María Julia Oliván: “Tenemos que empezar a difundir que todos nos podemos enriquecer con el otro”

En esta entrega de “Vení que te leo”, Alejandro Finocchiaro entrevistó a la periodista y conversaron en torno a la necesidad de celebrar las diferencias

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María Julia Oliván con Alejandro Finocchiaro - Vení que te leo - #Podcast

A veces, las cosas toman un orden distinto al natural. En este caso, los roles se invirtieron y Alejandro Finocchiaro asumió el rol de entrevistador y la periodista María Julia Oliván, el de entrevistada.

Como ministro -fue el responsable del Ministerio de Educación a nivel nacional entre 2017 y 2019-, Finocchiaro respondió muchas veces las preguntas formuladas por Oliván. Esta vez, y a través del podcast “Vení que te leo”, la situación motivó un diálogo profundo en el que se puso de relieve la importancia de celebrar al que es diferente. María Julia es madre de Antonio, un niño que padece un Trastorno del Espectro Autista y en el reportaje se refirieron al tema.

Después de los episodios con Mark Kent, Mateo Salvato y Federico Andahazi, esta es la cuarta entrega de un ciclo en el que la conversación es la protagonista y el respeto marca el ritmo y las pautas de un intercambio entre Finocchiaro y personalidades de distintos ámbitos. Así, queda en evidencia que, entre las personas, “tenemos más puentes de lo que nos imaginamos”.

“Siendo ministro descubrí a una mujer, a una madre, preocupada por la educación inclusiva, no solo por cómo eso impactaba en su familia, sino por todos”, introdujo Finocchiaro antes de presentarla a María Julia y, a continuación, leyó un texto de la periodista, en la que se definía como una persona “en construcción”.

“Soy periodista. En los medios hice todo: escribí, hice tele, luego radio, después tele y ahora, de nuevo, estoy en radio. Cuando estoy al aire o frente a una cámara, me siento como un pez en el agua. Viajé y volví, viajé y volví. Para mis crónicas y relatos, dormí con gente en la calle, con locos en manicomios, con gendarmes en el medio del monte, en los pasos de frontera, con okupas en Madrid, con refugiados en Melilla -en el norte de África, que limita con España-, con cocaleros en Bolivia y con piqueteros en todo el país. Entrevisté a chicos presos con sus madres, asesinos sueltos, a políticos valiosos y de los otros. A jueces, escritores, ladrones, narcos y a los empresarios más poderosos. Conocí, en todos lados, gente increíble. Y me nutrí de esas historias, ricas y sabrosas. De mí, puedo decir que ahora soy mucho mejor mujer y mucho mejor periodista, soy mucho más dócil y sabia, mucho más paciente y reflexiva, más aplomada y templada. Pero todavía estoy en construcción”.

A continuación, algunos de los mejores momentos de la conversación:

"Estoy en un momento de mi vida en el que yo pensaba: “¿Por qué me cuesta encontrar esa fuerza que tenía a veces o que encontraba más fácilmente antes? Cuando tenés una personita que depende de vos, que es mi hijo, vos podés ayudar y acompañar, pero la persona es otra. La etapa de la construcción es darme cuenta de que las fuerzas de uno, a veces, no son las suficientes para algunas circunstancias. Uno puede rearmarse, salir adelante y conquistar un montón de cosas cuando todo depende de uno. Pero hay cosas que son inmanejables en la vida”.

“La discapacidad, me parece, es una de las cosas más olvidadas. La diversidad de género, la diversidad de ideas -más allá de que se respeten o no-, se sabe que son algo a respetar. Ahora, con respecto a la discapacidad o también al autismo, no lo es tanto”.

“En general, la gente escapa, huye de las personas que tienen algún desafío”.

“Hay que vencer el prejuicio de suponer que nadie con una discapacidad o una diferencia nos puede enseñar algo, nos puede dar una lección o nos puede enriquecer. Es un prejuicio que hace que sea más pobre una sociedad de personas diferentes. Es el prejuicio de pensar: ‘¿qué me va a enseñar este, si no puede caminar?’. Quizás te puede enseñar un montón de otras cosas que no podés percibir o no te detuviste a observar. Todos tienen experiencias de vida distintas. Tenemos que empezar a difundir que todos nos podemos enriquecer con el otro, sea como sea”.

“Un gran problema que tenemos como país es la burocracia del estado. Somos un país que tiene leyes de avanzada y progresistas, pero que son frenadas, como las intenciones, como un montón de debates y cosas que suceden, y por algún motivo no se pueden poner en práctica. Hay como una gran burocracia del estado que dice hasta dónde podemos llegar. ¿Por qué no somos una gran potencia? Andá a hacer crecer el país con el sistema como está compuesto ahora, con el estado como funciona ahora. Es todo muy pesado como para generar un gran cambio. El estado y las instituciones son poco ágiles. Los cambios no pueden motorizarse con algo tan pesado”.

“Espero que nos avivemos, de alguna manera, que la diversidad nos enriquece a todos y así a todos nos va a dar ganas de convivir con gente diversa, diferente y no tenerle miedo a las diferencias”.

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