“Cuando comencé a trabajar en logística y comercio exterior, cada vez que tenía la posibilidad anotaba todas las lecciones en un cuadernito que luego estudiaba para conocer más acerca del rubro. Quería aprender todo. Preguntaba cada cosa que me generaba curiosidad”, recuerda Javier Carrizo.
Con 39 años, se crió en Villa Domínico, un barrio de la localidad de Avellaneda, al sur del Gran Buenos Aires. Trabajó durante toda su adolescencia, para poder tener independencia económica. Entre sus trabajos: cadete en un laboratorio, operario nocturno en una fábrica de zapatos, vendedor callejero e incluso de cursos de computación.
“Siempre busqué un maestro hasta que descubrí que aprendía un poco de todos y que muchas de las respuestas las encontraba en mí. No da lo mismo hacerlo que no hacerlo. Con esfuerzo podemos transformar lo negativo en aprendizaje”, asegura.
Siendo joven se encontró sin una carrera de grado ni un oficio particular, pero repartiendo curriculums logró conseguir un trabajo en una pequeña empresa de comercio exterior.
Ingresó como cadete. Luego de pasar por los puestos de asistente de despachante y operativo portuario, se trasladó a una compañía internacional: en este sitio realizó su última experiencia bajo relación de dependencia.
Así, a sus 25 años, decidió independizarse de la empresa y crear su propio negocio: KAIA Logistics Trade, su primera empresa de logística especializada en servicios de transporte terrestre: “Todo fue a pulmón y a puro empuje. La idea nació en unas vacaciones en Mar del Plata. Mientras desayunaba, se me prendió la lamparita y pensé que podía contratar un servicio logístico, mejorarlo y venderlo”.
En poco tiempo, KAIA pasó a tener más de una docena de colaboradores, y sus clientes eran algunas de las empresas más importantes del país. Pero en 2012 Carrizo se vio forzado a cerrar la organización.
En pocos meses volvió a crear otros proyectos con ese mismo rumbo: GEA Logistics, un operador logístico que desarrolla sus actividades tanto en Argentina como en el exterior y Peccato, una fábrica de helados artesanales que luego vendió a principios de 2014 para enfocarse únicamente en el rubro logístico.
También desarrolló una especie de marketplace o mercado en línea, una aplicación para unir dadores de cargas con tomadores de cargas. Pero no funcionó y entendió que el desarrollo de tecnología no era lo que lo apasionaba.
Actualmente sigue liderando la organización logística, que para este año planea facturar alrededor de 2000 millones de pesos. “Al día de hoy la empresa está en pleno crecimiento, emplea a más de 30 personas y sus operaciones se expanden en Argentina y en el exterior”, explica al respecto.
También es el creador y director de Movant Connection, un medio de comunicación nacido en plena pandemia especializado en logística y comercio internacional; espacio abierto a estudiantes, organizaciones, asociaciones y otros profesionales del sector. Su target se encuentra en Latinoamérica, Miami y España.
Al mismo tiempo escribe columnas de opinión desde su marca personal Javier Carrizo sobre desarrollo laboral, logística y comercio exterior.
“‘¿Soy quien quiero ser?´ me pregunté pasados mis 30 años. Cuando la respuesta fue no, entendí que debía cambiar. Detrás del temperamento fuerte que me caracterizaba había mucha sensibilidad y dolor lo cual afectaba mi salud y mis vínculos. Por eso me formé en disciplinas que me ayudaron a transformarme en una persona más completa y con mejor calidad de vida”, indica.
El coaching ontológico, mindfulness y mentoring, entre otras herramientas de desarrollo personal en las que se formó, fueron las claves que lo ayudaron a “sanar”, conocerse a sí mismo y eliminar aquellos aspectos negativos en su vida.
Otro de sus intereses es el fomento del altruismo dentro del mundo empresarial. Desde su sitio web personal y sus redes visibiliza y aporta a fundaciones enfocadas en la ayuda social en la Argentina, y recientemente donó 10 millones de pesos a Make a Wish, destinados a cumplir los sueños pendientes de 50 niños gravemente enfermos.
“Ayudar al otro trae felicidad. Trabajamos el ser para el hacer. Hacemos para tener y tenemos para dar”, considera. Al mismo tiempo, sostiene que con este proyecto busca inspirar solidaridad en los demás.
Sobre los próximos desafíos, asegura: “No sé qué se viene, pero no me preocupo porque me desafío permanentemente. Trato de buscar siempre mi mejor versión”.
Javier Carrizo es también autor de dos libros: “Dejarse Enseñar”, una serie de entrevistas noveladas en las que reflexiona sobre cómo insertarse en el mundo laboral de la mejor manera posible, y “Significación Laboral”, en donde busca decodificar, comprender y optimizar la relación de las personas con el trabajo.
Ambos libros pueden descargarse de forma gratuita desde su sitio web. También se pueden escuchar en formato audiolibro en Spotify, en la voz del periodista Juan Di Natale.
“El aprendizaje sucede cuando nos atraviesa a través de la experiencia. Por eso es importante promoverlo volviéndonos vulnerables, con mente de principiantes, lo que nos permitirá reparar o soltar saberes y experiencias del pasado que ya no nos hagan sentido, para elegir cómo diseñar nuestro futuro y, principalmente, cómo queremos experimentar el presente tomando las riendas de nuestro desarrollo laboral y de nuestra vida”, concluye el emprendedor.