La carrera por la eterna juventud crece en todo el mundo. Las cifras hablan por sí solas, en 2021 el mercado de medicina estética facturó 97.970 millones de dólares a nivel global y las expectativas de crecimiento hasta 2030 son del 14,3%. Los tratamientos con toxina botulínica llevan la delantera, con una sorprendente apertura del mercado a los hombres.
“La verdadera gran diferencia con las mujeres es que los hombres quieren resultados inmediatos, terapias cortas y, posiblemente, discreción, aunque son el grupo de pacientes que más teme a las inyecciones de relleno facial”, explica la dermatóloga brasileña Carla Pecora.
Entre los científicos de primera línea con los que colabora Merz se encuentra el químico alemán Jürgen Frevert, considerado el padre de la toxina botulínica, a la que ha dedicado toda su vida como investigador científico.
“La ciencia es realmente algo increíble, los primeros usos de la toxina fueron terapéuticos, para tratar el estrabismo, pero como una de las oftalmólogas estaba casada con un dermatólogo, empezamos a darnos cuenta de las inmensas posibilidades en el campo estético”, relata Jürgen Frevert.
Si hace veinte años la toxina botulínica se asociaba simplemente al tratamiento de las arrugas faciales, hoy los dermatólogos hablan de un uso más amplio y completo.
“Hoy la tendencia es cuidar la calidad de la piel: no se trata sólo de añadir volumen o nuevos labios, sino de cuidar las células de nuestra piel y bloquear el envejecimiento. Los tratamientos regenerativos son la nueva frontera de la medicina estética. La otra tendencia importante es tratar no sólo el rostro, sino también otras partes del cuerpo, el escote, el cuello, las manos, cuidándonos como un todo”, explica Martina Kerscher, jefa del departamento de Ciencias Cosméticas de la Universidad de Hamburgo, Alemania.
No obstante, cada cultura tiene sus necesidades específicas. Las europeas temen más los resultados poco naturales, las asiáticas recurren a los rellenos faciales para tener rostros más ovalados como las occidentales, mientras que las latinoamericanas son las clientas más frecuentes, con muchos tratamientos a lo largo del año.
Y si antes el mercado de la medicina estética era tabú para las mujeres más jóvenes, hoy el enfoque médico ha cambiado por completo. Los tratamientos estéticos faciales están sustituyendo a las cremas de belleza y tanto la toxina botulínica como los bioestimuladores de colágeno se utilizan para evitar arrugas en el futuro.
En relación a si los hombres se animan a los retoques estéticos, antes llegaban por sus parejas, sin embargo, actualmente son ellos los que muchas veces traen a sus parejas.
“El rango etario suele ser variado, en los consultorios recibimos desde los 20 hasta los 70 años. En el caso de los más jóvenes, los tratamientos elegidos son la rinomodelación y el relleno de ojeras. A partir de los 40 años, lo más solicitado es la toxina botulínica para tercio superior y, luego, mejorar los surcos nasogenianos. El tratamiento que sí es pedido en todas las edades en el contorno mandibular con Radiesse”, explica la dermatóloga y especialista en medicina estética Daniela Maleh (M.N. 143.541).
En esa línea, la dimensión ética es cada vez más necesaria. “Estamos en la era de la sobreinformación, hay pacientes que siguen cualquier consejo de los influencers del momento y acuden al médico pidiendo los mismos procedimientos que se anuncian en las redes sociales. Por eso, los médicos tenemos que educar a nuestros pacientes explicando detalladamente cada procedimiento y sus efectos, si es aplicable en la persona o no, aún a costa de perder al cliente/paciente”, reconoce la Dra. Pecora.
Merz es una empresa a la vanguardia desde el punto de vista de la preparación de los médicos. “Lo que les ofrecemos desde las oficinas de cada país es intercambiar experiencias con nuestros expertos y formarlos en el uso de nuestros productos. Al mismo tiempo, estamos abiertos a sus ideas, porque la innovación científica es un trabajo que se hace juntos”, subraya Mariana Fonseca, directora de Comunicación de Merz Aesthetics LATAM.
El futuro se avizora prometedor. El uso de la toxina botulínica también crecerá en la medicina general, donde ya se utiliza para aliviar dolores de cuello y cabeza. Actualmente, se está estudiando su capacidad para inhibir el crecimiento de tumores y favorecer la apoptosis de las células neoplásicas, es decir, una especie de muerte programada.
Los médicos coinciden en que la medicina estética avanzó considerablemente en los últimos años.
“Sumamos amplios conocimientos que nos ayudaron a comprender que la única forma de alcanzar naturalidad y armonía en los resultados es tratar de forma global todas las áreas de la cara que se modifican en el envejecimiento y ponernos en manos de profesionales altamente capacitados y entrenados en el tema”, manifiesta la dermatóloga y especialista en medicina estética Andrea Rey (M.N. 139.411).
“Entendimos que para alcanzar esa naturalidad de la que hablamos, los resultados se deben evaluar tanto en reposo como en movimiento, estudiando la cara en sus áreas no solo estáticas sino también dinámicas”, agrega la Dra. Rey.
En el ámbito de la estética y de la medicina regenerativa, el objetivo de médicos e investigadores es dar un tratamiento integral al envejecimiento. Esto requiere aplicar distintos principios activos, en proporciones definidas por cada profesional, con el objetivo de potenciar efectos y duración, haciendo realmente una terapia a medida.
“Creo que en el futuro habrá cada vez más integración entre el fitness y la medicina estética, mantenerse en forma y cultivar la belleza”, manifiesta el Profesor Frevert como corolario del encuentro de especialistas en dermatología realizado en Brasil, auspiciado por el Laboratorio Merz. Los tratamientos estarán cada vez más orientados a la individualidad de cada persona y a sus características genéticas.