Durante años, distintos mitos sobre cuál es el mejor momento para que los bebés dejen el pañal influyeron en gran medida sobre la decisión de los padres. En general, la mayoría de los niños logran abandonar el pañal entre los 18 y los 30 meses. No obstante, quitarlo antes de que el pequeño esté biológica y emocionalmente preparado, podría provocar frustración y molestia. Esto también, podría retrasar el proceso debido a que probablemente se convertirá en una batalla de voluntades entre bebés y papás.
Aunque los padres a menudo piensan en sus propios desafíos cuando intentan enseñarle a sus hijos a ir al baño solos, el proceso que atraviesa el pequeño durante el aprendizaje es aún más abrumador. Comprender la perspectiva del bebé ayudará a aclarar el rol como papá que enseña y ayudará al niño a lograr el éxito. Sin embargo, también es indispensable entender cuándo es el mejor momento para dar el siguiente paso en familia. A continuación, las mejores recomendaciones y pasos a seguir para que el bebé pueda abandonar definitivamente el pañal.
Preparación
Lo primero es conseguir una bacinilla, ya que muchos niños se sienten más seguros al comenzar con una que se apoye en el suelo en lugar de sentarse en el inodoro. Esto es menos atemorizante y le brinda la seguridad y el equilibrio que necesita al poder dejar sus pies en el piso.
Seguido de esto, colocar la bacinilla en un lugar que sea conveniente y donde el niño pase la mayor parte del tiempo. No necesariamente tiene que ser en el baño, puede mantenerse en un rincón en la sala de juegos, por ejemplo. Lograr un fácil acceso es importante al comienzo. Asimismo, hay que permitir que el bebé explore y se familiarice con el objeto.
Aprendizaje
En importante lograr que el niño practique sentarse en la bacinilla vestido, una o dos veces al día, permitirle que se levante cuando él quiera, ya que el objetivo debe hacerlo sentir cómodo. Además, los papás deberán otorgarle un reconocimiento cada vez que se logre un avance, debido a que cada paso del bebé, por más pequeño que sea y aunque no lo haya completado, es importante. Una vez que se manifieste cómodo al sentarse en la bacinilla vestido, la próxima clave es permitirle que practique sin ropa. Esto lo ayudará a familiarizarse con el concepto de desvestirse antes de ir al baño y le hará sentir el asiento en su piel.
Luego de unos días, cuando el niño haya hecho sus necesidades en el pañal, se deberá tirar los deshechos en la bacinilla de modo que pueda ver dónde debe ir. Es necesario explicarle dónde tiene que estar la orina y la materia fecal. Al mismo tiempo, los papás deben observar los indicios de las necesidades, ya que algunos bebés no lo dirán con palabras, otros gruñirán, harán gestos y se pondrán en una posición particular. Cuando esto suceda, se deberá preguntarle si desea ir al baño.
Otro mecanismo que ayudará a reforzar la idea es permitir que el pequeño vea a los papás sentarte en el inodoro y dejar que se siente en su bacinilla a la misma vez. Para los niños, es más fácil aprender a orinar si lo hacen sentados. Si lo hacen parados, puede ser que no quieran sentarse para hacer popó porque podría prestarse a confusión. Es de total importancia que también practique lavarse las manos con agua y jabón cada vez que se levanta de la bacinilla, incluso si no ha ido al baño.
Otra clave está relacionada con la vestimenta del bebé. Es decir, mantenerlo vestido con prendas que pueda quitarse con facilidad sin tener que desabrochar nada, como un pantalón, un vestido o una falda. Esto aumentará las posibilidades de lograr el éxito. De forma alternativa, se puede permitir que recorra la casa durante unos días sin pantalones.
Además, los papás deberán compartir estos pasos con otros familiares y personas que formen parte de la vida del bebé, como las niñeras o los amigos más cercanos. De esta forma, percibirá expectativas y apoyo consistente, lo que facilitará la transición.
Refuerzo
Uno de los mejores apoyos hacia el pequeño en esta etapa está vinculado a que los padres entiendan que puede cometer error, especialmente al principio. No deberán manifestarle enojos, ya que esto podrá interrumpir el proceso. En el caso que el pequeño se resista a hacer algo nuevo, probablemente sea porque no está preparado todavía. Simplemente, se necesita esperar e intentarlo nuevamente en un par de días o, incluso, semanas.
Una vez que la metodología haya tenido éxito durante algunos días, es menester que se de comienzo con la transición hacia el uso de ropa interior. Algunos niños se sienten más seguros con pañales o pantaloncitos de entrenamiento, otros no pueden esperar a usar la ropa interior de "niño grande". En el caso de que el niño tenga miedo a los ruidos del inodoro, los papás no deben obligarlo a que deje correr el agua, sino hacerlo cuando salga del baño. El miedo generalmente se va con el pasar de los meses.
Si bien la mayoría de los bebés logran controlar esfínteres en el período del verano entre los 2 y 3 años cada niño es único. El control de esfínteres es un hito evolutivo que se logra a lo largo de la vida, así como caminar, sentarse, descubrir los gustos de las cosas, entre tantas otras actividades. Pese a esto, dicho objetivo no se alcanza necesariamente a una edad determinada, ni tampoco los padres deben acelerarlo.
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