Trevelin, pueblo de dragones y tulipanes con espíritu galés

El Pueblo de Molino abre sus puertas a sus visitantes para el comienzo de una nueva temporada en el Campo de Tulipanes ubicado junto a la ruta 259

El custodio de Trevelin (Crédito: Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación)

Todos los años, los colores de la primavera reflejados en el Campo de Tulipanes de Trevelin, a 22 kilómetros de Esquel, llaman la atención de miles de viajeros que se acercan ávidos de tomar fotografías al pie de la Cordillera de los Andes.

En esta nueva temporada que se inicia en octubre, los visitantes disfrutarán de una bienvenida especial: serán recibidos por el nuevo dragón, de más de tres metros, que irrumpirá desde lo más alto de la Plaza Fontana, echando fuego por sus fauces.

Cabe señalar que se encuentra vigente Previaje, el programa de preventa turística que reintegra el 50% del valor de los viaje en crédito, para viajar y disfrutar de los destinos de Argentina, desde noviembre de 2021 y durante todo el 2022.

El custodio de Trevelin

La plaza de Trevelin es el corazón del pueblo. Sus calles se estructuran alrededor de un octógono en donde el único edificio es el de la Secretaría de Turismo.

En 2017, el escultor local Tomás Schinelli Casares, instaló un dragón que recibía a los visitantes que llegaban a la plaza o a la oficina de informes. Ese pequeño dragón, una representación del que forma parte de la bandera de Gales, hoy dejó paso a un hermano mayor muy especial.

Se trata de un dragón de 4,5 metros de largo y 3,5 metros de ancho que impone respeto y admiración desde lo más alto del edificio de la secretaría de Turismo lanzando llamaradas de 1,5 metros de largo.

A diferencia de muchos dragones que se pueden ver en distintas series o películas, este es diferente: es un clásico europeo de cuatro patas, como el de la bandera galesa en la que se inspira.

“El dragón anterior ahora está ubicado frente al Museo Molino Andes. Era una representación más concreta del que se ubica en la bandera galesa. Este, en cambio, es una versión más libre pero que respeta esa tradición. Si el primero fue un orgullo para mí, que me convocaran para realizar este gran dragón fue un privilegio y al mismo tiempo un desafío”, explica Tomás Schinelli, creador de esta escultura que cuenta con un estilo propio y poco habitual.

El proceso de trabajo demandó aproximadamente un mes y medio. Consiste en un esqueleto de hierro revestido en chapa que, a pesar de lo imponente que se ve, pesa sólo 150 kilos. En sus entrañas lleva un dispositivo desarrollado por el ingeniero Nicolás Cavalletti que, todos los días, a las 19 y a las 21 horas ilumina el cielo de Trevelin con una fuerte llamarada.

El nuevo dragón, de más de tres metros, se encuentra sobre la Plaza Fontana (Crédito: Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación)

“Desde que se instaló el primer dragón en la plaza fue un atractivo para los visitantes y quisimos ir un paso más allá. El dragón es muy importante en la identidad galesa, que es una de las corrientes culturales fundamentales de Trevelin. Y el hecho de contar acá, entre nuestros vecinos con alguien capaz de concretar este proyecto nos llevó a impulsarlo”, – explicó Juan Manuel Peralta, secretario de turismo local.

Campo de Tulipanes

Desde hace más de 25 años, la familia Ledesma cultiva tulipanes en un campo de su propiedad. Descendientes de los colonos galeses, optaron por una producción original en la región y en el país: los más de 2 millones de bulbos de tulipanes que florecen crean una postal icónica con el Gorsedd Y Cwmul, el cerro más emblemático de la zona como telón de fondo.

Si bien la producción lleva décadas, las visitas turísticas se realizan desde hace apenas seis temporadas y, en cada una de ellas, los servicios han mejorado para que los visitantes (cada vez más) puedan vivir una experiencia memorable.

Para esta temporada, se mantendrá el circuito autoguiado que nació como parte de las adaptaciones al turismo en pandemia. Se trata de una serie de carteles que además de ofrecer información, funcionan como estaciones que ordenan el recorrido. Como el cultivo requiere de una rotación intensa de la tierra, cada año, el Campo de Tulipanes se ubica en un cuadro diferente dentro de la misma chacra. Durante la plantación es necesario separar las distintas variedades para poder formar las hileras perfectas.

Junto a la plantación se puede disfrutar de un patio de comidas y de la repostería típica galesa, esa que instauraron en la Patagonia desde su llegada en 1865.

El Campo de Tulipanes, se ubica junto a la Ruta 259 que une Trevelin con el paso internacional a Chile, un camino de atractivos imperdibles para el visitante.

Campo de Tulipanes en la ruta 259 (Crédito: Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación)

La atractiva Ruta 259

El Campo de Tulipanes comparte un tridente de visitas imperdibles. Al otro lado de la ruta, el área natural protegida “Cascadas de Nant y Fall” propone caminatas de baja dificultad que permiten apreciar saltos de hasta 46 metros de altura.

Junto al Campo de Tulipanes se encuentra el viñedo y bodega Viñas del Nant y Fall, un establecimiento agroturístico en el que no sólo se puede recorrer la plantación, sino también degustar vinos de altísima calidad, pasar el día en el camping junto al arroyo o disfrutar de los sabores patagónicos.

Más cerca de Chile, en Los Cipreses, Casa Yagüe invita a recorrer los viñedos que además incluyen parcelas de cabernet franc y sauvignon blanc, este último uno de los vinos más destacados de su producción. Los vinos que elaboran ambas bodegas (sumados a los de Contra Corriente) son parte de una nueva camada de etiquetas elaboradas en el Valle de Trevelin, zona que acaba de ser distinguida con una Indicación Geográfica propia.

Los Campos de Tulipanes (Crédito: Ministerio de Turismo y Deportes de la Nación)

Sin embargo, los atractivos de la ruta 259 no se agotan en el vino. Junto a Casa Yagüe se levanta el Molino Nant Fach, una réplica de los muchos molinos harineros que poblaron este valle desde que se instalaron los pioneros galeses hasta la década de 1940. Su creador, Mervyn Evans, descendiente de aquellos primeros colonos, no sólo es un estudioso de la historia local, sino que levantó un molino museo que además de contar la historia de la región produce harina con trigo de este mismo valle.

Los lodges de pesca, la cercanía con el Río Grande o Futaleufú, la estación de piscicultura Arroyo Baguilt; el área natural protegida Lago Baguilt, el sendero Mirador del Paraíso y las cabalgatas Apus; sumado a los alojamientos y los establecimientos de agroturismo completan este viaje que tiene todo para vivir una experiencia diferente.