La arteriosclerosis es el endurecimiento de las arterias, es decir, el envejecimiento de las paredes arteriales. Desde que la persona nace, e incluso dentro del vientre materno, las arterias comienzan a endurecerse progresivamente. Este envejecimiento puede darse de manera acelerada, conocido médicamente como EVA (envejecimiento vascular acelerado). En esa línea, el estudio “Óptimo” arrojó resultados sobre las conductas y salud vascular de los jóvenes.
En diálogo con Infobae, Carol Kotliar, doctora en medicina (MN 77156) y directora de la investigación, explica que el estudio realizado a 1416 voluntarios de 12 países de Latinoamérica demostró que 1 de cada 5 personas entre 20 y 30 años tenían envejecimiento prematuro de las arterias. La diferencia radicaba entre unos 6 y 8 años más con respecto a la edad cronológica.
Ahora bien, ¿qué consecuencias trae aparejado este resultado? En primer lugar, esa brecha que existe entre la diferencia de edad cronológica con respecto a la salud vascular comienza a crecer con el paso del tiempo. Es decir, si las personas de entre 30 y 40 años concurren al médico, miden su elasticidad arterial, y en consecuencia conocen su situación cardiovascular, con esto ya se podría establecer y prevenir el riesgo de sufrir un ataque cardíaco en los próximos 10 o 20 años.
¿Qué enfermedades se pueden prevenir? Según detalla Kotliar, en primer lugar, el ataque cardíaco, que es el infarto de miocardio; como así también la demencia, el accidente cerebrovascular, el Alzheimer, y controlar la hipertensión arterial
“El mejor examen que se hace hoy en día se llama distensibilidad arterial que mide cuán elástica es una arteria mediante la velocidad que tarda el flujo de sangre en la arteria en recorrer una distancia. Se usa prácticamente como un tensiómetro, la persona no siente más que eso. Con este estudio se puede realizar la prevención. Trabajar sobre el envejecimiento prematuro de las arterias es prevenir”, asegura la también directora del Centro de Hipertensión Arterial del Instituto de Cardiología del Hospital Universitario Austral.
“La edad promedio de infartos en la Argentina, expresada por la Sociedad Argentina de Cardiología, es de 61 años. Ese infarto empezó 20 años antes”, destaca Carol Kotliar
Qué es el riesgo cardiovascular intermedio
El riesgo cardiovascular intermedio remite a las personas que cuentan con entre 7.5% y 20% de posibilidad de tener un ataque cardíaco o un ACV en los próximos 10 años. El riesgo intermedio lo pueden padecer hombres que tienen más de 55 años y tienen 1 factor de riesgo cardiovascular; las mujeres que tienen más de 65 y cuentan con 1 factor de riesgo cardiovascular; las mujeres con más de 60 años con 2 factores de riesgo cardiovascular; o cualquier persona menor a 55 años que tenga dos factores de riesgo cardiovascular juntos.
Los factores de riesgo son: la presión arterial alta, el tabaquismo, el sobrepeso, el azúcar en sangre alta, la historia de algún familiar que murió por una causa cardiovascular antes de los 55 años, el índice cintura-cadera mayor a 0.85 en mujeres y 0.94 en hombres, el sedentarismo o el colesterol malo (LDL) alto en sangre.
El índice cintura-cadera se toma con base en la medida de la cintura en centímetros dividido la medida de la cadera en centímetros. En la mujer esto debe ser menor a 0.85 y en el hombre menor a 0.94.
“Hay tres cifras que todo el mundo debería controlar periódicamente: la de la presión arterial (ideal entre 120/70 y 130/80 mm Hg), la del colesterol y la del azúcar en sangre”, señala Kotliar
Y tres acciones: una alimentación saludable, no fumar y practicar actividad física. En cuanto a la actividad física esta se divide en actividad física y conducta sedentaria. Esta última remite a pasar horas mirando televisión o frente a las pantallas de los dispositivos sin realizar ejercicios que pongan en movimiento al cuerpo. “El hombre no está hecho para estar acostado o sentado tantas horas. Lo ideal sería 150 minutos a la semana distribuidos en 4 días. Mucho mejor para evitar otros riesgos es 60 minutos por día”, remarca la especialista.
En cuanto al alcohol, este tiene un comportamiento especial en relación a la prevención de las enfermedades cardiovasculares. “Tomar nada de alcohol no es tan bueno y tampoco tomar mucho. Una cantidad leve de alcohol puede colaborar a la salud vascular. De 1 a tres días por semana, un vaso de alcohol, por ejemplo de vino, podría ser beneficioso para la salud cardiovascular”, indica la también editora nacional de Hypertension.
“Hay 3 grandes problemas en la Argentina: el exceso de sal (el promedio es casi 10 gramos por día cuando debería ser máximo 5.5 gramos por día), exceso del consumo de alcohol pero sobre todo de bebidas blancas, y el exceso de café”, resume Kotliar
La salud cardiovascular de cara al futuro
En pacientes que tenían riesgo cardiovascular intermedio, distintos estudios médicos mostraron que al recibir una indicación médica y un tratamiento de cambio de estilo de vida, no adherían necesariamente al tratamiento o no lo hacían en el rango de tiempo estimado. “El problema, a veces, de estos tratamientos es la adherencia de la persona. Durante un tiempo toman una pastilla, pero cuando hay que tomar dos suelen abandonar los tratamientos al cabo de poco tiempo. Lo que se vio es que combinar medicamentos en un solo comprimido redujo casi 30% el riesgo de que se presenten estos eventos”, concluye la doctora.
Hábitos como la alimentación saludable y el ejercicio regular, en conjunto con una actitud positiva frente al sedentarismo y/o el tabaquismo pueden representar grandes novedades en la prevención de enfermedades cardiovasculares futuras. Asimismo, la consulta médica y los exámenes periódicos recomendados por los especialistas indican cómo progresa la salud de las arterias a través del tiempo.