Las mujeres experimentan más situaciones de violencia al conducir un vehículo según un estudio

Un informe acerca de los hábitos y costumbres en el escenario vial, realizado por La Caja y curado por la socióloga y especialista en movilidad urbana Leda Pereyra, muestra que cada vez son más las mujeres en roles de conducción, tanto de forma particular como laboral. Además, más del 60% de los encuestados reconoce que las mujeres viven mayor cantidad de experiencias de violencia en ese ámbito con respecto a los varones

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(Crédito: Getty)
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Tras el desarrollo de la pandemia, y en un contexto social en el que las mujeres alzan la voz para cuestionar los hábitos y normas establecidas, se comenzó a vislumbrar mayor participación de mujeres al volante. Por esta razón, La Caja llevó a cabo una investigación para indagar de qué modo se experimenta este fenómeno en la actualidad en el escenario vial, qué percepciones existen, cuáles son los hábitos y costumbres que impactan en la seguridad vial y cómo es la movilidad diaria.

Los resultados, en base a una muestra de 400 casos compuesta por 50% mujeres y 50% varones de entre 18 y 60 años, distribuida geográficamente en AMBA (50%), Mendoza (15%), Córdoba (15%), Tucumán (10%) y Río Negro (10%), fueron curados por la licenciada en Sociología e investigadora del CONICET, Leda Pereyra.

En primer lugar, aunque entre siete y ocho de cada diez mujeres no cuentan con licencias de conducir, la presencia de conductoras aumentó en los últimos años. Sumado a esto, la edad promedio en que empiezan a conducir supera a la de los varones.

Pese a que el número de conductoras registradas continúa siendo proporcionalmente menor a la de varones, según la Agencia Nacional de Seguridad Vial, del total de licencias de conducir emitidas en 2021 a nivel nacional, cerca de un tercio corresponden a mujeres, el valor más alto desde 2010. De manera similar, en CABA casi cuatro de cada diez nuevas licencias fueron otorgadas a mujeres durante 2021, representando la mayor proporción de los últimos veinte años.

Con respecto al uso del auto, resulta importante considerar que en las ciudades analizadas cuenta con este recurso de movilidad entre un tercio y algo más de la mitad de los hogares. Allí se observa que en los casos en que hay un vehículo en el hogar, no son mayormente las mujeres quienes lo utilizan.

En lo que respecta a las motos, no se registra una presencia fuerte de las mujeres en la conducción. De hecho, en las ciudades bajo estudio, las mujeres solo representan entre el 14% (AMBA) y el 30% (Córdoba) de los viajes hechos como conductoras.

“En La Caja nos encontramos transitando un camino para visibilizar las brechas de género. Entendemos la realidad y sabemos las barreras con las que se encuentran las mujeres a la hora de moverse, es por eso que, a través de esta acción, buscamos resignificar los roles de género y concientizar sobre las relaciones asimétricas que se dan a la hora de manejar.”, afirma Analía Giosa, jefa de RSE de La Caja.

(Crédito: prensa La Caja)
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Por otra parte, en los últimos años -incluso previo a la pandemia de COVID-19- se constata un aumento en la promoción del uso de la bicicleta en varias ciudades argentinas. Según los resultados del estudio realizado por La Caja, la bici es el único medio de transporte en el que las mujeres expresan sentirse más confiadas y seguras que los varones. Además, tras la pandemia se detecta un crecimiento en el uso de la bicicleta como medio de transporte en las ciudades argentinas, ya que el 46% de las personas encuestadas utilizó ‘más que antes de la pandemia’ este medio de transporte.

Mujeres en la conducción

En el informe se detalla que siete de cada diez personas encuestadas coinciden en que las mujeres manejan ‘igual de bien o mal que los varones’. Un histórico prejuicio social que exponía a las conductoras a situaciones de violencia cotidiana en su tránsito por el escenario vial. No solo comienza a perder peso dichas concepciones, sino que en algunas plazas la situación se invierte, como por ejemplo, en Córdoba, donde más del 75% de los encuestados consideran que las mujeres manejan igual de bien o mejor.

(Crédito: prensa La Caja)
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Por otro lado, entre seis y siete personas encuestadas reconocen que las mujeres ‘experimentan mayores situaciones de violencia’ que los varones en el escenario vial. En esa línea, las mujeres sienten menor confianza y/o seguridad que sus pares al transitar el espacio público, sobre todo al conducir un auto o moto o caminar por la calle. Esta percepción de movilidad se advierte principalmente entre jóvenes de 18 a 24 años, mujeres, y residentes de AMBA.

En relación al acatamiento de las normas de tránsito, cinco de cada diez personas considera que las mujeres las respetan en mayor medida que los varones. Este dato se intensifica en Tucumán, con seis de sobre la media con 59%, y se diluye en Río Negro con tres de cada diez. En esta última se destaca, de todas maneras, que casi la mitad de los encuestados afirman que mujeres y varones incumplen por igual, mostrando así un alto nivel de percepción del incumplimiento de la normativa vial en la región. Asimismo, la opción que los ‘varones respetan más las normas’ no supera en ninguna de las regiones analizadas el 5% de las personas encuestadas.

En esa línea, a la gran mayoría de los actores del escenario vial les resulta indistinto que sea una mujer o un varón quien conduce un colectivo o un taxi/remis/apps de traslado. Entre las encuestadas mujeres, se revela mayor la percepción de seguridad cuando la conductora es mujer, sensación que se acentúa cuando se trata de un servicio de traslado.

“Hoy emerge el incremento en el uso profesional del auto por parte de las mujeres, lo que constituye una oportunidad de salida laboral en el actual contexto de crisis. Esto podría precisar del apoyo por parte de las políticas públicas y empresariales focalizadas en promover la participación de las mujeres en el transporte, sector que históricamente ha sido altamente masculinizado”, asegura Leda.

La experiencia en la vía pública

A partir de la investigación realizada por La Caja, se observa una paradoja en relación a la experiencia de seguridad en el escenario vial, debido a que más de la mitad de las personas encuestadas menciona tener temor en el escenario vial y a la vez se registra la autopercepción de un alto respeto por las normas de seguridad vial.

Nueve de cada diez personas encuestadas considera que siempre o casi siempre respetan las normas de seguridad en sus desplazamientos cotidianos. Sin embargo, algo más de la mitad se siente ‘algo’ o ‘muy inseguro/a’ en el escenario vial. El principal motivo de inseguridad señalado es la ‘falta de respeto a las normas/reglas de tránsito (de conductores y peatones)’.

(Crédito: Getty)
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Mientras que no respetar las normas es la opción elegida por más del 60% en AMBA y ronda el 70% en Mendoza y Tucumán, apenas llega al 52% en Córdoba y al 37% en Río Negro. Los otros motivos con mayor ponderación en esta última son “calles deterioradas” y “falta de respeto al prójimo”, con el 11% cada una. En Córdoba, casi un cuarto de la población encuestada reconoce a la imprudencia de los conductores como factor de inseguridad. El uso del celular es el tercer motivo elegido en esa provincia. Por su parte, en Tucumán se destaca que casi el 20% identifica que el deterioro de las calles genera inseguridad.

Entre automovilistas y motociclistas se reconocen mayormente como personas que respetan las medidas de seguridad. Sin embargo, dos de cada diez asumen que aceleran de manera frecuente con el ‘semáforo en amarillo’ y, en menor medida, que suelen distraerse al momento de manejar ‘manipulando el GPS/radio’. Esto se ve principalmente en varones, y jóvenes de entre 25 y 40 años.

En el caso de los ciclistas, a diferencia del resto de los actores del escenario vial, se observa que hay un mayor reconocimiento a realizar prácticas no tan seguras de manera frecuente.

Sumado a esto, los peatones también reconocen efectuar prácticas no tan seguras. Este tipo de conductas prevalecen sobre todo en varones y personas jóvenes (18-24 años), aunque también se observan entre quienes tienen hasta cuarenta años.

Finalmente, las mujeres son las principales usuarias del transporte público y realizan una gran proporción de viajes a pie para efectuar sus actividades diarias. En esta experiencia de viaje, analiza Leda Pereyra, repercute el importante peso de la movilidad para dejar, buscar o acompañar a miembros del hogar a centros educativos, ya que muchos de sus desplazamientos diarios incluyen a niños, lo que conlleva por un lado asumir mayores preocupaciones asociadas a la integridad física propia y la de las personas a cargo y una potencial incomodidad y dificultad al viajar con bolsos, mochilas y/o cochecitos de bebé.

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