el libro ‘de verdad’ y se lo pueden apropiar mejor”, dice la psicóloga Maritchu Seitún.
“Te quiero siempre” es un cuento de Belén López Medus y María Casabal que habla del amor incondicional de los padres a sus hijos. “No importa lo que hagas, no importa lo que digas” es todo lo que necesita sentir un niño en su infancia sobre el amor de sus padres.
En tanto el consumo de pantallas es una acción individual, leer un libro con mamá o papá le ofrece un tiempo de compartir. “Hay otra persona con ellos que comparte el entusiasmo, el interés. Le representa lo que lee y lo dramatiza, es un encuentro humano mucho más rico que estar sentado pasivamente ante una pantalla que no responde”, concluye Seitún.
Huggies, la marca de cuidado infantil de Kimberly-Clark, busca entregar el mejor cuidado posible para bebes y niños, no solo en el momento de la rutina del cambio de pañal. “En Huggies creemos que la coparentalidad en la crianza es fundamental para el desarrollo saludable de los niños. Esto permite que se sientan amados y cuidados por ambos padres”, explica Carolina Tacco, senior category manager para cuidado de bebes y niños de Kimberly-Clark.
Con este objetivo de acompañar desde todos los ángulos el crecimiento, la salud y el desarrollo de los bebés, Huggies desarrolló la plataforma de Más Abrazos, una herramienta digital que guía a las familias respecto al bienestar de su bebé en las distintas etapas de desarrollo, incluso desde antes del nacimiento. Esta web ofrece, además, su línea de productos para el cuidado e higiene infantil.
Cada momento que padres e hijos comparten fortalece el vínculo y la relación entre ellos. Es por esto que, con el objetivo de hacer del momento del cambio del pañal una instancia lúdica y divertida, la marca formó una alianza con The Walt Disney Company hace más de 25 años.
“Ambas marcas comparten valores en cuanto a la relación entre padres e hijos, cultivan la coparentalidad responsable y la crianza respetuosa”, manifiesta Tacco. Este año, para el centenario de Disney, Huggies se unió a las celebraciones lanzando una edición especial de sus pañales Flexi Confort y sus toallas húmedas, inspiradas en algunos de los principales personajes de Disney, entre ellos Mickey Mouse, Tigger, El Rey León, Los Dálmatas y el Pato Donald.
Como parte de esta celebración, las personas que compren cualquier producto Huggies podrán participar de premios instantáneos, como cuentos digitales coleccionables que buscan fomentar la lectura, y hasta un viaje familiar a Disney Paris. Para hacer parte de esta experiencia se puede ingresar aquí.