En Argentina, las estaciones de primavera y verano, caracterizadas por lluvia, humedad y altas temperaturas, atraviesan un aumento de la población de mosquitos. Con ellos también se incrementan las posibilidades de contagio de enfermedades virales transmitidas por el aedes aegypti, como el dengue, zika y chikungunya.
Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), antes de 1970 solo nueve países habían sufrido epidemias por estas enfermedades, sin embargo en 2019 se registró el mayor número de casos de dengue a nivel mundial.
Si bien el país atraviesa por tercer año consecutivo el evento climático “La Niña”, que provoca precipitaciones por debajo del promedio, el riesgo sigue latente por lo que los organismos de salud extreman las medidas para prevenir casos y diversas entidades aúnan esfuerzos para acompañar estos objetivos. En este sentido, el “Programa de Vigilancia y Control del Aedes aegypti, vector del dengue, zika y chikunguña” busca contribuir con la reducción del riesgo de casos autóctonos de estas enfermedades, en Tartagal y Aguaray, provincia de Salta.
El programa es llevado adelante desde el año 2009 por Pan American Energy (PAE) junto a la Fundación Mundo Sano, las Municipalidades de Tartagal y Aguaray, los hospitales “Juan Domingo Perón” y “Dr. Luis Güemes” de esas localidades -respectivamente y la Coordinación Nacional de Vectores -Delegación NOA- del Ministerio de Salud de la Nación. La iniciativa despliega diversas estrategias que contribuyen a disminuir las poblaciones del mosquito Aedes aegypti.
En esa línea, se monitorean y se eliminan posibles focos de criaderos dentro de las viviendas. Esto incluye tareas de descacharrado, limpieza, fumigación e instalación de ovitrampas, así como trabajos de investigación para obtener información que permita tomar medidas concretas.
“Este programa nos permite contar con informes precisos acerca de georreferencias de reservorios de agua estancada. Esta información es muy valiosa ya que es allí donde suele haber mayor cantidad de infectados. El programa aporta información a lo largo de todo el año y, en definitiva, esa información sirve para actuar”, aseveró el Dr. Rodrigo Acevedo (MP 4217), gerente sanitario del Hospital de Tartagal.
Los cambios de conductas son muy complejos porque hay costumbres muy arraigadas, como la de juntar cacharros que almacenan agua. “El trabajo con la comunidad está muy relacionado con los mensajes que se elaboran y cómo se hacen llegar. Asimismo, con propuestas presenciales y remotas buscamos que los chicos de las escuelas primarias sean agentes de cambio y de esa manera llegar con el mensaje a las familias dentro de las viviendas”, explicó Manuel Espinosa, responsable del Área de enfermedades transmitidas por mosquitos, de la Fundación Mundo Sano.
Las principales recomendaciones para prevenir los criaderos son:
· Instalar mosquiteros
· Colocar espirales o tabletas insecticidas
· Mantener los tanques de agua tapados
· Cambiar con frecuencia el agua de los bebederos de mascotas y de los floreros
· Limpiar canaletas, desagües y patios por lo menos una vez por semana
· Eliminar objetos en desuso que puedan acumular agua (botellas vacías y neumáticos)
· Limpiar los bordes de las piletas con un cepillo, agregarles cloro, hacer circular el agua mediante filtros y vaciarlas en caso de ser de lona y estar en desuso
En esa misma línea, la concientización es fundamental para evitar la propagación de estas enfermedades, por lo que el programa despliega campañas preventivas durante todo el año. “Realizamos un trabajo con los diversos actores locales, que entienden la importancia de tomar acciones de corto, mediano y largo plazo contra el mosquito. Además desarrollamos campañas de comunicación para concientizar a la comunidad sobre la situación de la enfermedad y las formas concretas de prevenirla”, aseguró Agustina Zenarruza, gerente de Sustentabilidad de PAE.
“Si no se trabaja la temática con continuidad, la cantidad de criaderos aumenta y empieza a haber circulación. Tartagal conecta a muchas ciudades, es muy transitada y los casos de dengue no se dispersan por el mosquito, sino por las personas, que son quienes llevan el virus. Durante todo el año se realiza vigilancia larvaria y monitoreo de ovipostura para tener información semanal sobre cómo está la situación”, agregó Espinosa.
Con anterioridad al programa de vigilancia y control, Tartagal registraba el 61,39% de los casos en la provincia de Salta. Luego de 13 años de trabajo ininterrumpido de articulación público-privada, los casos registrados fueron del 7,32% a nivel provincial. Además, en el último año se destacó la eliminación de más de 170 toneladas de cacharros y se monitorearon más de 4.500 sensores de ovipostura.
Por otra parte, este año se sumó al Programa el municipio de Aguaray. “Antes de la pandemia el dengue arrasó, por eso encaramos este trabajo con capacitaciones para abordar la problemática y visitas casa por casa para concientizar y explicar cómo se debe prevenir los focos del mosquito”, manifestó Claudia Cequeira, directora del área de Bromatología, Comercio y Medio Ambiente aguarayense.
En vistas al próximo período epidémico de la enfermedad que se avecina, se busca generar conciencia, educar sobre las medidas adecuadas y acompañar a las entidades que trabajan la temática.