Cada año se producen alrededor de 55.000 accidentes cerebrovasculares en Argentina. Este país cuenta con un lamentable registro: 2 de cada 100 personas mayores de 40 años sufrieron un ACV. Pero, ¿qué es realmente un accidente cerebrovascular y cómo se produce?
Reconocido como ACV, un accidente cerebrovascular sucede cuando se detiene el flujo de sangre a una parte del cerebro. Si el flujo de sangre se detiene, el cerebro no recibe nutrientes ni oxígeno y las neuronas pueden morir. Existen dos tipos de ACV. Por un lado se encuentra el isquémico, que se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre al cerebro se obstruye por un coágulo; por otro lado, el hemorrágico, que es el que se produce cuando un vaso sanguíneo del cerebro se rompe y provoca que la sangre se escape y acumule en el cerebro.
Los ACV isquémicos constituyen la mayoría de los ACV ya que el 80% son isquémicos y el 20% son hemorrágicos. El accidente cerebrovascular es la cuarta causa de muerte y la primera de discapacidad en la Argentina.
Es una carrera contra el reloj en la que cada minuto es fundamental. Desde que comienzan los síntomas mueren 34.000 células cerebrales por segundo. Es por eso que el tratamiento a tiempo es lo que marca la diferencia en la recuperación y la calidad de vida después del episodio. El pronóstico del paciente depende, sobre todo, de la velocidad con que es tratado. Cuanto antes se lo trate, el pronóstico del paciente podrá modificarse y tendrá menor posibilidad de morir o sufrir secuelas neurológicas.
La Iniciativa Angels fue lanzada por la compañía farmacéutica Boehringer Ingelheim en Europa en 2016 y en 2018 arribó a Argentina. Desde sus inicios, esta iniciativa trabajó con el acompañamiento de las sociedades científicas más prestigiosas del mundo vinculadas al ACV como la European Stroke Organisation o la World Stroke Organisation, entre otras.
La Misión de la Iniciativa Angels es promover la creación de una red de instituciones preparadas para brindar la mejor calidad de atención posible a los pacientes que sufren un ACV. Para eso, Angels cuenta con distintos recursos que, en gran parte, están dirigidos a generar en la población la concientización de cuáles son los posibles síntomas de un ACV y que sepan que, de presentarse alguno de estos síntomas, deben llamar inmediatamente a un servicio de emergencias médicas, sin dilación, sin perder tiempo.
Muchos de los recursos de la Iniciativa Angels también están dirigidos a apoyar la formación continua del personal de salud. En la actualidad se está lanzando un curso con modalidad on line diseñado para mejorar la capacitación de los profesionales involucrados en la atención de pacientes con accidentes cerebrovasculares. Este curso es fruto de un acuerdo de cooperación entre Angels y la American Heart Association (AHA), una de las sociedades científicas más prestigiosas del mundo, y está dirigido a todos los médicos del país que quieran participar. Cabe mencionar que el mismo es gratuito.
Para más información acerca de este curso y de todos los aspectos vinculados a la Iniciativa Angels, se puede ingresar aquí.
La pandemia y sus repercusiones en los accidentes cerebro vasculares
Durante la cuarentena de 2020 hubo una marcada disminución de consultas, estudios, diagnósticos e intervenciones terapéuticas para las enfermedades no transmisibles que ocasionan cada año el mayor número de muertes en el país: cardiovasculares, encéfalovasculares y cáncer. Si se realiza una comparación entre abril 2020 con el mismo mes pero de 2019, prácticamente todos los indicadores cayeron entre un 50 y 75%.
El ACV es la primera causa de discapacidad en Argentina. Una reacción a tiempo puede disminuir secuelas y salvar una vida. Ante la aparición del primer síntoma es indispensable actuar con velocidad y llamar al servicio de emergencias. Cada minuto que un paciente con un ACV agudo no es tratado, pierde más de 2 millones de neuronas, aumenta el riesgo de discapacidad y de muerte.
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Por eso, la preocupación de la pandemia del COVID-19 es doble. La celeridad es clave para poder lograr una recuperación. Que el miedo al contagio deje de lado otras patologías tan graves como el ACV preocupa y mucho. Cada segundo cuenta.