Entre 1870 y 1920 llegaron al puerto de Buenos Aires alrededor de tres millones de italianos, casi dos tercios de la inmigración total. Hoy en día, el 65% de la población argentina tiene algún pariente italiano en su árbol genealógico; por lo que muchos deciden iniciar el trámite de la ciudadanía y hacer el camino inverso de sus antepasados.
Las formas de conseguirla son vía administrativa, solicitándola en un consulado italiano o con residencia en Italia, o vía judicial, mediante un juicio ante los tribunales por falta de turnos en los consulados o cuando una mujer italiana o dentro de la línea de sangre dio a luz un hijo antes del 1 de enero de 1948.
“Los millennials ya no solicitan la ciudadanía para tenerla por las dudas y mantener el lazo consanguíneo de su raíz italiana, sino que la obtienen para emigrar al viejo mundo en un futuro inmediato, donde pueden encontrar un panorama de vida estable a largo plazo”, afirma Maximiliano Pozzo, representante para América Latina del Estudio Pozzo-Ruggieri, que se encarga hace 20 años en sus sedes de Roma y Buenos Aires de brindar asistencia legal y administrativa a quienes desean la obtención la ciudadanía italiana.
Y es que las ventajas son muchas: Desde residir, transitar libremente y trabajar en los países de la Unión Europea (UE), aplicar a becas de estudio en universidades internacionales y recibir atención médica en Italia hasta votar siendo ciudadano italiano en las elecciones e incluso presentarse como candidato del Parlamento Italiano.
“Otro de los importantes beneficios a tener cuenta es que pueden viajar desde Europa a los EEUU sin necesidad de visa. Es la facilidad, sin ninguna traba, para entrar al mercado americano desde cualquier capital de Europa sin Visa”, explica el representante.
El servicio del Estudio Pozzo Ruggieri es integral y comienza con una evaluación estudiando la línea de sangre familiar para verificar que el interesado sea elegible para la obtención de la ciudadanía, y luego se encarga de la solicitud de actas tanto en Italia como en Argentina y la transcripción de documentos italianos, así como el armado de la carpeta desde la oficina en Buenos Aires para su correcta presentación en una sede consular o para Italia.
“Los abogados italianos analizan y presentan el trámite ante la autoridad competente hasta la finalización y la obtención de la ciudadanía italiana, con todos sus respectivos documentos, que son la carta de identidad, el código fiscal, tésera sanitaria y pasaporte. Nos encargamos de todo”, agrega Pozzo.
“Nuestros clientes no tienen una edad determinada. Pueden ser desde jóvenes de 20 años a personas de 80 años. Cada uno en su tiempo tiene un objetivo y propósito diferente. La mayoría de nuestros clientes son estudiantes, jóvenes deportistas en ascenso, como así también, profesionales y empresarios, muchos con hijos que buscan desarrollarse en Europa. También llegan personas con oficios altamente calificados para desenvolverse en países de la comunidad europea con diversas empresas de servicios”, afirma y concluye: “La ciudadanía italiana es una inversión para la vida de una persona”
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