Enseñar a enseñar: así es la vida del argentino que se convirtió en uno de los mejores instructores de esquí de Latinoamérica

Tras una temporada sin precedentes, comenzó la nueva normalidad en Esqui Xtreme, la escuela de Esquí y Snowboard más importante del Cerro Catedral de Bariloche

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“Mi oficina son las montañas pero la corbata la reemplazo por la campera, los guantes y mis esquíes”. Así define su trabajo el argentino Pablo Arismendi, destacado Instructor de Instructores, Examinador y Demostrador de esquí. Desde 2001, es dueño de Esquí Xtreme, la mejor escuela de esquí y snowboard de Latinoamérica. Pablo viaja desde hace años por el mundo representando a la Argentina como profesor de cursos y eso le permitió convertirse en uno de los máximos referentes en la industria del esquí de Argentina.

Por su labor y por ser considerado un líder entre sus clientes, deportistas expertos, colegas y estudiantes, Pablo fue reconocido como uno de los tres mejores Instructor de Instructores, Examinador y Demostrador de la Asociación Argentina de Instructores de Esquí y Snowboard y Pisteros Socorristas - AADIDESS, la mejor asociación de esquí de Latinoamérica.

Además de enseñar, en el año 2001 Pablo decidió fundar la Escuela Esqui Xtreme en el cerro Catedral de San Carlos Bariloche. Su academia, está catalogada como una de las mejores en este deporte en el cono sur, y se trata de la única escuela certificada a nivel nacional por la Secretaría de Turismo de la Nación, como Prestadores de Servicios de Excelencia en el programa Buenas Prácticas.

Pablo descubrió su vocación y que su lugar en el mundo eran las pistas de nieve cuando era un niño y eso le permitió, 30 años después, llevar su profesión al esplendor y examinar a muchos instructores, dando a conocer el nivel del esquí argentino en muchos países del mundo.

Luego de una temporada de invierno que no tuvo precedente histórico alguno, en donde el turismo nacional e internacional estuvo suspendido y el acceso a los cerros blindado a los residentes locales, la actividad turística característica de Bariloche comenzó a reactivarse.

“Enseñar a dar clases no es una tarea fácil. Lo que nosotros transmitimos son sensaciones, y debemos adaptarlas a los diferentes tipos de clientes. Para poder entender una sensación uno debe explicarla de varias maneras diferentes para que el alumno en algún momento procese esa información y pueda trasmitirla a los pies”, explicó Pablo sobre las dificultades de formar a profesionales que, como él, puedan ayudar a novatos en la nieve.

Además de ser un representante argentino de este deporte en el mundo, Pablo ha supervisado a muchos de los instructores que actualmente dan clases tanto en Argentina como en muchos otros centros de esquí del mundo.

“Es algo vital que mis alumnos como futuros instructores, deban entender desde el inicio, que el alumno se encuentra en un medio totalmente diferente, y que aprender debe ser una experiencia grata, distendida con la mayor seguridad y diversión, para que ese acercamiento a la nieve de sus propios alumnos sea gratificante e inolvidable”, reveló sobre sus claves para la enseñanza.

Pablo fue uno de los pocos argentinos que logró expandir su pasión a los centros de esquí más exclusivos del mundo como Aspen, las pistas francesas de Courchevel, las suizas de St. Moritz o las italianas de Cortina D’Ampezzo. El secreto para lograrlo fue, según él, darle la misma importancia tanto al expertise en la enseñanza de la técnica y la metodología como a la confianza con el cliente.

“En mis 30 años de experiencia, creo que he sabido entender a todos los tipos de clientes con sus necesidades. Eso me ha llevado a trabajar con consumidores muy selectos y exclusivos y a mis habilidades como instructor les he incorporado las de ser un organizador de todo tipo de eventos, manager, coordinador del viaje y un compañero”, concluyó.

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