Tienen entre 23 y 30 años y afirman que una oportunidad laboral a 4.000 metros de altura les cambió la vida para siempre

Agustín, María José, Federico y Belén saltaron directamente de la universidad a desempeñarse en la industria minera. Cómo son los días de estos profesionales en Veladero, donde comparten casa y trabajo con más de 4.000 compañeros

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Agustín Tapia trabaja en el área de Servicios Técnicos de Veladero (Crédito Matías Arbotto)
Agustín Tapia trabaja en el área de Servicios Técnicos de Veladero (Crédito Matías Arbotto)

No son muchas las personas que logran pasar de la universidad a una compañía multinacional de un momento a otro. Sin embargo, resulta fundamental que cada vez más organizaciones contraten estudiantes de últimos años o recién graduados para otorgarles una formación más allá de las aulas en sus primeras experiencias laborales.

Bajo esta premisa existe el programa de Jóvenes Profesionales que lleva adelante Veladero, una mina de oro y plata situada en la provincia de San Juan, a una altitud de entre 4.000 y 4.850 metros sobre el nivel del mar, y que funciona como empresa conjunta de Barrick y Shandong Gold.

Agustín, María José, Federico y Belén ingresaron a Veladero a través de la iniciativa "Jóvenes Profesionales". En 2021 y 2022, 41 participantes de este programa pasaron a puestos efectivos: el 70% de esa lista la conforman mujeres.

Se trata de una oportunidad única para quienes buscan dar sus primeros pasos en lo laboral dentro una multinacional que ofrece una amplia gama de posiciones para desarrollarse: desde las más ligadas a la industria en sí, como aquellas que atraviesan a todas las organizaciones.

“Cuando me avisaron que quedé, nos abrazamos con la familia y lo disfrutamos entre todos”, explica Agustín Tapia, un estudiante avanzado de Ingeniería de Minas sanjuanino que se desempeña en el área de Servicios Técnicos. Su rol allí consiste en controlar las mallas de perforación y la cantidad de explosivos que se utilizan para realizar voladuras.

La emoción al conocer que ingresaría a Veladero también estuvo presente en la casa de María José Correa, quien asegura que no podía parar de llorar y de repetirle a su papá que había cumplido su sueño de trabajar en un sector del que gran parte de su pueblo formaba parte.

María José Correa es licenciada en Recursos Humanos (Crédito Matías Arbotto)
María José Correa es licenciada en Recursos Humanos (Crédito Matías Arbotto)

Oriunda del departamento de Iglesia, “Majo” pudo percibir cómo su comunidad se ha desarrollado a pasos agigantados tras la llegada de la minería. Hoy, se encuentra en el área de Recursos Humanos y brinda soporte a los más de 4.000 empleados que se desempeñan en la mina.

Quien también vio con sus propios ojos el impacto positivo que ha generado esa industria fue Federico Ahumada: “San Juan creció exponencialmente; es increíble la cantidad de oportunidades a las que han accedido las personas en esta empresa”.

Nacido y criado en la capital de la provincia, se recibió de ingeniero mecánico y hoy se encarga de programar las tareas que tienen que ver con el mantenimiento de los camiones fuera de ruta que transportan el mineral. Como amante de los fierros, siente que está en el lugar indicado para desarrollar su vida profesional.

Federico Ahumada se encarga de planificar el mantenimiento de los camiones fuera de ruta (Crédito Matías Arbotto)
Federico Ahumada se encarga de planificar el mantenimiento de los camiones fuera de ruta (Crédito Matías Arbotto)

No obstante, las oportunidades en minería no son solo para los sanjuaninos y Belén Río puede dar fe de ello. Oriunda de Buenos Aires, arribó con su familia a tierras cuyanas cuando tenía cinco años. Actualmente, se encuentra próxima a graduarse en Ingeniería Química y ocupa un puesto en el laboratorio químico de Veladero, desde donde se desempeña para el área de Procesos.

Además de valorar la oportunidad a la que llegó, esta joven profesional destaca que cada vez haya más mujeres en roles que antes eran terreno solo de hombres. Incluso, remarca el crecimiento que se ha alcanzado en términos de liderazgo femenino dentro de la organización.

Majo, su compañera que está en Recursos Humanos, también hace hincapié en este tema: “Se nos empezó a dar ese lugar y decir ‘sí, ellas sí son capaces’”. Ambas saben que, así como otras trabajadoras han sido clave para abrirles el camino, ellas serán la referencia para las nuevas generaciones de chicas que arriben a Veladero en el futuro.

Belén Río es ingeniera química y se desempeña en el laboratorio de Veladero (Crédito Matías Arbotto)
Belén Río es ingeniera química y se desempeña en el laboratorio de Veladero (Crédito Matías Arbotto)

El compañerismo consiste en otro elemento clave en este lugar, donde los trabajadores no solo cumplen funciones laborales, sino que además llevan una vida allí, a más de 4.000 metros de altura: se alimentan, duermen y pasan ratos de ocio en el campamento denominado “Amarillos”.

Como la actividad no cesa nunca, la empresa se maneja por un sistema de roster, el cual determina la cantidad de días que cada colaborador debe permanecer en la mina y cuándo le toca bajar para retornar a su hogar. Al compartir estadía, los momentos libres se aprovechan en los espacios comunes, donde tienen lugar las charlas y el entretenimiento mediante diversas propuestas que hay en Veladero: cancha de fútbol, gimnasio, metegoles, mesas de pool y computadoras.

La mina Veladero se encuentra en San Juan, a más de 4.000 metros de altura (Crédito Matías Arbotto)
La mina Veladero se encuentra en San Juan, a más de 4.000 metros de altura (Crédito Matías Arbotto)

En este marco, la propuesta de Jóvenes Profesionales representa una parte fundamental dentro de la compañía: 70 de sus empleados directos tienen menos de 26 años. Además, en 2021 y 2022, 41 participantes de este programa pasaron a puestos efectivos: el 70% de esa lista la conforman mujeres.

“Pudimos hacer un lindo grupo”, expresa Agustín sobre el vínculo que se generó entre quienes ingresaron a Veladero a través de esta iniciativa. En la misma línea, Belén revela que, en las charlas que tienen, cada uno transmite sus experiencias y el crecimiento que va adquiriendo cada día.

Y es que, como afirma Federico, pasan tanto tiempo juntos que se perciben como una segunda familia: se ven como hermanos o amigos de toda la vida. Más allá del área a la que pertenezcan, tienen mucho en común: lograron cumplir un sueño a muy temprana edad y hoy forman parte de una industria que ha generado un desarrollo inédito en San Juan y que también es clave para la Argentina.

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