La primera idea que se viene a la cabeza al hablar de robots, se asemeja a aspiradoras inteligentes, androides que vigilan que el distanciamiento social se cumpla y, más recientemente, asistentes a partidos de fútbol en Japón que simulan ser la hinchada. Sin embargo, hoy estas máquinas son un elemento fundamental en diferentes industrias a lo largo del mundo.
Según la Federación Internacional de Robótica (IFR, por sus siglas en inglés) las empresas que más utilizan esta tecnología están relacionadas a automotrices, metalúrgicas y, por supuesto, la industria electrónica.
Con más de 384 mil ventas de este tipo de robots a nivel mundial en 2018, la distribución del trabajo en las fábricas cambió drásticamente.
Según el mismo reporte ya hay más de dos millones y medio de autómatas en las diferentes industrias
En el sur de la Argentina, en Tierra del Fuego, se produce el 95% de la electrónica que se compra en el país. Desde celulares, televisores, microondas, acondicionadores de aires, hasta electrónica para los automóviles, las máquinas autónomas son una pieza fundamental dentro de las 29 fábricas que se distribuyen entre Ushuaia y Río Grande.
Los robots se utilizan en todo el ciclo de producción: desde cortar carcasas de metal e insertar componentes en miniatura en placas, hasta hacer inspecciones de calidad y embalar productos ya aprobados para la comercialización.
Los “cobots”, la fórmula que crece en todo el mundo
En la industria 4.0 una tecnología que se destaca por encima del resto son los “cobots”: los robots con capacidades industriales diseñados para trabajar codo con codo con las personas. El objetivo es que estos dispositivos liberen a los trabajadores de las tareas monótonas y repetitivas para que pasen a realizar otras funciones más calificadas y estratégicas.
El equipo de ingeniería de la fábrica de Fapesa en Tierra del Fuego, destacó la importancia de incorporar robots para agilizar y facilitar la tarea de los trabajadores: “Tenemos un robot que verticaliza televisores. Vienen acostados en una banda de armado y la máquina los levanta y los deja listo en una tabla para el testeo eléctrico”.
Este robot, que puede levantar hasta 220 kilos, mueve televisores de 43 a 70 pulgadas y agiliza la producción. Con la capacidad de levantar y mover hasta mil aparatos por día, estos autómatas son una parte fundamental de la operatoria de la fábrica.
El montaje de las placas electrónicas requiere colocar de manera rápida y precisa objetos pequeños y frágiles. Los robots se encargan también de estas tareas junto a trabajadores humanos, como montar diferentes tipos de elementos en una placa base y elegir el componente correcto en cada caso.
También en líneas de producto como acondicionadores de aire, los autómatas pueden tomar tareas simples pero pesadas para el hombre. “Uno de los robots que tenemos hace algo muy simple, pero que es complejo para la espalda de nuestros empleados”, destacó Matías Mengolini, gerente de planta de Newsan. El robot que tienen en la fábrica levanta los compresores de los aire acondicionados -que pesan más de 15 kilos- y los posiciona en una base.
“Los levanta perfectamente, muy milimétricamente y los pone en la base también muy exactamente, porque gracias a una cámara que tiene toma las posiciones del compresor y de la base y después los ubica en la línea de producción para que les llegue a los operarios”, agregó Mengolini.
Emiliano Páez, gerente de planta de BGH, destacó el uso de robots para poder facilitar trabajos pesados. “En nuestra fábrica contamos con un robot de paletizado, levanta una caja de aire acondicionado y lo pone en un palet de producto terminado. Actualmente puede levantar hasta 16 equipos de hasta 30 kilos”, indicó.
Los robots que se mueven solos por las fábricas
Una segunda categoría que tomó protagonismo en la industria es el auge de la robótica móvil autónoma, que contempla usos tan diferentes como transporte interno en fábricas, la gestión de almacenes y la asistencia a operarios.
Los robot autónomos móviles son otros de los dispositivos que fácilmente se encuentran en las fábricas de electrónica en Tierra del Fuego. Estas máquinas inteligentes no necesitan ni ojos, ni piernas, ni siquiera parecerse a un humano.
Los avances en sensores y tecnología de visión logran que estos robots -algunos grandes como un auto y otros tan pequeños como un microondas-, puedan moverse libremente por almacenes y fábricas, detectando y respondiendo a los movimientos de personas y objetos a su alrededor, sin la necesidad de una costosa infraestructura externa para moverse.
“En nuestra fábrica utilizamos este tipo de robots para transportar la materia prima de los televisores. Planifica de manera autónoma el circuito y ejecuta el plano de la planta. Tiene sensores, detecta elementos hasta a seis metros, toca bocina, para y arrastra hasta 500 kilos de manera totalmente automática”, explicó Carlos Velázquez, técnico de procesos de Grupo Mirgor.
El control de calidad asistido por robots
Uno de los aparatos que se pueden ver en la etapa final de la línea de producción en las fábricas son los sniffer: básicamente un brazo robótico con un pico en la punta que revisa soldadura por soldadura de la base de un aire acondicionado para chequear que no haya pérdidas de gas refrigerante. En caso de encontrar algún problema, rechaza el producto y lo manda al sector de reparaciones.
Como este ejemplo hay varios. Otros dispositivos autónomos buscan llevar al extremo la resistencia de los productos y asegurar que el aparato electrónico cumpla con todas las normas de calidad a nivel mundial.
La industria 4.0 llegó para quedarse y cada vez más industrias están sumando robots para poder hacer más segura la producción y que los trabajadores dejen de realizar tareas repetitivas y pesadas y pasen a ocupar un rol más estratégico y calificado en los procesos productivos.