Cómo convertir la crisis en oportunidad: una lección aprendida hace 50 años

En la actualidad, reinventarse para comenzar de cero es moneda corriente. Muchos emprendedores, durante estos últimos meses, se han visto en la necesidad de barajar y dar de nuevo. De esta manera, en algunos casos, se llegaron a conocer historias de personas y empresas que, lejos de permitirse caer por la crisis, lograron rearmarse y salir adelante. Esta es una de ellas, pero con un pasado que remite a 1971

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Una empresa fundada hace 50 años (Crédito: prensa Tecnografic)
Una empresa fundada hace 50 años (Crédito: prensa Tecnografic)

La definición de la palabra crisis que brinda La Real Academia Española tiene que ver con un “cambio profundo y de consecuencias importantes en un proceso o una situación; o en la manera en que estos son apreciados”. Lo que no agrega la RAE es que una crisis también puede convertirse en una gran oportunidad. Esto es lo que le sucedió a Jorge Miranda, fundador de Tecnografic, empresa argentina que fabrica y comercializa productos de papelería y artículos escolares, que hoy está cumpliendo 50 años en el país.

La vida de Miranda dio un giro por completo hace más de medio siglo, cuando perdió su trabajo de vendedor por el cierre abrupto de la empresa en la que se desempeñaba. No había tiempo que perder, ya que debía mantener a su familia. Por eso, inmediatamente comenzó a buscar otro empleo. Al tiempo, ya con otro trabajo, recibió un llamado que le cambió la vida. Su antiguo jefe, que había puesto a la venta toda la maquinaria con la que contaba para solventar las deudas, le regaló las únicas dos máquinas antiguas que nadie quiso comprar, en agradecimiento por su trabajo y lealtad en tiempos difíciles. Si bien Jorge era experto en ventas y conocía el rubro, no sabía cómo se usaba la maquinaria ni tenía mayores detalles sobre el proceso productivo. Sin embargo, esto no fue un impedimento.

En ese escenario comprendió que toda crisis, por más profunda que sea, puede convertirse en una oportunidad. Sin dejar de sentir temor, pero con la valentía a cuestas creó -con la ayuda de quien fuera el jefe de mantenimiento de aquella empresa- Tecnografic. El espacio fue un pequeño galpón en La Tablada. Así, como en tantos otros casos, comenzaría la historia de una de las principales empresas de capitales nacionales en el rubro papelería y artículos escolares. “Estas máquinas cambiaron todo. Los comienzos fueron difíciles: iniciamos produciendo libretas de almacén para terceros hasta que un día una papelera nos fió tres bobinas de papel y ahí pudimos comenzar a fabricar nuestra propia línea de productos. Con esfuerzo y mucho trabajo logré fundar una empresa que hoy tiene más de 700 productos”, comenta Jorge Miranda, que con sus 83 años, continúa en actividad.

Estas historias de superación sirven para motivar a otros, sobre todo en épocas difíciles.Para Miranda no todo fue sencillo, pero el sacrificio constante es lo que hoy lo lleva a sentirse orgulloso al analizar el recorrido. “Conocí mucha gente durante estos años; viví y atravesé crisis de todo tipo, y de todas pude aprender algo. Ha pasado mucha gente por aquí, pero muchos de ellos nos han acompañado durante largos años: empleados y proveedores con quien nos une alguna historia. Es una alegría muy grande estar hoy de pie y con proyectos de cara al futuro, y rodeado de mi familia” , agrega.

Cinco décadas más tarde, la empresa fundada por Miranda y hoy en manos de sus hijos Andrea y Mariano, afronta un nuevo desafío: mantener el nivel de producción y la estructura del negocio en un momento muy particular del país, y especialmente difícil para este mercado. “La pandemia golpeó a la industria, una industria que de por sí es estacional con lo cual tiene un movimiento distinto al resto. El cierre de clases presenciales generó una caída en la demanda. Pero, afortunadamente, pudimos hacerle frente a esta situación sin necesidad de reducir nuestra estructura. Todo un logro en estos tiempos” explica Mariano Miranda, director de Tecnografic. “Nuestra práctica comercial fue y es la columna vertebral de nuestro crecimiento y es lo que nos posibilita seguir operando en un contexto complejo”, agrega.

Un emprendimiento familiar que pudo mantenerse gracias al esfuerzo y trabajo (Crédito: prensa Tecnografic)
Un emprendimiento familiar que pudo mantenerse gracias al esfuerzo y trabajo (Crédito: prensa Tecnografic)

La empresa no sólo continuó con la producción (gracias a rigurosos protocolos que garantizan la seguridad de todos los empleados), sino que mantuvo el plan de inversión en tecnología. Las últimas incorporaciones para la línea de productos de papelería fueron una cosedora, una entapadora y una espiraladora. Todo esto fue para mejorar la calidad de los productos que ya se venían realizando y sumar otros, adaptados a las necesidades de los clientes y la demanda del sector. Por su parte, para la marca Tintoretto, que fabrica productos químicos escolares, se adquirieron inyectoras, sopladoras y el reactor que les permite hacer un proceso de adhesivo vinílico, lo que mejora sustancialmente los costos. “Siempre tuvimos muy en claro que la inversión en tecnología era necesaria para poder sobrevivir en un mercado chico y muy competitivo. Como en todos los rubros, el mercado evoluciona constantemente y tenemos que estar a la altura. La tecnología nos permitió optimizar los tiempos de la producción y mejorar la calidad de los productos, aún en tiempos de pandemia” suma Mariano.

Parte de la producción durante la pandemia se destinó a la creación de una nueva línea de regalería de cuadernos con una gran variedad de tapas y formatos, que pronto estarán disponibles para la compra. Además, en su 50 aniversario, la empresa está ampliando su portfolio de productos para oficinas: “Siempre vamos por más. Así como en el 2010, con nuestras marcas de papelería ya afianzadas, incursionamos en el mundo del plástico y lanzamos Tintoretto, hoy estamos por lanzar una edición premium de biblioratos que podrán comprarse en set con libreta y cuaderno a tono” comenta entusiasmada Andrea.

“Mantenemos el espíritu con el que nuestro padre forjó la empresa en sus comienzos: inversión constante en tecnología y desarrollo de nuevos productos; aun en tiempos difíciles” destaca Andrea. Admite que conocer el detrás de los inicios de Tecnografic para ellos es inspirador. Saber todo lo que transitó su padre, el esfuerzo que le significó y las cosas a las que renunció para hacer realidad su sueño, los enorgullece e incita a seguir sus pasos. “Sabemos desde chicos que siempre es posible hacer algo con lo que la vida nos pone enfrente. Pasamos muchas crisis, y sabemos que vendrán más, pero estamos seguros que también vamos a poder hacerles frente y aprender de ellas”, concluye Andrea.

Dueña de las marcas Triunfante, Potosí, Tintoretto y Mis Hojas, Tecnografic tiene una superficie de más de 12.000 m2 entre sus oficinas comerciales, centro de distribución y la fábrica ubicada en La Tablada. Además, su portfolio de productos cuenta con la certificación ISO 9001.

Las mejores historias para contar tienen que ver con la superación, el coraje y el esfuerzo. Jorge Miranda tiene una vida con todos esos condimentos que la hacen atractiva y motivadora. Medio siglo de esfuerzo que, finalmente pudieron ver sus frutos.

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