El consenso de que la educación es la mayor generadora de conciencia sobre el cuidado del medio ambiente es mundial, a tal punto es así que fue incorporada en la “Declaración de Estocolmo”, en el marco de la Conferencia de las Naciones Unidas. Con ese fin, en el año 1972 esta entidad también estableció el 26 de enero como Día Mundial de la Educación Ambiental.
Con este mismo objetivo, hace ocho años el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires creó el programa “Promotoras Ambientales”, integrado por recuperadoras de materiales reciclados que están agrupadas en cooperativas. Actualmente ya son 120 mujeres que se dedican a concientizar y alentar a los vecinos sobre la separación en origen (en las casas u oficinas donde se generan) de los residuos.
“Las promotoras ambientales tienen una tarea diaria muy importante para que cada vez más vecinos y vecinas entiendan la importancia de separar los residuos, recuperarlos y darles una nueva vida. Su aporte es fundamental para tener una ciudad cada vez más verde”, manifestó la ministra de Espacio Público e Higiene Urbana, Clara Muzzio.
Una de estas acciones de concientización tuvo lugar el pasado 26 de enero en el marco de la celebración del Día Mundial de la Educación Ambiental. En el Punto Verde de Plaza Colombia, en el porteño barrio de Barracas, las promotoras conversaron con los vecinos y respondieron sus dudas sobre cómo y dónde se debe hacer la separación para que luego esos residuos se puedan reciclar en los Centros Verdes de la Ciudad.
Promoción del cuidado del medio ambiente
El servicio de recolección de reciclables de la Ciudad de Buenos Aires está compuesto actualmente por 12 cooperativas y cada una de ellas cuenta con promotoras dedicadas a diversas actividades de compromiso con el medio ambiente. Ellas promueven la importancia de la separación en origen de los residuos, muestran el funcionamiento del sistema de reciclado de la Ciudad y exponen el trabajo que realizan las cooperativas de recuperadores urbanos en la gestión de los residuos porteños.
Estas 120 mujeres desarrollan estas acciones en diversos puntos del perímetro urbano; allí explican, por ejemplo, cuáles son los residuos se pueden reciclar, como es el caso del plástico, papel, cartón, vidrio y metal, como botellas, cajas, bolsas, latas, diarios, frascos y embalajes. También enfatizan sobre la necesidad de que estos materiales sean depositados siempre limpios y secos en los distintos sitios de recolección como los contenedores verdes, Puntos Verdes o entregar en mano a un recuperador.
El trabajo diario de las recuperadoras urbanas es central para lograr el objetivo de que todas las personas que viven en la Ciudad separen los reciclables en sus hogares y así, duplicar la cantidad de materiales que se recuperan, evitando que terminen en el relleno sanitario.
Legislación de avanzada
Detrás del mismo objetivo fue sancionada en 2020 la norma Nº 27.592, conocida como Ley Yolanda, cuyo objetivo es “garantizar la formación integral en ambiente, con perspectiva de desarrollo sostenible y con especial énfasis en cambio climático, para las personas que se desempeñan en la función pública”. La Ciudad de Buenos Aires es la primera jurisdicción del país en implementar este tipo de legislación.
La misma dispone que todos los organismos del Estado porteño capaciten de forma gratuita a sus empleados en temáticas relativas al desarrollo sostenible, al cuidado del ambiente y al cambio climático. Uno de los ejes más importante de este mandato es que los temas ambientales atraviesen el diseño, la planificación y la implementación de las políticas públicas para contribuir, desde la gestión estatal, a la construcción de un país ambientalmente sostenible.