Es más que sabido que la preferencia por los productos orgánicos pasó de ser una moda a una tendencia elegida por muchas mujeres y hombres. Los ejemplos están a la vista: tanto las comidas, el veganismo, hasta los productos de cosmética son algunos de los representantes de esta “filosofía de vida” que se instaló en el mercado.
Y así lo demuestran los estudios e investigaciones cuando sostienen que esta vuelta hacia lo natural creció de manera exponencial en los últimos años. Las razones son varias: “Hay mayor conciencia ecológica y los consumidores cada vez prestan más atención a los productos que consumen”, afirma Brenda Fontana, cosmetóloga y store manager de Kiehl´s Argentina.
A esto, se le suma el factor de que el consumidor se vuelve más exigente y “presiona” a las empresas para que desarrollen productos que estén alineados con sus necesidades y hábitos de vida. Así, en el mercado se pueden encontrar cremas aptas para todo tipo de pieles: sensibles, grasosas, secas, etc. ¿Los productos estrella? Caléndula, cafeína, lavanda, palta, ananá, papaya, entre otros
Los beneficios para la piel
Primero y principal, es muy importante diferenciar lo orgánico de lo natural. Según la cosmeatra: “Cuando un producto se dice que es orgánico, significa que todos sus procesos de crecimientos se controlan y no se utilizan pesticidas, fertilizantes, además de llevar una certificación. Del otro lado, está lo natural: esto quiere decir que es un ingrediente que se extrae de la naturaleza pero que tienen un mínimo de procesos por los que pasa el producto para ser aplicados en la piel. Este proceso es necesario para eliminar los ingredientes dañinos y que puedan ser bien absorbidos por la piel”.
Además de convertirse en productos más armónicos para la dermis, le brinda mayor textura y perfume a la piel, disminuye la irritación y la alergia y, son productos más tolerados por todo tipo de pieles -hasta las más sensibles-
Dentro del amplio abanico que se puede encontrar en el mercado, Kiehl´s es la pionera en el desarrollo de productos naturales ya que desde 1851, año en que se creó la empresa con su primera sucursal en East Village al estilo de los boticarios de la vieja Europa, utiliza este tipo de productos con muy pocos conservantes para obtener el mayor beneficio y los mejores resultados.
La pulpa de fruta como la papaya y el maracuyá, la caléndula -ideal para pieles sensibles y rosáceas-, los extractos herbales, los destilados botánicos y aceites esenciales, semillas de durazno y palta son alguno de los tantos materiales derivados de la naturaleza que son tomados para desarrollar los productos.
¿Cómo reconocer un producto natural? tiene que estar elaborado con un 95% de productos naturales como mínimo, ya que la OIA sólo permite un máximo del 5% de ingredientes sintéticos para conservantes y ayudas de proceso.
Cada vez son más las personas que optan por este estilo de productos ya sea porque toman conciencia del impacto ambiental y la ecología o porque constatan los resultados en la piel al usar productos de calidad. Una tendencia que llegó para quedarse.