De acuerdo con datos de las Naciones Unidas, el mundo se encuentra cada día más urbanizado. Más de la mitad de la humanidad vive en ciudades y se prevé que esa proporción aumentará al 60% para 2030, aún cuando las áreas urbanas actualmente ocupan solo el 3% de la superficie.
En este contexto, la limpieza de los barrios se vuelve igual de importante que la doméstica. Las 15 comunas que integran la Ciudad de Buenos Aires cuentan con un servicio de higiene urbana dividido por zonas y a cargo de las empresas Cliba, Aesa, Urbasur, AMYM, Solbayres, Nittida y el Ente de Higiene Urbana.
“Sumamos contenedores y hacemos acciones de concientización para que cada vez más vecinos y vecinas se sumen a disponer bien sus residuos. Así, entre todos seguimos haciendo una ciudad más limpia y sustentable”, explicaron desde el Ministerio de Espacio Público e Higiene Urbana, a cargo de la gestión de los residuos sólidos porteños.
En el caso de la sostenibilidad, la Ciudad tiene más de 35 mil contenedores negros y verdes para distinguir la basura de los reciclables. Esto permite eliminar las bolsas negras de las veredas, pero se deben cumplir ciertas normas: la basura debe colocarse en bolsas cerradas de domingos a viernes de 19 a 21 horas, mientras que los autos deben estacionar a un metro del contenedor y respetar la distancia de 30 cm del cordón.
“Sobre esa norma básica se planifican los servicios de recolección y todas las actividades de limpieza. Si logramos que los vecinos adopten ese hábito, lograremos acotar la presencia de residuos en el espacio público y así limpiar cada vez mejor”, agregó sobre la medida la gerente de Relaciones con la Comunidad de Aesa Buenos Aires, Larisa Lescano.
Los reciclables, como residuos de plástico, papel, cartón, vidrio y metal, se pueden colocar -siempre limpios y secos- en el contenedor verde, pero también en los Puntos Verdes o en mano al recuperador urbano.
“Vivimos en la cultura de la inmediatez, donde los sistemas de recolección y gestión de los residuos han mejorado progresivamente en las últimas décadas. Por eso debemos, como sociedad, pasar de la economía lineal basada en el 'usar y tirar’ a una economía circular donde los residuos se convierten en recursos”, aseguró Facundo Jones, gerente general de Urbasur.
En el caso de los electrodomésticos en desuso, los escombros de obra o restos de poda, su recolección debe ser programada a través de la aplicación BA 147, del Whatsapp 11 5050-0147 o el siguiente sitio web; no se debe utilizar el contenedor.
“Es importante la programación a través del 147 para el retiro de residuos voluminosos, verdes y escombros, el cumplimiento del horario de disposición, el uso de los cestos papeleros y la disposición diferenciada de residuos dentro de cada tipo de contenedor”, afirmó el gerente general de Solbayres Claudio Vázquez.
Para lograr veredas limpias existen 119 equipos con 2.650 barrenderos distribuidos en todas las comunas. La frecuencia del barrido depende de la transitabilidad de la cuadra, aunque de lunes a sábados se realiza el servicio en todas las calles porteñas al menos una vez por día.
Durante las tardes, y en ocasionales por la noche, se refuerzan los barridos en las zonas con mucho tránsito peatonal, como los sitios de turismo, centros de trasbordo, centros comerciales o gastronómicos.
Además, en otoño o durante las grandes tormentas, se realizan barridos manuales y mecánicos con hincapié en la limpieza de los sumideros y los conductos; evitando que se obstruya la red pluvial y se provoquen inundaciones.
Aún con estos servicios en funcionamiento, se deben tener en cuenta ciertas recomendaciones: realizar el barrido de la vereda hacia adentro, recolectar las hojas, desechar las colillas y los chicles en el cesto y juntar los desechos de los perros en bolsitas para luego depositarlas en contenedores negros.
“Buenos Aires es una ciudad exigente y dinámica en términos urbanos y de uso del espacio público. Para asegurar la limpieza se necesitan no solo servicios de higiene que contemplen estas características, sino también la colaboración de los vecinos”, concluyó Gabriela Ananía, gerente de Relaciones Institucionales y Comunicaciones de Cliba - Benito Roggio ambiental.