A partir de 2020, tanto por el DISPO (Distanciamiento Social, Preventivo y Obligatorio) como por el ASPO (Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio), las instituciones educativas tuvieron que amoldarse a las nuevas disposiciones y pausar la presencialidad. Para ello, incorporaron nuevas herramientas digitales como plataformas de interacción entre alumnos y profesores y servicios de videoconferencia.
Para la Universidad de Morón (UM), se generó una convivencia exitosa entre educación superior y tecnología. En su caso, el rector Héctor Porto Lemma suspendió las actividades académicas antes de que se decretara el ASPO, y en 72 horas migraron más de 2.700 cursos presenciales a la virtualidad. De esta manera, lograron dictar el 100 por ciento de los contenidos, tanto en 2020 como en 2021.
La institución explica que este contexto -en el que se están sentando las bases para la educación del mañana- abre muchas oportunidades, pero también exige que las universidades decidan estratégicamente: si continuar con el modelo prepandemia o mantenerse a la vanguardia en tecnología.
En sintonía con esta elección, la UM asegura que tiene el objetivo de generar nuevas oportunidades que conecten la oferta educativa con los alumnos en un nuevo escenario virtual. “Reconocimos herramientas digitales, softwares, recursos multimediales, e incorporamos nuevas técnicas pedagógicas que nos facilitaron la vinculación con nuestra institución, nuestros pares y nuestros alumnos, en entornos virtuales. Pero lo más importante ha sido que hemos integrado, de una vez por todas, la tecnología a nuestras prácticas de enseñanza, rompiendo el paradigma de la modernidad y la universidad clásica, acercándonos como nunca a los modelos constructivistas desde lo pedagógico”, explica Pablo Navarro, secretario general de la universidad.
La Universidad incorporó el software Blackboard que tiene integrados diversos recursos que permiten imitar y hasta superar la situación áulica de la presencialidad. “Durante la pandemia se dictaron clases respetando plenamente el calendario académico porque se las pudo controlar y realizar en esta sala virtual, imitando perfectamente la presencialidad, lo que bautizamos como ‘presencialidad mediada por tecnología’ porque se lleva a cabo en estas salas virtuales, pero a su vez, utilizando todas las herramientas que nos da una plataforma de enseñanza diseñada con todos los recursos multimediales que se te pueden ocurrir para que el alumno tenga una mejor experiencia. Terminó siendo una experiencia más rica que la presencial”, describe Navarro.
En cuanto a sus proyecciones y la educación del futuro, la UM se plantea el desafío como institución clásica de enseñanza, de transformarse para ofrecer propuestas educativas innovadoras. “Cómo seguir, cómo comenzar a transitar con nuestros alumnos una realidad virtual de la web 3.0, donde las empresas privadas de tecnología también tienen una fuerte responsabilidad. Nuestros alumnos, en un futuro no muy lejano, van a vincularse con sus avatares en espacios virtuales donde también podamos convivir, quizá, muchas universidades dentro de estos mundos. Del mismo modo, hacer correr nuestras actividades académicas extracurriculares en la tecnología blockchain. Esta generación de nativos digitales que hoy hablan de NFT, de metaverso, pero que en realidad es poder ponerse en distintos ecosistemas hablando un idioma común. Las instituciones clásicas que ya hemos dado un paso muy importante con la tecnología hemos probado que, si decidimos transformarnos, los podemos transformar y nos podemos acercar a ellos con la innovación tecnológica”, manifiesta el secretario general de la UM.
Por otra parte, la institución está en proceso de internacionalización con países de la región, entre ellos, Colombia, para ofrecer su propuesta de valor. “Fuimos invitados por una de estas empresas que nos acompañó durante la pandemia, CognosOnline, dedicada al desarrollo de contenidos para la enseñanza, entre otras herramientas, para conversar con ellos acerca de cómo seguir adelante en esta transformación digital de la universidad. También visitamos colegios secundarios de esa ciudad para proponerles nuestra universidad como destino de muchos chicos de Latinoamérica que están migrando a nuestro país para poder hacer sus estudios universitarios”, explica Navarro.
Para avanzar en esta transformación de la educación mediada por la tecnología, la UM considera que serán necesarios acuerdos interinstitucionales, de universidades convencidas de la necesidad de estos cambios, empresas de tecnología comprometidas con una enseñanza de nivel superior más accesible y dinámica, y una gran inversión en capacitación docente. “Necesitamos al sector privado, a las empresas de tecnología para que nos escuchen y, al mismo tiempo, para nosotros reconocer los límites en los que tenemos que pensar, hasta dónde podemos diseñar nuestros proyectos y entornos educativos”, concluye Navarro.
La Universidad de Morón es una institución educativa que funciona desde 1960. Por sus aulas pasaron más de 65 mil profesionales, que se egresaron en carreras de Arquitectura y Diseño, Ciencias de la Salud, Ciencias del Comportamiento y Humanidades, Ciencias Exactas y Naturales, Economía y Negocios, Leyes, Turismo y Comunicación, Ingeniería, Informática y Ciencias Agroalimentarias, y Servicio Social. Para conocer más sobre la UM se puede ingresar aquí.