Cuando cumplió 12 años un amigo le regaló una vieja tabla de blanca, que por los años había adquirido un tono amarillento. Estaba rota, quebrada, pero eso no le impidió al joven Erikson Ortiz, hoy, de 20 años, lanzarse al mar abrazado a ella. Lo que sintió, arriba de ese pedazo de madera, fue una emoción tan fuerte que lo marcaría para siempre.
En ese primer instante, nació su pasión por surcar los mares como un pez de superficie. Emergió un amor obsesivo por las enormes olas, esas que a otros los harían retroceder aterrados. “Fue la mejor sensación del mundo”, reconoce Erikson, de pocas palabras, a Infobae.
Por ese entonces, el pequeño surfista se mudó con su familia a la Playa La Perla. Allí, como todo adolescente, comenzó a hacer amigos quienes lo incentivaron a meterse en el ámbito del surf. Lo que ellos no sabían, es que iban a ser cruciales para que Erikson fuera construyendo su vocación. Y sin darse cuenta entró en el sendero que lo llevaría a convertirse en uno de los atletas más reconocidos del país.
“Todos los días salía del colegio, agarraba la tabla y me iba a surfear”, relata Erikson. Su conexión con el mar fue instantánea y sería indisoluble. Cuando terminó el bachillerato, comenzó a dedicarse enteramente al surf. Quería ser un profesional del deporte. Parte de su familia no estaba de acuerdo. Sentían que estaba perdiendo el tiempo en vez de estudiar. Pero tuvo el apoyo más importante: el de su mamá, María del Carmen: “Ella era la única que me apoyaba. El problema con el surf, es que no tiene el reconocimiento que debería. La gente cree que el surf es algo para vagos y mi papá tiene esa visión. No me lo tomo mal porque entiendo que dedicarse a esto tiene mala prensa, pero a mí no me interesa. Voy a seguir entrando al mar, voy a seguir profesionalizándome y persiguiendo mi deseo”, dijo enfático.
Dentro de ese camino, el joven surfista tuvo la oportunidad de representar a su país, El Salvador, tres años atrás. Tenía 17 años, cuando desde la Federación Salvadoreña de Surf, lo contactaron para viajar a Nicaragua para competir en equipo. La performance fue tan espectacular que lograron quedar terceros. El prestigio de El Salvador quedó casi en lo más alto del podio. Al punto que, por su actuación, el actual presidente de su país, Nayib Bukele, quiso conocerlo y lo invitó al despacho de la alcaldía de San Salvador. “Sin dudas fue la mejor experiencia que tuve. Fue un sueño hecho realidad. Sentí mucha emoción por el hecho de representar a mi país”, confesó emocionado.
Erikson está hoy dentro de los cinco mejores surfistas de su país y se encuentra peleando por un lugar en el próximo Mundial que se llevará a cabo en El Sunzal, otro de los destinos turísticos más atractivos de El Salvador.
El joven surfista, que vive en una casa con su hermano, Siken, no pierde el norte. Su rutina diaria es siempre la misma. Se levanta, toma una de sus cuatro tablas y se dirige a la playa. Nada lo detiene. Ni siquiera la pandemia: “Estuve más de una semana sin practicar y sentía que me faltaba algo. Estaba desesperado por entrar al mar de nuevo, así que empecé a entrar con la tabla a escondidas”, le comentó a Infobae entre risas, “Cuando se dieron cuenta de que había vuelto a practicar, no me dijeron nada y me dejaron seguir”.
Erikson, que remonta olas de hasta 10 metros, habla de las increíbles playas de El Salvador con un cariño particular. Al fin y al cabo, este es el lugar que lo vio nacer y consagrarse como un atleta del mar. Las costas de este país son reconocidas por ser ideales para practicar surf, además de poseer un mix de belleza donde la densa vegetación danza con el océano.
La ola perfecta
Las olas, protagonistas también de esta historia, se caracterizan por ser puntas de derecha -esto significa que cuando la ola llega al surfer, romperá hacia la derecha-, y largas de montar: “Podés estar un minuto parado en la ola, montándola. Esto es lo que al surfista más le gusta, porque la ola no se cierra y tiene mucho recorrido”, destaca la joven estrella del surf.
Acá en El Salvador tenemos olas perfectas, de clase mundial. No conozco lugar en el mundo que sea tan espectacular a la hora de practicar surf”
¿Cuál es la mejor temporada? Sin dudas, en invierno. Esta época que va de mayo a octubre se caracteriza por ser la más lluviosa, a diferencia del verano que es la “temporada seca”. Durante el invierno, los surfistas profesionales pueden encontrar olas enormes para practicar tubos y aéreos. Luego, en verano, las olas son más chicas pero sea el mes que sea, nunca desaparecen del mar salvadoreño.
En poco más de un mes, Erikson descubrirá si será parte del equipo que participe del próximo Mundial de Surf. Solo cuatro hombres clasifican en la competencia. Mientras tanto, su rutina en el mar continúa. Se despierta a las 6am, se prepara, toma una de sus cuatro tablas y parte camino al mar para disfrutar de “la mejor sensación de la vida”. Una sensación que comenzó hace ocho años y que desea continuar experimentando por siempre. Erikson Ortiz va camino a convertirse en algo que, a muchos, la vida le niega: ser profeta en su propia tierra.
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