En los últimos meses creció la demanda por las cajas de seguridad y, en muchos casos, la demora por obtener una alcanza los seis meses. Además de no ser la opción más segura para el resguardo de valores, las entidades bancarias tampoco pueden satisfacer ese pedido del mercado. Ahí es donde las empresas privadas se vuelven un aliado indispensable para mantener a salvo distintas cosas de valor.
“Ingot es vanguardia en resguardo de valores”, aseguro su CEO, Juan Piantoni. “Hay mucha demanda y poca oferta de cajas de seguridad. El proceso para obtener una caja de seguridad en Ingot es muy rápido: el cliente no tarda más de 15 minutos en darse de alta. Lo único que se necesita es un servicio a su nombre y un DNI. Luego viene el proceso de registración biométrica del cliente”, agregó.
Con una vasta trayectoria en seguridad de valores, tanto en entidades bancarias como privadas, Piantoni conoce largamente el mercado y qué es lo que buscan los clientes a la hora de elegir el resguardo de lo más valioso: “Los clientes entendieron de a poco que hay una forma distinta de acceder al servicio, siguiendo la tendencia internacional: que las empresas privadas se dediquen exclusivamente al resguardo de valores, entendiendo que no es el core business de lo que es el sistema bancario”.
Inaugurada en octubre pasado, la casa central de Ingot está en pleno Microcentro porteño -Corrientes y Florida- y para acceder desde la calle hasta las bóvedas hay que atravesar 9 niveles de seguridad: “Muchos de nuestros clientes nos dicen ‘esto es de James Bond’ o ‘me siento Maxwell Smart’. Si bien son muchos anillos de seguridad, el proceso es muy ágil una vez que el cliente se da de alta. A través de su huella, el iris y el rostro, va accediendo a los distintos niveles; en varios de esos procesos, lo hace acompañado por personal nuestro, que los acompaña hasta el ingreso de la bóveda”, graficó Piantoni.
Piantoni afirmó que el principal competidor de Ingot no es otra empresa privada o los bancos, sino que es “el colchón”. “Es un tema cultural. Por una cosa de tradición, la gente siempre guardó ciertos valores en su casa, tomando un riesgo muy alto y sin tener en cuenta que con una inversión muy baja puede mantener sus valores a salvo. Por dar un ejemplo: una caja en la que pueden caber unos 250 mil dólares, mantenerla cuesta mensualmente menos de la mitad de un tanque de nafta”, detalló.
-¿Por qué creés que, culturalmente, las personas confían más en su “colchón” que en las empresas de resguardo de valores o los bancos?
-Creo que se trata de una cuestión de desconocimiento. Mucha gente cree que es algo muy aspiracional, que solamente las personas de gran poder adquisitivo pueden tener una caja de seguridad. La realidad es que cuando uno ve los valores de lo que cuestan los servicios, uno paga más por otras cosas que lo que se puede pagar por una caja de seguridad. Es una decisión que uno debe tomar de la misma manera en que uno toma la decisión de tener un seguro de hogar o de vida. Su valor tiene que estar asegurado en el lugar apropiado.
-Al ver los 9 niveles de seguridad con los que cuenta Ingot, se puede pensar que es imposible que sufran algún robo. ¿Cómo garantizan la seguridad?
-En seguridad no está bien dicho que algo sea “imposible”. Pero sí podemos decir que es prácticamente imposible. Lo que uno busca en seguridad es dilatar todos los tipos de procesos y buscar esquemas de seguridad tanto disuasivos, por un lado, preventivo, por otro lado, y activos en una tercera etapa. Nosotros venimos analizando el mercado hace tiempo: yo lo estoy estudiando desde 2012. La realidad es que se ha logrado un esquema de seguridad física, tecnológica, humana, protocolos y procesos que hoy hacen muy poco probable que tengamos todo tipo de eventos.
-¿Cuáles son las mayores innovaciones que Ingot incorporó al mercado?
-Tenemos la primera bóveda de arte en el país. Hasta hoy, el coleccionista de arte no tenía la posibilidad de resguardar sus piezas en un lugar adecuado, con control de temperatura y control de humedad, con la posibilidad de ver el cuadro cuando quiera sin mandarlo al exterior. También tenemos bóvedas de criptowallets, algo totalmente novedoso y con un potencial enorme.
Pero nuestra mayor innovación son las sucursales 100% robotizadas. Bajo la marca i24, en Argentina vamos a hacer sucursales en las que se podrán acceder prácticamente 24 horas. Ya hicimos una prueba que está funcionando muy bien en el Enjoy de Punta del Este. Nuestro servicio clásico es de 9.30 a 18.30 de lunes a viernes, y los sábados de 10 a 14. Y el servicio i24, dependiendo el entorno y la ubicación en la que se instale, va a ser de 8 a 22 horas, mínimamente. Y en algunos casos las 24 horas del día.